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Claroscuros | Equidad, meta aún lejana

LUIS GUILLERMO HERNÁNDEZ ARANDA

EL SIGLO DE TORREÓN

Tienen el Gobierno Federal muchas recomendaciones que atender en materia de Derechos de la Mujer

TORREÓN, COAH.- Su naturaleza es la misma, sus condiciones de vida no lo son. Las mujeres indígenas están condenadas a la pobreza. Las mujeres de la ciudad luchan diariamente por superarse. Ambas se enfrentan constantemente a un ambiente hostil y machista, donde la violación a sus derechos son la constante.

En el Día Internacional de la Mujer, México tiene avances que celebrar, pero también retrocesos que advierten la necesidad de promover en todos los sectores una mayor equidad.

Pareciera que los avances logrados, sobre todo en la década pasada, no continuaron y por el contrario están condenados al olvido.

El Diagnóstico sobre la Situación de los Derechos Humanos en México realizado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas afirma que el país ha experimentado una reducción de actividades para difundir las perspectivas de género por parte de secretarías e instituciones creadas para este fin por la administración federal. Los gobiernos locales tampoco parecen muy interesados en promover el tema.

El informe advierte la fragmentación de lo que fue una visión integral del programa de salud de las mujeres y la regresión en las políticas de control de fecundidad en algunos Estados. Menciona que la realización de trabajos de investigación en el campo educativo, el desarrollo de sistemas de información por sexo, las acciones de sensibilización e incorporación de la perspectiva de género en las políticas y programas no mantienen el nivel que llegaron alcanzar a finales de los noventa.

“Un importante avance obtenido en 1996 fue la creación del Sistema de Indicadores para el Seguimiento de la Mujer en México con la participación de varias instituciones. Sin embargo, los últimos datos del Sistema se refieren a 2000 y muchos otros sólo llegan hasta 1998. Es particularmente grave la ausencia de información actualizada y confiable sobre la evolución de la mortalidad femenina y sus causas”.

Las polarizaciones

Debido a las crisis económicas, el país está polarizado. La pobreza es el principal problema para el respeto integral de los Derechos Humanos. Un gran número de mujeres está aislado física, social y culturalmente con perspectivas de una corta vida, sin acceso a la educación mientras que otras han logrado incorporarse a la actividad económica.

La Secretaría de Salud informa que la brecha entre los niveles de mortalidad materna entre los Estados llega a alcanzar una diferencia de 5.5 puntos. En el Distrito Federal es de 1.89 fallecimientos por cada diez mil nacidos vivos, mientras que en Oaxaca la proporción de muertes asciende a 10.31. La probabilidad de morir por cáncer cérvico-uterino es 30 por ciento mayor en las zonas rurales respecto a las urbanas. Además de Oaxaca, Chiapas y Guerrero, son los Estados que presentan mayores rezagos.

El problema se agrava debido a que el 25.3 por ciento de la población nacional vive en comunidades rurales, en las cuales 44.5 por ciento de los nacimientos son atendidos por parteras tradicionales.

A pesar de la constante publicidad que menciona la posibilidad de salvar la vida si el cáncer de mama es detectado a tiempo, la pobreza es también un obstáculo. Las mujeres no tienen acceso a la información médica, muchas no tienen dinero para pagar el camión que las lleve a la clínica.

La pobreza ha obligado también a las mujeres a dejar el hogar. Así aumentan sus cargas de trabajo totales para compensar la pérdida de ingresos en el ambiente familiar, lo que ha deteriorado en muchos casos su calidad de vida.

“Las asimetrías entre hombres y mujeres en el mercado de trabajo, las consecuencias negativas de los procesos de feminización y segregación sobre las condiciones de las mujeres, se perciben de manera contundente en los desniveles existentes entre los ingresos masculinos y femeninos, así como en la persistencia de la brecha o disparidad social. Las mujeres superan a los hombres en el porcentaje de la fuerza ocupada que no recibe ingresos (18.9 contra 13.2 por ciento en 1997 y 13.4 contra 9.1 en 2000). Pero son menos que ellos en el extremo opuesto de la pirámide de salarios, entre los que ganan más de cinco salarios mínimos al mes (4.7 por ciento de mujeres contra 8.85 de hombres en 1997 y 7.5 contra 11.7 por ciento en 2000)”, menciona un informe realizado por el Instituto Nacional de las Mujeres.

Además de experimentar una desigualdad económica en el trabajo. Las mujeres que ingresan al mercado laboral constantemente sufren de acoso sexual y de expresiones discriminatorias.

El informe de las Naciones Unidas menciona las frecuentes denuncias de violaciones a los Derechos Humanos laborales en general y de grupos específicos como trabajadoras del hogar, de maquilas y jornaleras del campo. Las principales manifestaciones por discriminación se deben a la maternidad, en los ascensos, en los salarios, la segregación ocupacional y la indefensión que experimentan las mujeres ante el cierre de maquilas.

Violencia intrafamiliar

Las principales víctimas de la violencia intrafamiliar son las mujeres. Se calcula que en el país una de cada tres familias sufre de este problema y alrededor del 50 por ciento ha enfrentado casos de violencia en algún momento.

