Tradición| Las anécdotas y los recuerdos se avivan
EL SIGLO DE TORREÓN
Cada año muchos de los migrantes regresan a Dinamita para participar en la fiesta
DINAMITA, DGO.- Isaías dejó su pueblo natal cuando tenía 23 años. Encontró empleo en algunos bancos, y finalmente inició un negocio de muebles, lo que le llevó a cambiar su residencia a Torreón, donde ha visto crecer a sus hijos, nietos y bisnietos.
Hoy tiene 70 años y como cada año, regresó a Dinamita durante las fiestas patronales, para celebrar con los suyos en la ceremonia del “Ausente”.
“Este es el templo donde fui bautizado, confirmado y casado”, explica el señor con la voz entrecorta-da, “regresar cada año significa recuerdos, devoción, tantas cosas”.
La ceremonia comienza en Fulminantes, un espacio en la carretera rumbo a Dinamita, donde se reúnen matachines de diversos grupos, habitantes del ejido y los “ausentes”, todas las personas oriundas del lugar que emigraron por cuestiones de trabajo, matrimonio y demás.
Los danzantes van al frente, mientras que los “ausentes” se dividen en grupos y llevan pequeñas pancartas que indican el sitio donde ahora radican, el lugar que los adoptó luego que dejaron su pueblo. Se leen ciudades como Lerdo, Gómez Palacio, Torreón, Estado de México, otros más son de Los Ángeles, El Paso, Chicago.
El tramo de la peregrinación es de un kilómetro y medio, hasta arribar a la entrada a Dinamita, donde se ubica la iglesia de Santa Bárbara, patrona del pueblo, que los recibe con un “Bienvenidos” en letras rojas sobre la fachada.
Los reencuentros no tardan. Las anécdotas fluyen al instante en que las familias se miran y el intercambio de recuerdos no cesa: que si se acuerdan de la plaza, del vendedor de dulces, la que no se bajaba del columpio, la escuela donde todos hicieron su primaria; las montañas, que la mayoría escaló.
Algunos matachines visten azul, otros amarillo y unos más rojo. La danza se prolonga ininterrumpi-damente hasta llegar a la explanada de la iglesia y entrar al sitio sagrado, que llega a su máxima capacidad, al punto que muchos tienen que escuchar la misa desde la puerta.
“Es el reencuentro con la tierra que nos vio nacer, donde pasamos la infancia y tantos momentos”, agrega Isaías.
El significado
Alrededor de 400 “ausentes” regresaron a Dinamita en el domingo previo a la fiesta de la parroquia para reencontrarse con la tierra que les vio crecer.
El Padre Pedro Pérez Barrios, iniciador de esta celebración, comenta que la peregrinación desde Fulminantes simboliza el camino hacia Dios.
“Somos caminantes: éramos niños, ya fuimos jóvenes, ahora algunos somos viejos y ya nos irá llamando el Señor”, explica el párroco.
Familias enteras se persignan al llegar a la iglesia, abrazan a sus parientes que les esperan, vecinos, amigos, todos se reúnen en una celebración que comienza en peregrinación, sigue en danza, luego la misa y concluye en kermés.
Los padres presentan a sus hijos el lugar donde nacieron y pasaron su infancia. Cuando la Eucaris-tía termina, ya están los puestos ambulantes instalados y la comida: lonches de adobada, hamburgue-sas, tacos dorados, sopes, gorditas, tamales, repostería, acompañados de atole de guayaba o refresco.
Los recuerdos están a la venta desde los diez pesos: globos, botones, llaveros, tazas, playeras. La gente se amontona para comprar algo, todos quieren llevarse un pedacito de su pueblo natal. La melodía “El Ausente”, interpretada por Lorenzo de Monteclaro, se une también al festejo. Los visitantes dejan su firma en el libro de recuerdos.
Lucio, quien es de los ausentes que acuden a esta fiesta, comenta que el lugar donde vivió su infancia ya no existe. Esa área de la ciudad fue derribada y la poca población que permanece en el lugar se concentra en el Barrio de Abicinia, que recibe su nombre por un extranjero que provenía de este sitio.
Pocos habitantes
Las calles del Barrio de Abicinia se encuentran vacías, no hay nadie jugando en la cancha de basquetbol que se ubica en el centro de la comunidad y son pocas las personas en las afueras de sus casas.
Miguel Luis Quezada, habitante de Dinamita, cuya esposa lleva el conteo de los ciudadanos que viven en este ejido, señala que hay 965 habitantes, de los cuales, 230 son niños.
