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Clase política/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Tenemos una clase política que no es

política ni tiene clase”.

Nerilicón (caricaturista)

Parece que no hay día en que nuestros políticos no se involucren en un nuevo pleito. En principio esto no nos debería importar demasiado: después de todo, son políticos, ésa es su naturaleza. El problema es que, como consecuencia de estas disputas, esos mismos políticos han abandonado completamente su responsabilidad fundamental, que es la de llegar a acuerdos para impulsar las Reformas Estructurales que el país necesita.

México se encuentra en un momento clave. La economía ya está empezando a crecer después de tres años de estancamiento, pero esto es fundamentalmente consecuencia de que la economía estadounidense está tirando de la nuestra. Si queremos sostener un crecimiento en el largo plazo, necesitamos eliminar los obstáculos en nuestra economía que nos restan competitividad a nivel internacional. Y esto sólo lo podemos hacer con Reformas Estructurales.

Hay una larga lista de reformas ya identificadas que generarían inversión productiva y promoverían por lo tanto un crecimiento más intenso y consistente de la economía nacional y una mayor creación de empleos. Una Reforma Fiscal que simplifique el pago de impuestos, que amplíe el número de mexicanos que los pagan y que reduzca el impuesto sobre la renta a niveles más competitivos sería una de ellas. La eliminación de obstáculos a la inversión privada en los sectores estratégicos de la economía le daría también, de manera automática, un mayor dinamismo a nuestra economía. Una reforma muy importante sería la disminución de los costos sociales y burocráticos de contratar a trabajadores y empleados, costos que le han hecho un enorme daño a la creación de empleos formales en nuestro país. Una Reforma Educativa que permita una mayor competencia entre escuelas públicas y fomente así la elevación de los índices de calidad educativa sería igualmente importante para tener un mejor país.

Hay muchas otras reformas que se pueden hacer para mejorar la productividad de México en estos tiempos de globalización. Distinguir exactamente qué medidas se deben tomar para aumentar la competitividad mexicana y qué trámites se deben abolir para este mismo propósito, debería ser una labor de tiempo completo para aquellos miembros de nuestra clase política que tienen la capacidad técnica para comprender este tipo de problemas.

El problema es que toda la clase política del país está concentrada en cuerpo y alma en los pleitos entre partidos y grupos políticos. Estas disputas hacen que abiertamente los políticos afirmen que no hay posibilidad de tener diálogo con sus rivales. Quizá no se dan cuenta de que esta afirmación equivale a negarse a sí mismos su mismo papel en la sociedad. De nada nos sirve a los mexicanos tener políticos que no pueden dialogar, porque la política es, por definición, el arte de llegar a acuerdos que armonicen los distintos puntos de vista de una sociedad.

Los países del mundo que han logrado superar la pobreza lo han hecho, precisamente, porque sus políticos han logrado acuerdos sensatos. Un ejemplo notable, el cual nos queda muy cerca emocionalmente a los mexicanos, es el de España, país que en muy poco tiempo después de la muerte de Francisco Franco logró un proyecto de nación que le permitió establecer un sistema democrático y liberalizar la economía para permitir la construcción de una sociedad más próspera. Estos mismos acuerdos se lograron en Chile después de la dictadura de Augusto Pinochet.

Los únicos acuerdos que parecen capaces de lograr los políticos mexicanos, sin embargo, son los de atacarse y obstaculizarse mutuamente. No deja así de sorprender que la gran acción definitoria del período ordinario de sesiones de primavera del Congreso de la Unión haya sido la negativa a darle al Presidente de la República el permiso para recibir una condecoración de la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

No me preocupa demasiado que los políticos pasen buena parte de su tiempo pegándose entre sí. Lo que me inquieta es que debido a ello no se están aplicando las reformas que nos permitirían tener un país más próspero. Con Reformas Estructurales, después de todo, la economía mexicana tendría un potencial para crecer seis por ciento al año. Y esto significa que en 12 años se duplicaría la producción del país y en 16 aumentaría al doble el nivel de vida de los mexicanos.

Respetar la Ley

Andrés Manuel López Obrador debe tener la oportunidad de contender por la Presidencia de la República. Pero ni él ni ningún político pueden olvidar que al asumir un cargo de elección popular se debe jurar aplicar y hacer respetar la Ley. Ni López Obrador ni nadie más puede desacatar los mandatos de los tribunales.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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