EFE
Nueva York, EU.- El actor y productor mexicano John Carlos Frey debuta como director con The Gatekeeper, una cinta en la que se ve la cruda realidad de la emigración mexicana que llega a EU y se ve obligada a trabajar en las mafias de las drogas.
El filme, que se estrenó este fin de semana en Nueva York, narra la historia de un oficial de la policía fronteriza que reniega de su origen mexicano, pero que decide hacerse pasar por un indocumentado y traspasar la frontera de Tijuana (México) hacia San Diego (EU).
Allí vivirá la realidad, al tener que hacer frente a las mafias de los “coyotes” (traficantes de indocumentados) y a los “capos” de los laboratorios clandestinos de narcóticos de California, en donde los inmigrantes son reclutados en medio del abuso y la explotación.
Frey tardó ocho años en producir The Gatekeeper, que se realizó con un presupuesto de tan sólo 200,000 dólares y que decidió hacerla en inglés para que el mensaje político llegara a una mayor audiencia.
“Fue un gran debate interno, ya que los personajes deberían hablar español. Pero decidí arriesgarme y hacerlo en inglés para llegar al máximo público posible, para que tomen conciencia de lo que sucede en su país”, dijo.
Frey, quien se inició en el mundo cinematográfico como actor de series de televisión, decidió despegar en la dirección con un tema que ha vivido muy de cerca, ya que su madre llegó a EU como inmigrante.
Interpretada por él mismo, así como por Michelle Agnew, Anne Betancourt y Joel Brooks, una de las sorpresas es que la banda sonora cuenta con una canción compuesta y cedida por el músico estadounidense Bruce Springsteen, titulada Sinaloa Cowboys, que habla de dos jóvenes mexicanos que vienen a trabajar a EU.
Con una decena de premios de festivales hispanos ya bajo del brazo, Frey, quien nació en Tijuana (México) y creció en San Diego, hizo una larga labor de investigación de documentación.
Durante ella realizó entrevistas a inmigrantes y policías, y tuvo acceso a informes del Departamento Estadounidense Antidrogas (DEA) y del Servicio de Inmigración (INS).
“Estuve dos años realizando entrevistas con oficiales de la frontera y con 600 inmigrantes indocumentados, de los cuales unos 90 habían sido forzados a trabajar en laboratorios de narcóticos o cultivar marihuana o a venderla en las esquinas y, en el caso de las mujeres, a la prostitución”, indicó.
A Frey no le ha sido fácil llevar hacia adelante la película, pues pese haberse acercado a Hollywood, su guión fue rechazado por no entrar en las coordenadas de la industria cinematográfica estadounidense.
“No están interesados en el tema y menos en algo que explique la verdad. Aquí se quiere ocultar el tema de las drogas, cuando EU es el país que consume el 60 por ciento de los narcóticos que se producen en el mundo”, explicó.
En la película se ilustra el trabajo de los inmigrantes en un laboratorio clandestino de producción de “cristal”, una droga sintética, para lo que visitó uno de estas instalaciones ubicadas en un garaje.
“Son reales y se encuentran por todo EU, en los propios patios traseros de las casas. Se calculan que hay 8,000 de ellas”, destacó. Frey no sólo responsabiliza de la suerte de estos inmigrantes al gobierno estadounidense, sino también al mexicano y piensa que mientras haya dinero involucrado, poco se va hacer para que el sistema cambie.
“Los trabajadores mexicanos en EU aportan 18,000 millones de dólares a la economía de México, es el segundo mayor ingreso después del petróleo. Es por eso que al presidente de México (Vicente Fox) no le conviene cambiar las cosas”, señaló.
Frey lamentó que el problema de la inmigración no se da a conocer en los medios de comunicación, pese a que las cifras revelan que anualmente se encuentran unos 450 indocumentados muertos en los desiertos y montañas de EU. “En EU se muere más gente de la que se moría en el régimen (iraquí) de Sadam Huseín y nadie lo cuenta. A los inmigrantes los tratan como ganado, como si no fueran humanos”, acotó.
“Los dejan entrar y luego no los quieren. Si no hubiera trabajo, no vendrían 500,000 inmigrantes cada año”, añadió Frey, tras dar como dato que el 80 por ciento de la uva que se recoge en California lo hacen los inmigrantes.