Agencias
VENECIA, italia.- Johnny Depp y Al Pacino causaron revuelo en el 61 Festival de Venecia, cada uno con su grupo de seguidores, que los esperaban en el embarcadero frente al ex Casino del Lido, donde se celebran las conferencias de prensa de la Mostra.
Depp interpreta en el filme fuera de concurso Finding Neverland, de Marc Forster, al creador de Peter Pan, James M. Barrie, y al hablar de la película confesó que lloró al final del rodaje.
?La imagen y la fantasía son esenciales en nuestro mundo consumista -agregó el actor- porque lo que cuenta hoy y siempre es la creatividad?, y refiriéndose a la masacre de niños en Osetia del Norte declaro que ?justamente frente a escenas horribles como la de estos días hay que pensar en abrirse a la esperanza, cerrando los ojos y esperando que las cosas cambien al fin?.
Pacino coronó su sueño de interpretar el personaje de Shylock en una nueva versión cinematográfica de El Mercader de Venecia, dirigida por el inglés Michael Radford, pero no se declara un entusiasta de llevar a la pantalla las obras de William Shakespeare, a pesar de haber filmado una versión muy particular de Ricardo III para el cine ?porque están escritas especialmente para el teatro?.
Pero, agregó el actor que lucía su habitual barbilla de los últimos años y no la barba que mostraba en la película, ?acepté este Mercader de Venecia porque Radford había logrado hacer la pieza válida en términos cinematográficos afrontando de paso algunos temas importantes?.
Añadió que el personaje de Shylock ?me ha cautivado siempre por su condición humana y por su desesperación, que lo lleva a la rabia y a la venganza?, refiriéndose al monólogo en el que el personaje habla de la igualdad de sentimientos entre cristianos, judíos y musulmanes.
Ambas películas fueron presentadas en el Festival, fuera de concurso.
En El Mercader de Venecia, Radford rodeó a Pacino de actores de prestigio, como Jeremy Irons (Antonio) y Joseph Fiennes (Bassano), que empero no pueden hacerle sombra.
Ambientado por las calles, los canales y los palacios venecianos (pero con interiores rodados en Luxemburgo) el filme no va más allá de una simple lectura del texto shakesperiano, pero el monólogo y la escena del juicio salvan como siempre el espectáculo.
Depp ofrece en cambio la emotiva historia de la gestación de Peter Pan por parte de su autor, James M. Barrie, y cómo conoció a la familia Llewellyn Davies, cuyos cuatro hijos lo inspiraron para los personajes de su máxima obra.
Y si bien el guión de David Magee, inspirado en la pieza de Allan Knee, no se atreve a ahondar en la posible paidofilia del escritor, igual logra que el espectador participe de su atormentada vida, aplastada por los prejuicios de la era victoriana.
Forster, un alemán de 35 años que ha hecho toda su carrera en Estados Unidos, se confirma como un excelente director, capaz de mezclar lirismo y metáfora en sus películas, mientras Depp es soberbio en su dosaje de pequeños gestos que describen muy bien al personaje.