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Capacidades diferentes| La ciudad es un obstáculo...

MARÍA ELENA HOLGUÍN

SON POCOS LOS ESPACIOS PARA LA GENTE CON IMPEDIMENTOS FÍSICOS.

Advierten escasa cultura de respeto a las personas con capacidades diferentes.

EL SIGLO DE TORREÓN

TORREÓN, COAH.- Cuando Javier Neri Ramírez estudiaba para técnico electricista, en la Escuela Técnica Industrial, ni siquiera tenía idea de lo que significaba depender de algo o de alguien: había aprendido a trabajar y ganar dinero desde los siete años, cuidando coches en la calle o de ayudante en una gasolinera.

“Cuando en la casa no te dan lo suficiente, te obligan a salir para buscarlo... eso fue lo que me ayudó a hacerme independiente”, expresa.

Pero los estragos en su organismo, provocados por los descuidos en su alimentación, le obligaron a dejar de trabajar, después de haberse recibido en 1990.

Una anemia aguda lo mantuvo postrado en una cama por más de tres años, al cabo de los cuales ya no pudo recuperar la vitalidad en su cuerpo y perdió la capacidad para desplazarse por su propio pie a unos pocos metros de distancia.

“Dejé de trabajar porque me sentía muy cansado, cuando me dio el agotamiento me quedé sin fuerzas y hasta las plantas de los pies se me doblaron, las rodillas y los dedos de las manos empezaron a sufrir deformaciones; si permanecí tanto tiempo en la cama era porque ni siquiera tenía la energía suficiente para levantarme”, recuerda.

Después de un tratamiento intensivo a base de vitaminas y otros medicamentos pudo mostrar cierta recuperación; los doctores le dijeron que hiciera un poco de ejercicio y se alimentara mejor, aunque desde hace más de un año que no ingiere suplementos porque no cuenta con servicio médico.

“Hasta hace poco tiempo un amigo me pagaba el Seguro, lo cierto es que de repente me siguen haciendo falta las vitaminas para sentirme mejor”.

Ahora, Javier tiene que desplazarse solo en una silla de ruedas para moverse de un lado a otro, cuando tiene que ir al sector Alianza a comprar piezas para los aparatos eléctricos que ocasionalmente le dan a arreglar, sorteando una serie de peligros con los camiones de pasajeros y automóviles.

“Al principio uno no se resigna ante la silla o el andador, después se vuelve tu compañera porque sin ella no puedes ir a ningún lado”.

Según percibe, la generalidad de la gente no tiene conciencia ni respeto a las personas de su condición, pues cada quien está envuelto en sus propios problemas “y es muy raro que algún desconocido te ayude a subir una banqueta, más bien los amigos o tu familia son quienes te echan la mano”.

En opinión de Javier, la ciudad no cuenta con las condiciones necesarias para que las personas con capacidades diferentes desarrollen una vida digna y normal como el resto de la gente: las rampas de acceso para las sillas de ruedas sólo están en el centro; no existe un transporte especial para ellos; carecen de servicio médico y apoyos para subsistir, como despensas, aunque el reclamo más sentido es la falta de oportunidades para desempeñar un trabajo.

“En la casa a veces le dicen a uno que no sirve para nada, es una situación deprimente porque tenemos toda la disposición para colaborar con el gasto de la familia, pero el Gobierno no nos apoya con empleos, todo depende de nuestro propio ánimo para hacer lo que podemos”, expresa.

Considera que la realidad es que los encargados de las empresas, no se quieren comprometer al contratar personas con capacidades diferentes, pues desconfían en los resultados y en ciertos lugares hay un rechazo muy marcado hacia ellos.

Javier va más allá cuando afirma que a veces, es necesario ganarse “a fuerzas” la confianza de la gente, cuando lo único que desea es ser visto como una persona normal, con deseos de salir adelante.

