Productores recuerdan con nostalgia los viejos tiempos
Comarca Lagunera.- El ciclo agrícola está por comenzar, pero los campesinos ya no esperan con ansias su llegada. Lo ven como algo rutinario, que viene y va siempre acarreando los mismos problemas sin proponer solución alguna.
“Se está haciendo costumbre, cada año estar esperando, que a ver si nos toca, que a ver si no, como es poca agua, no todos alcanzan”, dice Heriberto Guajardo, agricultor del ejido Colón.
“Esperamos que llegue bien, es la espera de siempre de todos los que somos productores del campo”, manifiesta Aurelio Martínez, campesino del ejido La Pinta, “ojalá que venga bien porque a veces nos dicen que viene bien y no es cierto, luego hay mucha controversia entre los funcionarios y a uno lo traen para allá y para acá nomás perdiendo tiempo y haciendo corajes”.
Los agricultores pondrán este año sus esperanzas de mejora de vida en la siembra de maíz, sorgo y sobre todo, algodón.
“Mi apuesta va por el algodonero, siempre hemos sido productores de algodón”, dice Aurelio, quien año con año lo siembra.
“En el ejido Colón son alrededor de diez hectáreas de algodón, son 25 de maíz, tres de espiga y además que también sembramos alfalfa”, manifiesta con ánimos Heriberto, “este ciclo agrícola sólo vamos a sembrar lo que nosotros podamos comercializar”.
Aunque se ha dicho que este año se entregará una mayor cantidad de agua, los ejidatarios se muestran escépticos ante esta idea, ya que, según dicen ellos mismos, han escuchado tantas historias que ya no saben ni qué deben creer.
“Nos van a dar lo mismo de agua que siempre, se está manejando una hectárea por ejidatario, por derecho”, comenta Heriberto.
“Se oye que tenemos agua, pero no sabemos por cuánto tiempo”, dice Aurelio.
Aquellos días
Hubo un tiempo en que los campesinos vivieron bien, en el que sus derechos no eran pisoteados y no se les trataba de engañar.
Heriberto recuerda con nostalgia esa época, cuando trabajar el campo alcanzaba para vivir discretamente, sin tener lujos pero tampoco carencias. Hace más de diez años cuando aún se respetaban los derechos de los jornaleros, cuando se podían solventar los gastos de la casa, los niños asistían a esa escuela primaria donde enseñaban inglés, las mujeres cocinaban carne cuatro o cinco veces por semana y en Navidad había más de tres regalos bajo el árbol.
“Ahorita sobrevivimos... tenemos que estar sobreviviendo, no hay de otra”, dice Heriberto.
Este ejidatario tenía gallinas en su casa, los niños las correteaban de vez en cuando pero nunca por mucho tiempo, pues debían terminar su tarea, iban a la escuela y no tenían que ayudar en los quehaceres de la tierra.
Hoy muchos niños deben asistir a sus padres en la agricultura para así obtener un mayor ingreso para el hogar.
Aurelio conserva su trabajo gracias a que ha seguido invirtiendo en su tierra, pero a cambio de otras posesiones materiales como su camioneta que empeñó para poder sacar dinero y no dejar la producción del campo.
“Tengo 25 años de ser agricultor y puedo decir que antes se ganaba más, se vivía mejor. Teníamos más créditos y ahorita estamos trabajando por cuenta propia, ahí nos la llevamos con un animalito los que tenemos o empeñando algo para poder trabajar”, comenta el campesino.
Algunos ejidatarios culpan al Gobierno de la escasez de recursos económicos para el campo, pero la mayoría se lo atribuye a los malos tiempos.
“Tengo 20 años trabajando la tierra y en ese entonces nos iba mejor, había más dinero, se robaba más el Gobierno, pero sí nos llegaba algo y ahora como no hay de dónde agarrar, pues ya ni hay para ellos ni nos llega nada tampoco a nosotros”, manifiesta Heriberto.
“Antes nos iba mejor porque simplemente en vez de sembrar una hectárea, allá en el ejido sembrábamos unas 75 de algodonero más media hectárea de básico y ahora no, por la falta de agua ya no se puede”, agrega tristemente el campesino.
La burocracia
Ramón Ramírez recuerda que fue en otros tiempos cuando tuvo mayores oportunidades de solvencia económica.
“Había trabajo hasta para los campesinos libres, ahorita hay mucha diferencia de entonces, que por la falta de agua, que por la falta créditos, que por la falta del incumplimiento de los préstamos entregados a tiempo”, comenta mientras agita con impotencia su sombrero, “la gente no tiene créditos y necesita hacerse valer del 30 por ciento para que le den el crédito en las financieras... no se puede, está muy difícil”.
Las autoridades brindan apoyos a los ejidatarios a través de asociaciones como Procampo, que otorga financiamientos a los campesinos de acuerdo al número de personas que dependan de ellos, para que así puedan conseguir créditos en las financieras rurales.
“El Gobierno nos va apoyar con la semilla al 50 por ciento y el fertilizante al 50 por ciento para sembrar maíz y el algodonero, pues ya sabemos que el Gobierno Federal está contemplando siempre un apoyo económico a las hectáreas que se van a sembrar y a las cosechas”, comenta Heriberto.
