La reciente compra del edificio del Banco de México por parte del Municipio de Torreón, puede ser el detonador del desarrollo del Centro Histórico de La Perla de La Laguna. Lo anterior aunado a otros precedentes que se encuentran en marcha, como son las construcciones del Teatro Nazas y del Museo Arocena a partir de edificaciones que han sido objeto de rescate por el Gobierno del estado y la Iniciativa Privada regional.
Sólo ensombrece este panorama positivo, la incógnita irresuelta relativa a la falta de estacionamiento de automóviles, que constituye un problema ancestral y aumentará con motivo de una mayor afluencia de usuarios. Por ello resulta indispensable acometer este reto, si se quiere redondear en serio la tarea que modernice el Centro Histórico en beneficio de la ciudadanía en su conjunto.
Para crear espacios de estacionamiento en el primer cuadro, que tienen un costo que se debe amortizar, no es suficiente con reponer el sistema de parquímetros o construir una o varias pensiones. Es necesario hacer ambas cosas a la vez, para romper el círculo vicioso que genera la incosteabilidad de los estacionamientos privados, frente a la competencia desleal que implica el estacionamiento público gratuito al pie de la banqueta.
Para resolver la contradicción que plantea el acaparamiento de terrenos caros y desaprovechados en el centro de la ciudad, vuelve a surgir la alternativa de un estacionamiento subterráneo en la Plaza de Armas. La construcción de este elemento de infraestructura con la concurrencia de capital privado, puede dar impulso definitivo al proyecto integral de rescate que el Centro Histórico de Torreón requiere.