“Nuestra lucha es contra la enfermedad y contra la sociedad, porque nos ve como un estorbo y un problema sólo porque estamos enfermos... lo cierto es que no estamos echados a perder sino que tenemos el deseo de demostrar que todavía servimos, sería bueno que la gente comprendiera y nos brindara su apoyo, quizá un vaso de agua y una muestra de cariño”.

Expresa que para él, la vida es una carrera en cuyo camino estamos todos, aunque a diferencia de quienes no tienen un impedimento físico o mental, él y las demás personas con distintas capacidades tienen que luchar contra todo, de manera que la fortaleza deben encontrarla en sí mismos porque ya de antemano, es destructivo sentir el rechazo de la gente.

En cierto modo, Javier se asume a sí mismo como un ejemplo de fortaleza, principalmente para los jóvenes “que ahora sufren por cualquier cosa y recurren a lo más fácil como las drogas, cuando lo importante es que sepan que no están solos y que deben buscar un camino positivo y productivo... la vida es única y hay que aprovechar lo que tenemos, todos los días luchar por algo y no darse por vencido”.

El deporte, su refugio

Jesús Salim Navarro tiene una experiencia grata del tiempo que trabajó en una empresa maquiladora, aunque desde hace dos años está desempleado porque la fábrica cerró y ahora sólo espera una nueva oportunidad.

Desde los tres años, Jesús tuvo que enfrentar un padecimiento que detuvo el crecimiento de sus brazos y piernas, resultado de un virus que le empezaba a ocasionar una especie de destrucción y atrofia de los huesos. Ello no fue impedimento para que terminara la primaria y cursara la secundaria abierta, a través del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de la colonia Compresora.

Pese a su limitación física fue aceptado en la empresa a la que solicitó trabajo como operario, colocando pasadores en máquina, donde le pagaban 600 pesos por semana y logró ser aceptado y reconocido por sus compañeros y superiores, quienes mandaron colocar las rampas y todos los accesos especiales para él.

“Me echaban muchas porras y yo me sentía muy motivado, si llegaba temprano le adelantaba al trabajo y me quedaba después de la hora de salida para terminar, era muy satisfactorio hacerlo y ganar dinero para apoyar a mi familia”, según recuerda.

Desde hace tres meses, Jesús Salim forma parte del equipo de basquetbol de personas con capacidades diferentes que entrena en la Unidad Deportiva de la Compresora, por ahora su refugio y mayor satisfacción.

A su consideración, la falta de empleo es una de las demandas más sentidas de personas como él, deseosas de sentirse útiles; incluso, recuerda, se había planteado la posibilidad de abrir un taller para la reparación de sillas de ruedas pero no se ha tenido respuesta.

“La realidad es que aquí no hay lugares que se dediquen a eso, el problema es que casi todas las sillas las traen de Estados Unidos y luego no se encuentran las piezas necesarias cuando se descomponen... creo que ésa sería una alternativa de ocupación para todos nosotros”.

Conciencia pobre

El segundo visitador de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila, David Omar Sifuentes Bocardo, reconoce que en nuestro país hay pobreza en la cultura de respeto a las personas con capacidades diferentes, pues apenas empieza a surgir cierta conciencia de que ellos tienen los mismos derechos de trasladarse y asistir a los lugares que decidan.

En mayo pasado, las instituciones que integran la Vocalía de Legislación y Derechos Humanos, que forma parte de la Comisión Estatal Coordinadora para el Bienestar y la Incorporación al Desarrollo de las Personas con Discapacidad, efectuaron una campaña para concientizar a la población de la necesidad de respetar los derechos de este grupo de población.

Al decir de Sifuentes Bocardo, los resultados dieron muestra del poco interés ciudadano y de la escasa cultura de respeto, aunque contar con un Reglamento para ello ya es positivo y podría contribuir a elevar la conciencia colectiva.

Las normas internacionales y algunas de carácter nacional, contemplan una serie de reformas y adecuaciones a la infraestructura de los edificios públicos, principalmente, para facilitar el acceso y traslado de las personas con capacidades diferentes.