Sin embargo, un gran número de agricultores no tiene acceso a la papelería necesaria y esto hace imposible que puedan ser candidatos a los apoyos.
“Nosotros íbamos a tener una ayuda en la comercialización y por falta de unos papeles que nos faltaron, a pesar de que nos registramos con tiempo y trajimos todo, nomás fueron unos papeles que no conseguimos a tiempo pero los llevamos después y todavía no nos llega el apoyo para la comercialización”, dice Aurelio.
“Esperemos que en la semana nos llegue, todavía estamos en veremos, en Procampo ya se inició el pago. Sólo esperamos los apoyos que nos vengan del Gobierno, porque aunque nos registramos con tiempo, los señores que mueven las plantas luego andan faltos de tiempo y nosotros somos los que la llevamos”, agrega el campesino.
Aurelio ya tiene la ayuda de Procampo, es decir, ya está un poco más cerca del proceso final, mientras que Heriberto aún espera el apoyo, en caso de que le corresponda.
“De 116 ejidatarios que somos acaban de llegar seis Procampos, quedamos 110 todavía en espera de que nos llegue, no se vale”, comenta angustiado, “y nada más vamos a poder sembrar alrededor de 40 ó 45 ejidatarios máximo, no hay cómo”.
Otra de las dificultades a las que se enfrentan los agricultores reside en el otorgamiento de créditos.
Financiera Rural y HSBC son los dos bancos que proporcionan préstamos a los campesinos, pero la primera les resulta casi inalcanzable porque uno de sus requisitos es que no tengan cartera vencida y el segundo pide muchos papeles, pero ha resultado más accesible para los ejidatarios.
“Las cosas al menos para nosotros están muy difíciles, con Financiera Rural no se puede de plano porque casi todos los campesinos de aquí estamos en cartera vencida y el HSBC tiene ciertos requisitos, pero ahí es donde las autoridades se están metiendo para apoyarnos con el 30 por ciento de garantía líquida que aunque sea poco nos significa un apoyo”, dice Heriberto.
Sin embargo, no todos los campesinos coinciden.
“Ojalá no pusieran tantos requisitos para el otorgamiento de créditos porque no estamos en condiciones de cumplir con todos ellos”, manifiesta Aurelio.
“Hay muchos ejidatarios que no tienen para trabajar su propia tierra y mejor la rentan. Es cuando los apoyos vienen al productor, no al que rentan, entonces los pobres se quedan sin nada, porque ni tienen para darle, pero tampoco pueden pedir al que está trabajándole”, agrega el campesino.
El patrimonio
Ramón ha tratado de meterse lo más posible en lo que refiere al reparto de agua y apoyos. Así procura cuidar su patrimonio.
“Fui a juntas con el secretario de Procampo en México, allá están manejando que ya está todo listo, pero ahorita vengo a la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH) y son puras mentiras porque no hay nada”, dice el agricultor.
“Yo creo que deberíamos hacer cumplir al Gobierno de la República, que cumpla, que no venga nada más a engañar a la gente, “a volarla”. Sobre todo que nos echen la mano porque la gente está completamente j..., sin recursos para sembrar su pedacito de tierra, refiriéndonos a los que tienen todavía su pequeño predio, porque hay quienes ya lo han ido perdiendo todo”, agrega molesto.
La mayoría de los agricultores se quejan de que, como dice Ramón, se les engañe con promesas de más y mejores oportunidades, de mayor cantidad de recursos y sobre todo, que ya está todo listo para que se pongan a trabajar la tierra.
“No es posible ahorita como está la economía, los trabajos, la falta de recursos, miles de cosas”, manifiesta el campesino, “están llegando los convenios y no están cumpliendo con lo que dijo el titular de Procampo allá en la Ciudad de México, porque nos habían dicho que Procampo iba hacer un acuerdo de entrega a cada titular de parcelas, pero resulta que ahorita no están mandando siquiera lo que se va sembrar, están quitándonos más de la mitad, están burlándose de los acuerdos, están jugando con los campesinos, después que ya hay un acuerdo firmado por el titular de México, ¿de qué se trata? ¿es un juego? Se están burlando de la necesidad de la gente”.
Y es a través de promesas falsas, de promesas rotas, que se escapa la esperanza de mejorar la calidad de vida de estos ejidatarios que sólo buscan hacerse de un espacio para producir.
Llega el agua
Ayer se abrieron las compuertas de las presas Lázaro Cárdenas y Francisco Zarco.
Hoy llega el agua a la represa San Fernando, para dar inicio al ciclo agrícola Primavera-Verano 2004, anunció la Comisión Nacional del Agua.
* La extracción total será de 800 millones de metros cúbicos (Mm3).
* Serán 47 mil 649 las hectáreas a sembrar de diversos cultivos.
* El riego de presiembra termina el tres de abril.
* Los riegos de auxilio comienzan el diez de mayo.
* Se programaron 14 mil 104 hectáreas de algodón.
* De forrajes son 21 mil 852 hectáreas.
* El dos de agosto culminan los riegos.
FUENTE: Comisión Nacional del Agua