El autismo es un desorden cerebral complejo, más común en los varones, que interfiere con la capacidad del niño para comunicarse e interactuar con los demás.
WASHINGTON (AP) .- En un análisis parecido a un juego de vídeo, Michael Berman mueve sus pequeños pulgares mientras una máquina gigantesca toma una resonancia magnética de su cerebro, para revelar la forma en que el niño procesa la luz y el movimiento.
A los seis años, Berman es uno de varios niños sometidos a esta técnica avanzada de exploración, como parte de un esfuerzo para descubrir cuál es el defecto dentro de los cerebros afectados por el autismo.
El trabajo podría llevar a un diagnóstico más oportuno de este misterioso desorden neurológico, que no suele ser detectado sino hasta que el paciente tiene tres años o más, cuando buena parte del daño al cerebro en desarrollo habría ocurrido ya, según algunos investigadores.
El autismo es un desorden cerebral complejo, más común en los varones, que interfiere con la capacidad del niño para comunicarse e interactuar con los demás. Los síntomas pueden ser leves, como en el caso de Michael, o tan severos que el niño no puede hablar y parece sufrir un severo retraso.
Nadie conoce la causa, y no hay cura, aunque un intenso entrenamiento de la conducta puede aligerar significativamente los síntomas de algunos pacientes.
Como parte de la nueva investigación, científicos en Georgetown y en el Centro Médico Nacional Infantil comparan el comportamiento y las habilidades cognitivas de los niños con una serie de imágenes tomadas por un análisis, conocido como resonancia magnética funcional, que rastrea los cambios en la irrigación sanguínea para mostrar el funcionamiento del cerebro del paciente cuando realiza tareas.
La mayoría de los estudios anteriores se concentraba en los problemas emocionales y de comunicación más característicos del autismo. El investigador William Gaillard, del Centro Médico Nacional Infantil, dijo que los cerebros de esos niños son ahora explorados para rastrear los otros síntomas del desorden, como problemas sensoriales, de control motor, de planeación y de razonamiento.
Hasta ahora, sólo pacientes con síntomas leves pueden pasar por esta prueba detallada, debido a que hace falta su cooperación. Por ejemplo, Michael sufre el síndrome de Asperger: tiene excelentes talentos de comunicación y lee a los 2 años, pero sufre problemas de interacción y de otra índole.