Sin embargo, son las empresas del sector privado las que en mayor medida acatan estas regulaciones.

David Omar Sifuentes destaca entre ellas el contar con un sanitario más amplio y con pasamanos; las rampas de acceso a las banquetas y niveles deben contar con cierta inclinación y un descanso a cada cuatro metros, además de tener antiderrapante en la superficie.

Para quienes tienen alguna discapacidad sensorial (débiles visuales o auditivos), están las alarmas sonoras en semáforos, por ejemplo, que emiten un sonido cuando cambia la luz para permitir su paso; por desgracia, no existen en ninguna región del país.

Por lo menos uno de cada diez autobuses de las rutas urbanas debería contar con aditamentos especiales para facilitar la subida y descenso de pasajeros especiales, de la misma forma en que por determinado número de viviendas que se construyan en un fraccionamiento debería existir una acondicionada con todas las instalaciones necesarias para quienes tengan algún impedimento.

Los cajeros automáticos de los bancos también están obligados a contar con acceso táctil, pero sólo algunos lo tienen.

“En términos generales se cumplen ‘a medias’ las leyes y los reglamentos, lo único positivo de todo esto es que a diferencia de nosotros, los niños muestran un mayor respeto hacia las personas con necesidades especiales, cuando los tienen cerca y conviven con ellos adoptan una actitud muy solidaria, porque tienen un poco más clara la idea de que son parte del mundo en que vivimos y así lo han aceptado”, refiere.

Para Sifuentes Bocardo, el concepto de discapacitados tuvo que ser remplazado por el de personas con capacidades diferentes, debido a que lejos de significar de tengan menores capacidades que el resto, llegan a desarrollar otras distintas, como el oído en quienes no cuentan con la vista y los brazos en aquéllos que no tienen piernas.

“Los resultados que se obtienen en los Juegos Paraolímpicos son un claro ejemplo de ello”.

Ayuda social, insuficiente

Juan Ángel Valle Lozano, director del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), considera que la falta de recursos materiales y presupuestales y la poca difusión de los programas son causas por las cuales se incluye muy poca población de personas con capacidades diferentes y de bajos recursos, a la ayuda social.

En la actualidad, el organismo atiende a 138 personas –hombres en su mayoría- con programas de apoyo que van desde la formación de equipos deportivos hasta la realización de actividades productivas que les retribuyan algún ingreso económico.

La institución cuenta con tres autobuses en condiciones de prestar el servicio de transporte para las personas con discapacidad, desde su casa hasta el centro de trabajo en la colonia Compresora; otro vehículo está descompuesto y se espera en breve recibir uno más en donación.

El personal a cargo está especializado en áreas como trabajo social, psicología, enfermería y medicina, generalmente con un nivel de sensibilidad social que les permita dar el trato y apoyo adecuado a este segmento de población.

Periódicamente, el DIF entrega becas de 250 pesos a algunos enfermos.

De manera complementaria, existen instituciones privadas que realizan su propio esfuerzo en atender a personas con padecimientos como autismo, cuadriplejía, retraso mental profundo y síndromes genéticos, las cuales operan con recursos propios o a través de donaciones de empresas e instancias de gobierno.

Apoyo legal

El Reglamento para la Atención de Personas con Capacidades Diferentes en el Municipio de Torreón, establece la aplicación de multas a quienes no respeten los cajones de estacionamiento o rampas especiales y aquellas empresas o particulares que no acaten las disposiciones.

Según el contenido, el Sistema DIF podrá expedir tarjetones provisionales para permitir el uso de cajones de estacionamiento de color azul, a aquellas personas que tengan algún padecimiento temporal con urgencia determinada.

Único en su tipo en todo el Estado, también se contemplan multas, de acuerdo con la Ley de Ingresos, a quienes hagan un mal uso de las placas de circulación especiales.

