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Christina Ricci se define como ?mal partido?

El País

Madrid, España.- Christina Ricci hace de sí misma en la cinta Todo lo Demás (Anything Else), el último invento del eterno hipocondríaco Woody Allen, esta vez en forma de comedia juvenil, donde se pasa la mayor parte de la película machacando al pobre Jason Biggs. La película sirve también para demostrar que sus curvas han adquirido rotundidad con los años, al igual que su potencial como actriz. Además, y para que no se diga, ejerce de productora en otros proyectos, prepara su debut como directora y se desnuda por primera vez en pantalla en Prozac Nation. Una trabajadora de otro planeta, vamos.

Y hablando de otros planetas, si un extraterrestre nos pidiera una definición rápida de Christina Ricci bajo amenaza de desintegración, sería suficiente con decir que es una sex symbol de metro y medio, rostro comprimido, fumadora empedernida y neurótica. Pero sobre todo con talento y mucho, mucho carácter.

La Ricci es una de esas chicas con aura de culto que vuelve locos a los cinéfilos morbosos y que se define a sí misma como ?un mal partido?, empezó a dar qué hablar en 1993 con La Familia Addams, donde su Viernes, un personaje que parece salido de la mente de Tim Burton, despertó al fenómeno que todos llevamos dentro y la convirtió en una receta instantánea para llevar modernos al cine. Hasta que hizo Casper, y vuelta a empezar.

Después de eso y hasta Sleepy Hollow, en 1999, decidió dedicarse en cuerpo y alma al cine independiente, desde Buffalo 66 a Pecker, pasando por la estupenda La Tormenta de Hielo, y todo ?porque no me apetecía hacer otra cosa y sólo me atrae hacer proyectos que me aporten algo. No es que Casper estuviera mal, pero no es mi tipo de cine, mi línea es otra?.

Viendo a Christina de cerca uno no sabe qué le ve la gente? hasta que han pasado diez minutos y treinta cigarrillos. Entonces descubres que la Ricci tiene ?algo?.

En primer lugar, no le cuesta hablar de ningún tema, ¿hay que hablar de sexo?, ¡pues se habla de sexo!: ?Esas escenas no pueden definirse con otro adjetivo que no sea embarazoso porque no tienen nada que ver con el sexo de verdad, donde no hay focos y treinta tíos mirando?.

¿Hay que hablar de drogas?, ¡pues se habla de drogas!: ?No me interesan, ya tengo bastantes movidas en la cabeza como para provocarme más. Es un mundo que nunca me ha dicho nada?, y mejor aún...

¿Hay que hablar de Allen?, ¡pues se habla de Allen!: ?Woody me puso muy nerviosa porque a él no le gusta hablar de sus personajes, simplemente te pone la cámara en la cara y empieza a rodar. A mí me gusta funcionar de otra forma, con más calma, hablando de lo que vamos a hacer, ensayando si es preciso. De todas formas, fue bonito trabajar con Woody Allen porque es un referente para mucho actores?.

Su relación con Jason Biggs es harina de otro costal: ?Fue muy bonito trabajar con Jason de nuevo. En Prozac Nation sacamos lo más oscuro que llevamos dentro, así que en Todo lo Demás pudimos relajarnos. Jason es estupendo, un buen tío y no me importaría volver a trabajar con él?.

De todas formas, para que quede claro, a esta actriz no le van las masas ni los periodistas. Lo demostró no abriendo la boca en la rueda de prensa del filme en el festival de Venecia, donde todo lo que dijo fue ?no me gusta improvisar ni hacer amigos en el plató. Esto es sólo un trabajo?.

Prozac Nation fue la película donde Christina decidió que era hora de mostrar por primera vez sus encantos, y así lo hizo: ?Porque desde el momento en que acepté el papel supe que era necesario hacer esas escenas, además, yo era la coproductora y no lo hubiera hecho si no hubiera estado convencida de ello?. ¿Reacciones? ?Mi agente dice que estoy genial sin ropa y que tendría que repetir?.

La película no se ha estrenado, pero para que no se diga que somos desconfiados, vamos a alinearnos con las tesis del representante de la californiana: seguro que el hombre tiene razón y que ella está estupenda.

Christina, cuya mejor amiga es su madre, afirma ser un desastre para las relaciones sentimentales. Demasiados paralelismos con Amanda, su personaje en Todo lo Demás, como ella misma admite: ?Soy un desastre, muy nerviosa y casi neurótica, así que tengo cierto parecido con Amanda, por lo cual aconsejo a los hombres que no se me acerquen demasiado?. Queda dicho.

La cuestión es que, ligues aparte, el currículo de la niña no está nada mal: cobra cinco millones de dólares por filme, ha protagonizado 40 películas, producido cuatro (a través de su empresa Blasphemy) y dirigido una, The Speed Queen, sobre una condenada a muerte, basada en una historia real y donde ella misma encabezará el reparto. Todo ello con 23 años, por lo que cuesta imaginar dónde estará dentro de diez o 15 años, si en las alturas o en el infierno. Nosotros apostamos por lo primero.

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