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Calma y diálogo hacen falta.../Hora Cero

Roberto Orozco Melo

Desde la toma de posesión del presidente Fox la Reforma Fiscal se convirtió en obsesión predilecta de éste y de su secretario de Hacienda. La reforma tendría que ser como ellos la soñaban y deseaban: radical y que exhibiera a los Gobiernos priistas como irresponsables de la exención del IVA en alimentos y medicinas...

Cuánto dolió a los ricos tener que pagar este impuesto y al mismo tiempo saber que los pobres, protegidos por el PRI, no lo pagaban.

Fox quiso cambiar las cosas: generalizar el pago del IVA, la tasa que se acordara pero sin subsidios ni excepciones. Los diputados del PRI y del PRD se lo impidieron. Luego los gobernadores, preocupados por el atraso en ingresos públicos que mantenía a México a la retaguardia de los países modernos, plantearon la reunión de la Convención Nacional Hacendaria, para conciliar un cambio. La convención concluyó sus trabajos presentando recomendaciones fiscales y económicas a los poderes Ejecutivo y Legislativo de la República; pero ahora el Gobierno Federal podrá aprovechar el viaje para cumplir su sueño y derogar el modelo vigente del IVA más la consecuente e injusta incorporación de las clases depauperadas al padrón general de contribuyentes.

Hace siete meses los gobernadores de los estados asumieron la responsabilidad de una Convención Fiscal ante las autoridades federales; de hecho, fueron los ejecutivos estatales y sus secretarios de Finanzas quienes más participaron en los debates que han desembocado en las citadas conclusiones. Lo cierto es que el eslabón más importante en la tramitología de las recomendaciones hacendarias es la Cámara de Diputados; la cual deberá convertirlas en normas jurídicas obligatorias. Habría qué ver si esto no va a quedar en veremos, pues en San Lázaro puede suceder: 1) Que las conclusiones se aprueben y se incorporen a la Ley de Ingresos del Presupuesto Federal; 2) que los diputados federales pasen por alto los resultados y todo siga como hasta ahora; o 3 ) que los legisladores integrantes de las comisiones de estudio de la Cámara Baja se aprieten las narices e ignoren, o nulifiquen bajo nuevos conceptos, el trabajo de la IV Comisión Nacional Hacendaria, como sucedió con la tercera, allá por 1947.

Un gobernador de Coahuila, don Braulio Fernández Aguirre, recomendaba a quienes enfrentaban obstáculos para resolver cualquier problema: “Si no puede brincar el cerro por en medio es mejor que rodee”. Eso hizo Fox para convertir el noble proyecto de la Convención Nacional Fiscal en la fórmula para sacar adelante su viejo propósito de incrementar el ingreso fiscal por medio de un IVA generalizado cuya mayor parte va a beneficiar al Gobierno Federal.

Pero el tiempo no está para pic-nics, ni el horno de las cocinas para bollos. Desde el Gobierno diariamente se producen agresiones contra la economía de las clases medias y bajas; subsiste un añoso desempleo que crece a cada momento (un solo banco, Banorte, despidió a mil 500 empleados de un plumazo) y no hay hora que no sepamos de apanicantes decisiones de cierre en las inversiones extranjeras y mexicanas. En el afán de obtener cada vez más prerrogativas, los inversionistas de fuera hacen guerra psicológica contra México, amenazando con retirarse del país de no aprobarse los cambios estructurales y legales que pretenden.

Andrés Manuel López Obrador, el jefe de Gobierno del DF, es también el engendro del doctor Fox––Frankestein que se puede convertir en una seria amenaza nacional con reacciones masivas ––ojo: no “más IVA”–– ante la tozuda insistencia foxista en defenestrarlo judicialmente. Por otra parte las clases obrera y campesina se muestran profundamente resentidas con el poder público. En este desierto de intolerancias no existe una sola voz autorizada, fidedigna y responsable que exponga ideas positivas y transmita sensatez y buenos consejos. ¿Es que todas las fuerzas políticas intentan conducir al país por la trágica senda que México tomó hace cien años? ¿Es que se busca usar la democracia obtenida por los votos del pueblo para instalar una indeseable anarquía que fatalmente nos lleve a la revolución y eventualmente a una dictadura militar?

Lastimadas las clases populares, encolerizados los servidores del IMSS y de otras instituciones de seguridad social, irritados los hombres del campo y paralizados los obreros, perturbados los empresarios ante la ausencia de proyectos gubernamentales que mejoren la situación nacional y den confianza a los inversionistas extranjeros, el desafuero de López Obrador podría convertirlo en líder natural de todas las inconformidades. ¿Este es el México que anhela el Gobierno de la República? Por favor, señores, calma y diálogo es lo que nos hace falta. Que alguien tome la iniciativa…

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