14 de febrero de 2004.
Ciudad del Vaticano, (EFE) - La anunciada clonación de embriones es una ofensa contra la vida, supone "dos delitos en uno" y detrás de esos experimentos se esconden intereses económicos por parte de grupos poderosos que pretenden imponer un modelo de vida inhumano en el que se comercia con la vida de las personas.
Así, con esas duras palabras, se ha expresado el vicepresidente de la Pontificia Academia para la Vida, monseñor Elio Sgreccia, tras conocer el anuncio de los científicos surcoreanos, que han clonado por primera vez embriones humanos.
"Desde el punto de vista ético, la clonación es ilícita y la llamada clonación terapéutica lo mismo. Esta última en ciertos aspecto es incluso peor, ya que presupone la reproducción de una embrión, en el estado de blastocito, que después es destruido para obtener células madres. Son dos delitos en uno", afirmó, con dureza, Sgreccia.
El representante vaticano, que es también director del Centro de Bioética de la Universidad Católica de Roma, precisó que el término "terapéutico" es engañoso, al igual que criticó que se diga que sólo las células madre son las que sirven para curar enfermedades, como el Parkinson o el Alzheimer.
"Ya está confirmado que no es necesario recurrir a la células madre para curar esas enfermedades. Se sabe que para ese objetivo son igualmente válidas, y algunos dicen que incluso más, las células madre obtenidas del cordón umbilical o del cuerpo de adultos, que son más dúctiles", manifestó Sgreccia a la prensa.
Sgreccia agregó que las células madre de los embriones "son pocas" en comparación con las otras, "por lo que no se entiende la insistencia de seguir por ese camino".
Monseñor Sgreccia criticó a la ONU por no haber alcanzado el pasado mes de octubre un acuerdo para prohibir la clonación con fines terapéuticos, fracaso que achacó "a las presiones de los países más ricos sobre los países en vías de desarrollo".
El vicepresidente de la Academia Pontificia para la Vida denunció que lo que se pretende es comercializar con los embriones y evitar cualquier tipo de legislación en este campo.
Sgreccia apuntó a Gran Bretaña, Francia y Alemania como países que pretende comercializar con los embriones. Elio Sgreccia se preguntó qué es lo que debe prevalecer, si la defensa de la vida o las ganancias a cualquier precio.
"Si las ganancias llegan a sustituir el respeto de la moral estamos en malas manos y tenemos que esperar lo peor. Lo que hoy le ocurre a un embrión que no se puede defender, mañana puede ocurrirle a un niño. Sobre los embriones se juega el futuro de la humanidad", advirtió Sgreccia.