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Burócratas/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Si haces las cosas muy bien te pago; si las haces muy mal te pago igual”.

Javier Bonilla Castañeda

¿Cuántos burócratas tenemos en nuestro país, cuánto nos cuestan y cuántos somos los que los mantenemos? Éstas son preguntas fundamentales ahora que estamos discutiendo el presupuesto y la Ley de ingresos para 2005. Desafortunadamente, nadie parece preocuparse por ellas.

Según el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la federación para el ejercicio fiscal 2005, el año que viene habrá en nuestro país dos millones 884 mil 332 plazas en la administración pública federal. Esta cifra hay que tomarla, por supuesto, con un granito de sal. Como todos sabemos, en la administración pública una cosa son las plazas y otra muy distinta el número de personas que se presentan a trabajar. A través de pagos por honorarios y otros procedimientos, en la administración pública federal laboran muchos más de los que tienen plaza. Redondeemos, pues, la cifra de empleados de la administración pública federal en 3.5 millones de personas.

Sólo que la administración pública federal no incluye a todos aquellos que trabajan para el estado mexicano. Para empezar el personal de las universidades públicas no está incluido en esa cifra. Solamente la UNAM tiene más de 30 mil profesores. Si se añade el personal administrativo y el de intendencia, la cifra sin duda asciende a 50 mil. Pero están también las universidades de los estados, la Universidad Autónoma Metropolitana y otras instituciones autónomas. Podríamos estar hablando así, cuando menos, de 300 mil.

Los contribuyentes pagamos también sueldos y prestaciones al personal administrativo de los dos mil 445 municipios del país así como de las 32 entidades de la federación. Si bien nadie se ha tomado la molestia de contabilizar todo este universo de servidores públicos, bien podríamos calcular que son un millón adicional a los de la administración pública federal.

Si a todo lo anterior le agregamos algunos piquitos que sin duda se me escapan, podremos decir que el número de personas que trabaja para las instituciones gubernamentales en nuestro país es de alrededor cinco millones. ¿Es esto mucho o poco? Depende de con qué país nos comparemos. Algunos tienen ejércitos burocráticos muy amplios, sin duda superiores al nuestro, aunque cuentan también con un mayor número de contribuyentes cumplidos. Si consideramos que en nuestro país la evasión fiscal es un deporte nacional, encontraremos que el número de burócratas es muy alto en comparación con los pocos que realmente pagamos impuestos.

Muchos servidores públicos hacen sin duda un trabajo excepcional. Son gente honesta y que se esfuerza constantemente para dar un mejor servicio a los gobernados. Pero todos hemos tenido que lidiar con una burocracia que se resiste a hacer su trabajo de la manera debida. El problema, para citar a Javier Bonilla Castañeda en un artículo publicado en El Economista la semana pasada, es que los burócratas “contienden con una estructura de incentivos imposible: ‘si haces las cosas muy bien te pago; si las haces muy mal te pago igual’”.

Las historias de horror que se cuentan en los propios corredores de la administración pública nos revelan lo difícil de la situación. Es casi imposible despedir a un burócrata de base a pesar de que pueda haber cometido la peor de las negligencias o se haya comportado con la peor de las irresponsabilidades.

A final de cuentas el lastre mayor que tendremos que cubrir los contribuyentes por la existencia de este ejército de burócratas serán sus pensiones. Para el año que viene el Gobierno Federal está presupuestando 177 mil millones de pesos para el pago de pensiones de empleados del sector público. Esta es una cifra enorme y lo peor es que tiene un crecimiento exponencial. Tan solo de 2004 a 2005 el aumento será de 11 por ciento. Y la razón es que los servidores públicos se retiran en promedio poco después de cumplir los 50 años, en tanto que quienes pagamos impuestos para cubrir el costo de sus plazas debemos esperar hasta los 65 años, y eso si tenemos un empleo formal.

Frente a esos 177 mil millones de pesos que se pagarán en pensiones de servidores públicos el año que viene palidecen los 120 mil millones de pesos presupuestados para la Secretaría de Educación Pública o los 32 mil 843 millones de pesos que se dedicarán a Oportunidades, el programa de mayor éxito en el combate del principal problema de nuestro país: la pobreza.

Discrepancias

Según el presupuesto para 2005, el gasto de Pemex bajará 11.9 por ciento y el de la Comisión Federal de Electricidad 13.4 por ciento. En cambio, el de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro tendrá un aumento del 17.4 por ciento. Me imagino que debe haber una explicación lógica para esto, sólo que el presupuesto no la ofrece.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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