EFE
WASHINGTON, EU.- El Gobierno de EU está dispuesto a aceptar algunos cambios en el proceso de transición política iraquí ante la creciente oposición shii, pero no cambiará la fecha de transferencia de la soberanía, el 30 de junio.
Así lo confirmó ayer el administrador estadounidense en Irak, Paul Bremer, a la salida de su reunión en la Casa Blanca con el presidente de EU, George W. Bush, para analizar la transferencia de poderes en el país árabe.
En ella estuvieron presentes también el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld y la asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice.
Washington, aseguró Bremer, está dispuesto a considerar “refinamientos” en el plan de transición, en concreto “el modo en el que se seleccionará la asamblea de transición”.
El jefe de la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA) no quiso precisar qué tipo de modificaciones se plantea el Gobierno de EU en el plan acordado con el Consejo de Gobierno iraquí.
Sin embargo, descartó cualquier aplazamiento de la fecha del 30 de junio para la transferencia de poderes: “queremos poner en práctica el calendario y el proceso que fijamos en el plan de transición, incluido el traspaso de la soberanía”.
Lo que sí parece seguro es que se quiere adjudicar algún tipo de papel a la Organización de las Naciones Unidas, que se retiró del país árabe tras el atentado sufrido en su sede de Bagdad el pasado agosto.
Bremer tiene previsto reunirse el próximo lunes con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y los dirigentes del Consejo de Gobierno iraquí en Nueva York.
Una de las opciones que Estados Unidos podría considerar es la de dar a la ONU el papel de observadora en el proceso de selección de la Asamblea Legislativa, que debe quedar constituida en Irak el 31 de mayo.
Según el plan de transición que contempla EU, esos parlamentarios deben ser escogidos por una serie de juntas o comités electorales en las 18 provincias iraquíes.
En cambio, el principal clérigo shii en Irak, el Gran Ayatola Alí Al Sistani, ha exigido que los asambleístas se seleccionen mediante elecciones directas y ha advertido de un posible aumento de la violencia si eso no sucede así.
La comunidad shii representa entre el 60 por ciento de la población en Irak y Al Sistani teme que los comités electorales no vayan a designar una Asamblea representativa de la composición étnica del país.
Según informaron ayer fuentes diplomáticas en la ONU, Bremer podría pedir a Annan en la reunión del lunes el envío a Irak de una misión de la ONU para convencer a los dirigentes shiies de que no hay tiempo suficiente como para convocar unas elecciones directas antes de la transferencia de poderes.
La ONU, agregó, que cuenta con un importante grupo de expertos cuyos conocimientos pueden servir para organizar “unas elecciones y para la redacción de una Constitución”.
El plan acordado por la CPA y el Consejo de Gobierno iraquí prevé tres llamados a las urnas en los 18 meses que transcurrirán entre la transferencia de la soberanía y el final de 2005.
Uno de los comicios elegirá una Asamblea constituyente, que estará encargada de redactar la nueva Carta Magna del país, que luego iría a votación en un referéndum.
Además, se celebrarían también elecciones para designar a un nuevo Gobierno en el país árabe.
Según Bremer, no existen “desacuerdos fundamentales” entre la CPA y Al Sistani, por cuanto “coincidimos en la necesidad de movernos hacia una democracia, de que el Gobierno resultante sea representativo y transparente y de que se celebren esas tres consultas previstas”.