París, (Reuters).- Un diplomático del Vaticano está haciendo campaña para que se reconozca la "cristianofobia" como un delito, ya que un odio similar al que existe contra los judíos y musulmanes está desatando preocupación entre activistas cristianos y diplomáticos que están trazando nuevas medidas de derechos humanos.
La discreta campaña, mencionada por primera vez la semana pasada por la Iglesia Católica, busca reconocimiento oficial de las Naciones Unidas y de otras organizaciones internacionales de que se trata de un caso de discriminación y persecución de cristianos.
La Santa Sede está ejerciendo presión sobre este asunto a pesar de dos reveses sufridos este año cuando la Unión Europea no quiso referirse a la herencia cristiana del continente europeo en la nueva constitución y rechazó a un católico tradicionalista como nuevo comisionado.
Al discutir los prejuicios religiosos, la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, con sede en Ginebra, habla de "antisemitismo, islamofobia y cristianofobia", términos que se supone sean aprobados este mes por la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
"Es obvio que hemos visto muchos países donde las minorías cristianas corren peligro, pero no creemos que ésta sea una forma adecuada para asegurar una protección", dijo Alessandra Aula, del grupo católico Franciscanos Internacionales.
"Lo que tememos es que ésta sea una forma de comenzar a erosionar los derechos humanos universales", dijo desde su oficina en Ginebra. "Luego tendremos a los budistas y a los sij, y a otros, reclamando derechos. ¿Dónde acabará esto?.
Esta campaña ha sido tan discreta que prácticamente se vino a conocer cuando el ministro de Relaciones Exteriores del Vaticano, el arzobispo Giovani Lajolo, anunció el viernes pasado que la Santa Sede estaba insistiendo en el asunto ante las Naciones Unidas.
"Debe reconocerse que la guerra contra el terrorismo, aunque sea necesaria, tiene como efecto colateral la diseminación de la 'cristianofobia' en grandes regiones del mundo", dijo durante una conferencia religiosa, organizada por Estados Unidos, en Roma.
El Consejo Mundial de Iglesias, que también tiene su sede en Ginebra y reune a más de 340 iglesias protestantes y ortodoxas de todo el mundo, dijo que no se le había consultado en este asunto.
"Siempre existe un riesgo con estas etiquetas", dijo el director de asuntos internacionales del Consejo Mundial de Iglesias, Peter Weiderud. "No es útil enfocar el asunto como una religión contra otra".
Funcionarios del Vaticano dijeron que no podrían permanecer impávidos mientras el Islam y el judaísmo cuentan con la atención especial de las Naciones Unidas, que exige informes regulares de varias naciones acerca de conflictos reconocidos oficialmente como una preocupación internacional.