La Encuesta Nacional entre usuarios de Servicios de Salud 2003 revela que 36.7 por ciento de las mujeres ha vivido algún tipo de agresión, de las cuales el 90 por ciento de los caos fue psicológica, en 44.7 por ciento física y 32.1 por ciento sexual. Al menos 20 por ciento de las mujeres ha sufrido algún daño de tipo físico producto de la violencia familiar en 2002, mientras que ocho de cada 100 sufrió violencia sexual durante su infancia.

El estudio de las Naciones Unidas revela que la mayoría de las víctimas no percibe la violencia como una violación o abuso. Sólo el ocho por ciento de las mujeres víctimas de estas manifestaciones considera que lo ha padecido.

“Entre las razones para la falta de denuncia están que la sociedad minimiza, tolera o promueve esos actos; que en algunos casos son amenazadas por el agresor; desconocen los mecanismos de denuncia correspondientes o que lo reconocen como parte de una cultura”.

El documento agrega que también hay miedo a la reacción de los funcionarios, a la vergüenza y a las consecuencias, sobre todo cuando el abuso sexual ha sido cometido por familiares

“Se estima que a causa de la violencia doméstica las mujeres en edad reproductiva pierden entre cinco y 16 años de vida saludable y son menos productivas en sus lugares de trabajo y en sus labores domésticas. También genera costos por atención médica equivalente a 1.5 por ciento del Producto Interno Bruto (cerca de 92 mil 292 millones de pesos al año), aunque esto no incluye los recursos perdidos por ausentismo laboral, procesos jurídicos o atención emocional entre otros”.

Tarea pendiente

Existe un enorme desconocimiento en materia de Derechos Humanos de las Mujeres en México. El Diagnóstico afirma que los servidores públicos cuentan con poca información y lo más grave, formación en la materia. Los alcances de las campañas de información y sensibilización no llegan a la población rural o a la que vive en zonas urbanas marginadas.

Ante esto las Naciones Unidas recomienda a México la incorporación de perspectivas de género en las políticas, los programas, los presupuestos y la gestión de instituciones públicas en todos los niveles de Gobierno.

Reducir y redistribuir la carga total de trabajo de las mujeres y revalorar el aporte del trabajo doméstico al bienestar y la riqueza nacional. Al mismo tiempo se debe promover la eliminación de estereotipos de género, pero sobre todo proteger el derecho de las mujeres a una vida sin violencia, eliminando cualquier tipo de discriminación.

En la celebración del Día Internacional de la Mujer, el panorama en México no es nada halagador. La administración de Vicente Fox tiene aún muchas recomendaciones que atender de organismos internacionales, pero sobre todo, dar respuesta a las mujeres que diariamente luchan por la dignificación de su género.

...Y en la política

Con mayor insistencia se escucha el nombre de mujeres para ocupar cargos políticos. Beatriz Paredes, Elba Esther Gordillo, Rosario Robles, forman parte de un espectro cada vez más numeroso.

Hace 51 años se sentó en la Cámara de Diputados la primera mujer. De 1952 a 2003 se eligieron en total cinco mil 688 legisladores y legisladoras; mujeres diputadas o senadoras sólo han sido 643.

La agencia Comunicación e Información de la Mujer (Cimac) menciona en su página de Internet que en 21 años las mujeres no ocuparon más de cinco o seis diputaciones en cada legislatura, en esos mismos años, sólo dos senadoras y en total sólo 46 legisladoras.

En junio de 2002 se reformó el Cofipe para asegurar que los partidos políticos tienen como obligación promover la equidad entre los hombres y las mujeres para el acceso a cargos de elección popular (artículo 4).

Igualmente el artículo 175 y la creación del mismo 175, a.b.c. que establecen que en ningún caso se podrán registrar más de 70 por ciento de candidaturas de un mismo sexo; las listas plurinominales tendrán que integrarse en segmentos de tres candidaturas y en cada uno de ellos será de una de un género distinto.

El 19 de febrero, el Senado de la República designó a la magistrada, Margarita Beatriz Luna Ramos, como ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), con lo que se convirtió en la décima mujer en la historia de México en ocupar un lugar en el máximo tribunal del país.

Actualmente, existe una participación femenina de 22.6 por ciento de un total de 500 diputadas y diputados, 113 son mujeres. En la Cámara de Senadores, 18 por ciento son senadoras.

INDICADORES

76 de cada 100 hombres y 35 de cada 100 mujeres participan en la actividad económica.

Las mujeres divorciadas participan en 71.4% y las mujeres separadas en 63.4%.

Las mujeres ocupadas se dedican: 19.9% comerciantes, vendedoras y dependientas; 15.6% son artesanas y obreras; 13.4% oficinistas; 11.1% trabajadoras domésticas y 8.6% empleadas en servicios.

Las mujeres ocupadas que no reciben ingreso por su trabajo son 13 de cada 100 y siete de cada 100 hombres se encuentra en esta situación.

En promedio, el sueldo o salario que se les paga a las mujeres por su trabajo debe incrementarse en 15.3% para lograr la equidad salarial.

Aunque se ha incrementado la participación de las mujeres en las actividades extradomésticas, prevalecen los roles tradicionales de hombre "proveedor" y mujer "ama de casa": 30.4% de los hombres sólo realiza trabajo extradoméstico y 47.8% de las mujeres se dedica únicamente a los quehaceres domésticos.

FUENTE: Instituto Nacional de las Mujeres

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