Washington, (EFE).- Washington, al igual que buena parte de EU, sufre durante un mes una plaga de cigarras que, como ocurre cada 17 años, acaban de hacer su repugnante aparición en jardines y patios.
Hay por lo menos quince grupos de cigarras periódicas, que surgen cada 17 años, y otros tres que aparecen cada 13 años. Siempre, en alguna parte, emerge uno u otro grupo, pero nada se compara con los miles de millones de insectos de la tanda X, que es la de este año.
Este grupo incluye tres especies: Magicicada septedecim, Magicicada cassini y Magicicada septendecula que en su apogeo, que empieza ahora, cubrirán bosques y parques en Washington, Pensilvania, Delaware, Virginia, Maryland, Carolina del Norte, Tennessee, Kentucky, Ohio, Indiana, Michigan y Misuri.
Para mucha gente, la aparición repentina de estos hemípteros es horrible. Para los animales que se los comen, es un festín. Y para los científicos que las estudian, es una ocasión que no se repetirá en más de tres lustros.
Pero en general, las cigarras, que son los insectos de vida más larga, lo complican todo, hasta el calendario de bodas, que tradicionalmente en Estados Unidos está repleto de ceremonias nupciales al aire libre en mayo y junio.
La emergencia de las cigarras marca también el comienzo de las últimas semanas de vida de estos insectos en un ciclo que comenzó en 1987, cuando las hembras de la tanda X abrieron surcos en las ramas finas en las copas de los árboles y depositaron, cada una, unos 600 huevos.
Poco después de que aquellas hembras desovaron, las ninfas cayeron al suelo y, alimentándose de savia en las raíces, abrieron túneles de unos 30 centímetros de profundidad. Y allí han estado hasta que las temperaturas llegaron esta primavera a unos 18 grados centígrados.
Los científicos no saben cómo miden el tiempo las ninfas enterradas, ni han encontrado una explicación clara para el ciclo de los 13 o los 17 años, salvo la coincidencia quizá significativa de que se trata de números primos.
Esta semana en los parques, bosques y jardines el surgimiento de la tanda X pudo notarse por los numerosos hoyos de unos dos centímetros de diámetro por donde las ninfas salieron para subirse a cuanto objeto vertical encuentren: verjas, árboles, plantas, sillas, mesas, paredes.
De la noche a la mañana, las ninfas se transforman de especímenes casi transparentes de casi tres centímetros, en insectos oscuros, con grandes ojos y alas. Y también empieza su matanza: perros, gatos, pájaros, ardillas, ciervos, mapaches, ratones, avispas y hormigas se comen a las cigarras con gran deleite.
También las ingieren algunos humanos: la mejor receta se hace recolectando las ninfas durante la noche cuando salen de sus hoyos y antes de que se endurezca su corteza.
Los insectos hay que hervirlos durante un minuto antes de comerlos, y los más imaginativos dicen que saben a espárragos o patatas con caldo de almejas. También pueden saltearse con mantequilla, ajo y salsa de soja, o pueden agregarse a verduras fritas como complemento de un plato principal.
En Cincinnati, donde se espera que emerjan unos cinco mil millones de cigarras, el Havana Martini Club tendrá un concurso de cócteles para celebrar la llegada de los insectos.
En Washington, el hotel Ritz-Carlton, de Georgetown, tiene, hasta el 30 de junio próximo, una oferta especial que incluye estancia de una noche, cócteles "cigarra", una caja de bombones con forma de ese insecto, y un par de binoculares para la observación de los bichos. Todo por unos 600 dólares para dos personas.
En la zona de College Park de la Universidad de Maryland, el grupo Cicada Maniacs ofreció ya el 24 de abril el plato Cigarras al Estilo Maryland sazonadas con Old Bay -una mezcla de especias que se ponen a los mariscos- y preparado con ninfas que los estudiantes sacaron de la tierra con gran esfuerzo antes de que los insectos salieran a la superficie.
Aproximadamente el 60 por ciento de cada tanda de chicharras sobrevive a sus predadores y continúa su ciclo en un carnaval de cantos: los machos suben a lo alto de los árboles y baten sus alas con un ruido estridente, llamando a las hembras.
Tras un breve cortejo y un apareamiento más breve aún, los machos mueren y las hembras se dedican a colocar los huevos en tajos que abren en las ramas.
Y en pocas semanas, hacia mediados de junio, la tanda X de cigarras periódicas será sólo un recuerdo del crujido que se escucha cuando se aplasta sus inertes caparazones.
