Hay muchas razones para que el Senado de la República opte por designar un nuevo presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en vez de ratificar a su actual titular. Las han expuesto, tras rigurosos análisis, varios centros académicos, organizaciones civiles y expertos en el tema. Una de ellas es la presencia en el escenario de muy buenas alternativas. Si el panorama estuviera desierto, podría explicarse la tendencia que puede apreciarse sobre todo en legisladores priistas, de mantener en su cargo al ombudsman que ha tomado el proceso de su eventual sucesión como un fragoroso combate. Pero las propuestas para reemplazarlo permiten suponer con certidumbre que puede ser ventajosamente sustituido. Otras razones conciernen a su desempeño.
Ya expusimos aquí algunas de ellas el 12 de octubre, expresadas por el centro de derechos humanos Miguel Agustín Pro Juárez y por la Comisión Mexicana de Promoción y Defensa de los Derechos Humanos. Pueden añadirse muchas más.
Por ejemplo, las que establece la Academia Mexicana de Derechos Humanos, una de las instituciones pioneras en este campo, fundada hace 20 años, seis antes de que operara en su precaria forma primigenia la Comisión Nacional.
La Academia se refiere a diez puntos: 1) Ha habido una interlocución insuficiente con la sociedad civil. La CNDH ha preferido tratar con agrupaciones respetabilísimas pero cuya dedicación a los derechos humanos, si la hay, es sesgadísima.
Pongo como ejemplos, de mi parte, la Asociación Mexicana de Terapeutas Naturistas, Campechanos para el progreso, Centro Alfarero, la Liga de futbol Fraternidad, que figuran entre las agrupaciones que apoyan la ratificación de Soberanes. También lo apoyan, es cierto, importantes universidades estatales, entre las que descuellan las de Puebla y Yucatán. Pero es imaginable que sea la anterior tarea de Soberanes, como director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y no su actual desempeño, la fuente de su vinculación.
2) Como consecuencia de lo anterior, el 75 por ciento de las organizaciones que trabajan en el tema no han celebrado convenios con la CNDH, el 78 por ciento no se ha reunido con Soberanes y el 76 por ciento no ha tenido intercambios con el organismo en materia de educación en derechos humanos
3) La CNDH ha sido hostil contra defensores de derechos humanos, entre ellos la ex presidenta de la Comisión de Jalisco y actual comisionada contra la violencia en Ciudad Juárez, Guadalupe Morfín. Agrego que ese es el caso también de los ex presidentes de las comisiones de Querétaro y Chiapas. Añado, en fin, que en su conseguido afán de convertir en instrumento a la Federación de los organismos públicos en esta materia, la CNDH sembró en ese ámbito un germen de discordia que será preciso extirpar.
4) En vez de establecer “mecanismos permanentes y procedimientos de interlocución sistemáticos y de análisis profundo y permanente” sobre los derechos humanos, la CNDH prefirió realizar “grandes eventos en lugares turísticos para dialogar con las organizaciones civiles”.
5) Como otras agrupaciones, la Academia aduce como razón para no ratificar a Soberanes los escasos resultados en materia de recomendaciones. El 12 de octubre cité las cifras: en los tres primeros años del quinquenio que está por concluir fueron recibidas 14,801 quejas, de las que conforme al criterio de la CNDH sólo 5,715 se referían a hechos violatorios de los derechos humanos y a las que correspondieron sólo 165 recomendaciones, que es el instrumento de acción por excelencia de las comisiones gubernamamentales.
6) “La CNDH no ha logrado establecer un liderazgo en... promoción y divulgación de derechos humanos, no obstante contar con una gran cantidad de recursos humanos y financieros y tampoco cuenta con mecanismos de evaluación en esta materia. Su labor es precaria en acciones de educación en derechos humanos...(y) destaca la ausencia de políticas de formación para servidores públicos...”.
7) Casi no se utilizan los instrumentos internacionales “para garantizar que las recomendaciones incidan en el comportamiento de las autoridades...”.
8) Los informes sobre las mujeres de Juárez y la represión a altermundistas en Guadalajara, si bien señalan violaciones a derechos humanos, niegan a las víctimas la reparación del daño y el acceso pleno a la justicia, pues no responsabilizan a nadie en particular.
9) La CNDH no ha tocado temas como los derechos de los pueblos indígenas, de las mujeres, de niños de la calle; los relacionados con la diversidad y salud sexual y con los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales.
10) La CNDH se marginó del trabajo derivado del Acuerdo de cooperación técnica entre el Alto Comisionado de la ONU y el Gobierno mexicano “proceso que es fundamental para la generación de una política de Estado: sobre derechos humanos.
Por su parte, un abigarrado conjunto de grupos y personas emitieron ayer un nuevo mensaje contra la ratificación de Soberanes. A las anteriores se agregan razones concernientes a la ineficacia administrativa de la Comisión, a su opacidad o lentitud en el acceso a la información, a su confusa rendición de cuentas. Los firmantes piden “analizar porqué la CNDH durante su gestión actual no ha hecho uso de su derecho constitucional a presentar iniciativas legislativas que busquen cambios estructurales” en torno a “los problemas que motivan las violaciones a los derechos humanos en nuestro país”.
Veremos qué tan receptivo es el Senado.
