SUN-AEE
GUADALAJARA, JAL.- Con una voz que no es la suya, pero con ese dominio de la escena propio de él, el escritor mexicano Carlos Fuentes cantó algo de La Traviata con su mejor do de pecho y remedó después a una decadente María Callas. Xavier Velasco, que no se queda atrás en eso de buscar jalar auditorios, ofreció uno de sus rap.
No fue un concierto célebre. La mesa estaba puesta para trazar una nueva geografía de la novela mexicana: Fuentes en el centro y cinco de los que llaman nuevos -aunque la clasificación ya empieza a sumar años: Cristina Rivera Garza, Xavier Velasco, Jorge Volpi, Ignacio Padilla y Pedro Ángel Palau. Islas, los dos primeros, archipiélago, bajo el nombre de crack, los tres últimos-.
Cinco escritores que bordean la frontera de los 40 (Velasco la supera), puestos a la mesa con el autor de Geografía de la Novela (1993), en una invitación insólita: ?Del boom al boomerang?.
Gonzalo Celorio, asesor literario de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), se encargó de trazar el mapa inicial: mientras unos publicaban sus novelas -La Muerte de Artemio Cruz para el caso de Fuentes- los otros nacían.
?Del boom al boomerang?: una ambiciosa promesa de la Feria que condujo por territorios inesperados, aunque en su mayoría ya explorados. A cambio de los contrastes y la transición de una generación a otra, la mesa avanzó por la ruta de nacionalistas contra las cosmopolitas.
Sin cantar, Rivera Garza fue la primera sorprendida por el aplauso de Fuentes a su lado y el del público; Volpi retrató la existencia de una plaga en la novela: la banalidad. Aún cuando en cierta forma estos nuevos ?se han ido?, Padilla refrendó los lazos: ?todos somos hijos de Pedro Páramo?.
?Volpi, Padilla y Palau -dijo Fuentes- en 1932 hubieran sido conducidos a la Pirámide de Teotihuacán por malinchistas, tránsfugas, cosmopolitas. Hoy hemos superado esa era. Estos escritores no necesitan justificarse ni ante la Virgen de Guadalupe, ni ante La Malinche?.
Lector de sus novelas, Fuentes comentó una de cada uno de los cinco: habló de que Padilla le volteó el ajedrez a Europa; que Volpi cuestionó a la ciencia porque no sólo altera el universo, sino que lo puede destruir (¿por qué su obsesión con Alemania?, ¿un símil de lo que fue antes con Francia?). De Palau, a quien Fuentes dedicó uno de los relatos de su más reciente libro, Inquieta Compañía, exaltó el monólogo tartamudo de su personaje boxeador.
Al referirse a las islas, señaló en Cristina Rivera Garza que ?nos hace pensar que una cosa es la escritura y otra la lectura que es el acto físico de pensar con otros?. A Xavier Velasco lo situó en la tradición de la picaresca: cómo darle permanencia a un lenguaje popular, un ?carnaval de palabras?. Cómo es que crea personajes, muchachas, ?a las que dan ganas de darles la pepita?. Apartados del ?boom?, el realismo mágico, lo rural, lo mexicano, los cinco tienen en común, señaló Fuentes, que mantienen vivo un lenguaje que no es de la autoridad. Los ubicó, ubicó a México ante la sociedad ?kleenex?, la consumista, la que desecha.
Jorge Volpi destacó que la novela muestra verdades parciales, como parciales son las verdades de todos. ?En el siglo XXI no va a desaparecer pero sí se asiste a la plaga de la banalidad, una novela que ha perdido la capacidad de reflexionar sobre el enigma de estos tiempos?.
Rivera Garza, que como Velasco ha desechado las invitaciones a sumarse al archipiélago, confesó: ?Disfruto los libros de los que salimos sin saber cómo éramos antes y sin saber cómo seremos después. Libros que nos dan más que conocimiento, desconocimiento crítico y lúdico?.
Xavier Velasco reveló un encuentro casual: buscando entender cómo es que Carlos Fuentes creó su Aura fue a escucharlo, años atrás, en una conferencia. Entonces el escritor narró en aquella ocasión un encuentro con María Callas, de ahí que volviera a cantar en esta FIL. Desde entonces, Fuentes es el héroe de Velasco.
La nueva geografía se perfiló pero la mesa tuvo ausencias que hoy determinan el horizonte literario mexicano (Elmer Mendoza, Mario Bellatín, David Toscana y Mario González Suárez). Fuentes los refrendó como nuevos. ¿Una especie de ?legalización?? Pasada la mesa y, ya en la noche, el cuestionamiento alrededor de Fuentes como el legalizador no fue del agrado de uno de los que se dieron cita en la mesa.