Con el Senado y la Cámara de Representantes de su lado y con la legitimidad de entrada –de la cual no gozó hace cuatro años-, de lograr la reelección con el voto popular, George W. Bush es sin duda, el hombre más poderoso del planeta.
Pero aún el Presidente del país que gracias a su poderío militar y económico marca la pauta sobre la que el mundo se mueve, tiene retos que afrontar. Diseñar una estrategia más concreta en Irak, reducir el exorbitante déficit nacional, darle un vuelco a la seguridad social y cohesionar a un país extremadamente dividido, son algunos de esos retos que determinarán el éxito o fracaso de sus próximos cuatro años, según los expertos.
Estados Unidos está dividido y lo prueba el hecho de que Bush obtuvo en las urnas algo más de 58 millones de votos, por 55 millones del senador John F. Kerry. Ayer, prometió trabajar en pro de la cohesión nacional, pero hace cuatro años prometió exactamente lo mismo, pero a decir de los demócratas, nunca actuó en consecuencia.
Sobre Irak, donde hasta el momento han muerto mil 100 soldados estadounidenses y las manifestaciones de rechazo popular entre los ciudadanos estadounidense crecen día a día, Bush no ha considerado ningún plan de repliegue a mediano o largo plazo, pero tampoco ha definido una estrategia concreta de cómo proceder en los próximos meses a fin de cumplir con su promesa de convertir a Irak en una democracia. Y quedan los pendientes de Irán y Corea del Norte, países que desarrollan programas atómicos y que han sido considerados dentro del “eje del mal” por los republicanos.
Sostienen analistas que Bush deberá hacerle frente a una de sus promesas en la campaña electoral de 2000: remodelar por completo la Seguridad Social y crear cuentas individuales de inversión, pero el ahora Presidente reelecto no ha detallado aún (cuatro años después) cómo procederá en este tema.
En fin, como dicen los estadounidenses, “Bush es el hombre”, nos guste o no al resto de los habitantes del planeta.