EL SIGLO DE TORREÓN
MATAMOROS, COAH.- Algunas casas son de ladrillo, otras de adobe, unas de cemento y la mayoría son una mezcla de todo.
En la colonia Eulalio Gutiérrez se vive con muchas carencias. La principal, de acuerdo con los vecinos del lugar, la falta de pavimento.
Aquí se encuentra todo tipo de privaciones, desde la falta de puertas en algunas casas, el poco alumbrado, el hecho de que cada vez que llueve la tierra se hace lodo, que sólo tengan agua por las mañanas, entre otras.
Los habitantes de esta parte de Matamoros han sufrido desde aguas verdes que les producían enfermedades del estómago y herpes hasta los terrenos vacíos que se han convertido en tiraderos de basura.
En algunas casas se utilizan láminas como puertas, mientras que otras tienen cortinas y las más humildes sólo un hueco donde el frío aire entra cada noche sin necesidad de invitación.
Algunos vecinos no cuentan siquiera con bardas que delimiten sus terrenos, por lo que hay casas comunicadas entre sí y los habitantes tienen poca privacidad.
En casa de María aparecen a diario dos conejos propiedad de su vecina de atrás, los animalillos van de una a otra vivienda dejando sus “marquitas” en todo sitio donde se posan.
“Desde cuándo que nos dijo que nos iba a llegar ayuda”, comentó María, a quien, como a muchas otras vecinas, las autoridades municipales prometieron atender.
Sin embargo, lo único que llega a las casas como la de María son recibos, pero ni ella ni muchas familias del lugar cuentan con los recursos económicos para liquidarlos.
Ruidoso despertador
Otro punto negro para estas personas es que cada mañana despiertan con el ruido de camiones materialistas que desde las cuatro de la madrugada se apoderan de una cuadra para hacer sus maniobras de carga.
De acuerdo con Miguel, uno de los vecinos más afectados por el asunto, los camiones bloquean la cuadra cerrando totalmente el paso a quienes deben salir de sus casas para ir al trabajo, pero cuando se ha tratado de hablar con ellos no se ha conseguido ni siquiera comenzar a negociar.
“No se prestan para hablar”, dijo Miguel, “dicen que le pasemos por arriba”.
Muchos vecinos se han quejado de esta situación y han pedido apoyo a las autoridades.
Algunos agentes de tránsito les dejaron números telefónicos para que llamaran a la siguiente irregularidad, pero lamentablemente, la familia de Miguel no cuenta con teléfono y muchas veces ni siquiera con los recursos económicos suficientes para realizar una llamada.