El Reglamento define la obligación del Municipio para que en todas las adecuaciones que se lleven a cabo en sus bienes inmuebles, incorporen las facilidades urbanísticas y arquitectónicas necesarias para proporcionar a las personas con capacidades diferentes, los medios para su integración a la vida social.

El Artículo 14 sanciona que en los auditorios, cines, teatros, salas de conciertos o conferencias, centros recreativos o deportivos y en cualquier recinto de acceso público, deben reservarse espacios para aquellas personas que no puedan ocupar butacas o asientos ordinarios, preferentemente en áreas de visibilidad y comodidad adecuadas.

Sin embargo, dicho artículo sólo parece considerar a las nuevas construcciones, puesto que el Artículo 15 refiere que “En las edificaciones ya existentes con antelación al presente reglamento, en donde se celebre un evento, los empresarios procurarán las facilidades necesarias para el acceso y adecuado desplazamiento de las personas con capacidades diferentes en el exterior y en el interior del mismo”.

La reglamentación incluye la obligatoriedad del Municipio para promover las medidas necesarias a fin de que los prestadores del servicio público de transporte de pasajeros, reserven un espacio en la unidad para que sea utilizado por personas con capacidades diferentes.

Dichos espacios deberán estar situados cerca de la puerta de acceso a los vehículos, con un emblema o leyenda que los identifique, aunque podrán ser utilizados por cualquier usuario en tanto no sean requeridos por alguna persona con capacidad diferente.

El Capítulo VI señala las acciones para facilitar la integración con capacidades diferentes visuales, auditivas o silentes, entre las que destaca el que al menos en una de las bibliotecas públicas se cuente con algunos ejemplares en sistema Braille y audio libros para invidentes, además de videoteca con películas subtituladas para personas con problemas auditivos.

Figuran además las medidas de apoyo para el trabajo y productividad de las personas con capacidades diferentes, de manera que el DIF deberá gestionar ante las personas físicas o jurídicas que lleven a cabo actividades económicas en el municipio, que a las personas con capacidades diferentes, se les proporcionen las mismas oportunidades de trabajo que a la población en general, de acuerdo a sus habilidades y a su capacitación laboral.

En el aspecto de la vivienda, el Reglamento no establece condiciones específicas en el tipo y características de la construcción, sino que únicamente señala la facultad del Ayuntamiento “para promover programas en coordinación con dependencias estatales y federales, en que las personas con capacidades diferentes tengan acceso y trato preferencial”.

CIFRAS A CONSIDERAR

La personas con capacidades diferentes representan un importante sector de la población, demandante de oportunidades, infraestructura y servicios que les permitan desarrollarse igual que el resto.

·Un diez por ciento de la población mexicana (diez millones de personas) presenta alguna discapacidad.

·De este número, cerca de dos millones 300 mil personas enfrentan discapacidad severa.

·El 37 por ciento de los diez millones de personas enfrenta necesidades de tipo motriz.

·Otro 28 por ciento de tipo visual.

·Un porcentaje similar tiene discapacidades auditivas.

·Un 14 por ciento enfrenta discapacidad intelectual.

·El cuatro por ciento corresponde a problemas de lenguaje.

·Un 0.20 por ciento de las discapacidades no está especificado y el 0.65 corresponde a otros tipos.

FUENTE: DIF Torreón

Al detalle

En México los esfuerzos están concentrados hacia las personas con necesidades motoras, pero hay poca preocupación por quienes enfrentan otros padecimientos, de ahí que sea necesario identificarlos.

·Discapacidad física: Incluye a quienes enfrentan secuelas de poliomielitis, lesiones medulares o amputaciones.

·Discapacidad sensorial: Invidentes o débiles visuales; personas con deficiencias auditivas congénitas o adquiridas y con problemas de comunicación y lenguaje, así como autistas.

·Discapacidad intelectual: Personas con distintos grados de retraso mental, Síndrome de Down o parálisis cerebral.

FUENTE: Segunda Visitaduría de la CDHEC

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