La mayoría de las personas que viven aquí se dedican a buscar mármol, algunos laboran en la fábrica de explosivos.
“Les va bien en la explotación del mármol”, comenta Miguel Luis, “el que menos gana saca unos tres mil pesos por decena, los jefecillos, unos cinco mil, se gana bien”.
El auge económico para esta población comenzó en 1925, con la apertura de la primera fábrica de la empresa DuPont fuera de Estados Unidos, donde se producían explosivos utilizados en la industria minera, construcción y explotación petrolera.
Según cuentan los habitantes, esto terminó hace alrededor de 20 años, cuando la empresa retiró algunos productos del mercado y comenzaron las reducciones de personal, lo que provocó la salida de unas 500 familias de Dinamita, al quedarse sin empleo los obreros.
Juan Manuel Márquez, quien es comerciante, tiene 48 años de vivir en Dinamita. Platica que hay una escuela primaria, donde asisten todos los menores, luego cursan la secundaria en el ejido Siete, rumbo a la carretera que va a Gómez Palacio.
Son pocos los que continúan su educación preparatoria. A los 16 y 17 años los adolescentes ya son considerados hombres y deben “entrarle al jale”. La mayoría busca empleo en los cerros, con la explotación del mármol.
“De perdido tumbaron unas 200 casas”, recuerda Juan Manuel, “pero ya la gente de aquí no se mueve, yo no creo que desaparezca el pueblo porque ya los que salieron ya salieron”.
Virginia Pérez, quien tiene 63 años, sobrevive gracias a que organiza rifas entre los vecinos. Cuenta que en algunas partes del pueblo hay drenaje y en otras no, como su casa. Con el teléfono es igual. Pavimento no hay más que en la carretera, pero existen diversas misceláneas.
Dice que contaban con muy buena vigilancia por parte de los policías preventivos, pero con el nuevo presidente municipal ha decrecido en sobremanera.
Entre las características del lugar, destaca su cercanía con la sierra del Sarnoso, con atractivos turísticos que van desde piedras geodas en caprichosas formas debido a la erosión del tiempo hasta pinturas rupestres y petroglifos de las tribus irritilas.
También en este sitio se han encontrado fósiles marinos y animales prehistóricos de más de 12 mil años, piedras encimadas de varias toneladas y en forma de rombo, que se sostienen sobre otra roca en una superficie de apenas diez centímetros cuadrados y se dice que datan del Pleistoceno.
Orígenes de la fiesta
El Padre Pedro Pérez Barrios, iniciador de esta fiesta, explica que hace 25 años ya se vislumbraba que iban a salir muchas familias de aquí, por lo que surgió la idea de celebrar un Día del Ausente, de todas aquellas personas que ya no habitaban en el pueblo, pero seguían teniendo sus raíces en este lugar.
“La gente no sabía lo que iba a pasar en ese entonces y no creyó”, manifiesta el párroco, “hablé con algunos de fuera y fue un número muy escaso el que vino el primer año, pero perseveramos y a la siguiente fiesta ya hubo más gente, a la siguiente más y así sucesivamente”.
El cura relata que eran 450 trabajadores de base los que laboraban en la fábrica de explosivos cuando formaba parte de DuPont, además de 100 eventuales. Hoy son sólo 50 los empleados de la empresa, que pertenece a Austin Bacis, sin eventuales.
“Fueron 500 familias que salieron”, comenta, “aún en Estados Unidos hay muchas familias que no han podido venir.
“Aún faltan muchos por cultivar, muchos por mentalizar, por evangelizar”, agrega el sacerdote, “pero esto es una respuesta muy bonita, lo logrado es una labor de 25 años de seguir insistiendo”.
En opinión del Padre, la celebración se trata de una tradición humana cristiana, lo que trae a los feligreses de regreso a su pueblo natal, “es humana porque nos conocemos, nos queremos y es la oportunidad para vernos otra vez, es cristiana porque compartimos una misma fe, los mismos principios y valores.
“De corazón estamos todos, porque es un pueblo muy unido, lo ha sido y trata de serlo”, dice el párroco, “precisamente esto es un cooperar y colaborar para lograr esa unión”.
EN CIFRAS
Dinamita es un ejido que se localiza a 30 minutos de la cabecera municipal de Gómez Palacio.
-Cuenta con 965 habitantes, 230 de los cuales, son menores.
-120 son niños de cero a tres años de edad.
-110 son infantes que tienen entre cuatro y 12 años.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón