Mueren al menos mil 500 personas y millares quedan desamparadas.
AP
GONAIVES, HAITÍ.- Soldados de paz de la ONU custodiaban ayer la entrada a esta ciudad para impedir los saqueos de alimentos a camiones de ayuda humanitaria, mientras los médicos atendían a numerosas víctimas y cientos de pobladores pasaron la noche mojándose bajo la lluvia y haciendo fila para recibir comida.
Entre los pacientes atendidos en un hospital improvisado se encontraban 30 personas con heridas de bala que, según dijeron, fueron causadas en enfrentamientos por comida, expresó el doctor Jean Claude Kompas.
El general brasileño a cargo de la fuerza de paz de la ONU dijo ayer que necesitaba más del doble de los 3 mil soldados emplazados hasta ahora en Haití. Indicó además que estaban recibiendo poca ayuda local en la ciudad más afectada por la tormenta tropical “Jeanne”, cuyas lluvias torrenciales convirtieron a las carreteras en ríos y provocaron deslizamientos de tierra que derrumbaron viviendas.
Al menos mil 500 personas murieron y 300 mil quedaron desamparadas, 200 mil de ellas en Gonaives.
“Si tuviéramos ayuda de la policía nacional de Haití, posiblemente podríamos incrementar los puntos de distribución de asistencia”, declaró el general Augusto Heleno Ribeiro Pereira ayer, en una entrevista telefónica.
Dijo que “muchas personas padecen diarrea mientras que otras, entre ellas numerosos niños, tienen heridas infectadas, algunos con gangrenas y se realizaron al menos tres amputaciones en condiciones muy precarias”, señaló.
Muchas de las heridas fueron causadas por techos que cayeron o pedazos de metal escondidos entre el barro. La mayoría de los sobrevivientes caminan descalzos.
Un hombre al que le habían amputado una pierna el domingo en un colegio donde los médicos del Ejército argentino establecieron un hospital provisorio, murió ayer en la mañana.
En pocas horas, los médicos realizaron una cesárea a una mujer cuyo hijo nació muerto. No había electricidad ni agua corriente. Kompas, que viajó desde Nueva York para ayudar como voluntario médico en su país natal, dijo que junto con otro médico civil y algunos médicos militares argentinos no daban abasto para atender a los pacientes que esperaban.
Muchos de ellos tenían heridas abiertas que podrían llegar a ser gangrenas, indicó.
“No hay máquinas de rayos X, no hay suficientes antibióticos ni anestesia ... y tememos que la situación empeore”, expresó.
Anne Poulsen, del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, dijo que las agencias de ayuda humanitaria trabajaban contra reloj para llevar alimentos a las víctimas, incluso utilizando mulas.
El PMA y CARE International distribuyeron 120 toneladas de alimentos en los últimos tres días, suficiente para alimentar a unas 48 mil familias en un día, dijo.
Afuera de tres centros de distribución de alimento, cientos de personas se reunieron horas antes de que los trabajadores de ayuda humanitaria llegaran, con la esperanza de ser los primeros para recibir comida.
Miles de personas pasaron la lluviosa noche en las calles y en los techos de las viviendas inundadas.