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Colegio Mexicano de Bariatría / Causa de obesidad... no existe un solo factor.

Dra. Élida Sánchez Rodríguez

(Segunda parte)

Es importante comprender la diversidad de posibilidades para prevenir la enfermedad.

Es importante recordar que en la actualidad se entiende a la obesidad como una enfermedad metabólica, crónica e incurable, más bien controlable, que está determinada por la interacción de numerosos factores, principalmente genéticos, y también de los llamados ?del medio ambiente?.

¿Entre más inactivos estamos?

Algunos científicos han demostrado, que el hombre del 2000 gasta en promedio 400 calorías diarias menos (aproximadamente un 20 por ciento), que sus congéneres de principio de siglo. Así que si el equilibrio metabólico ingesta/gasto energético que mantiene un peso ?normal? sufriera una pequeña disminución de sólo un 0.36 por ciento, en apenas unas décadas se sumarían más de diez Kg. extras. Sin embargo, ¿por qué, de pronto, surge una epidemia de la magnitud de la obesidad, que además es por ahora, imparable y progresiva?, se estima que para el año 2030 por lo menos la mitad de la población será obesa y que alrededor del 70 por ciento tendrá exceso de peso. Estas tremendas cifras obligan a buscar incansablemente otros factores que puedan explicar estos fenómenos y ayuden a tratar de prevenirlos o de resolverlos.

La asombrosa hipótesis de los virus

Desde hace unos años se vienen publicando trabajos originados de Wisconsin, acerca de la posible participación de ciertos virus en la determinación de obesidad. Por ejemplo: Está demostrado que diversas formas de obesidad experimental en animales son provocadas por cinco diferentes tipos de virus y a veces apoyadas por una alimentación hipergrasa. Todos estos animales experimentalmente obesos, mostraron luego un nivel de anticuerpos a esos virus significativamente altos, desde luego muy superiores a los normales.

Más anticuerpos

Pero se ha demostrado también, y éste es quizá el dato más llamativo, que grupos de seres humanos obesos, presentan niveles de anticuerpos a determinados virus, significativamente más altos. Que grupos con pesos normales comparables. El virus que origina estos anticuerpos es un adenovirus llamado Ad-36, por ejemplo; en un reciente estudio realizado también en Wisconsin, analizaron 108 obesos y un grupo equivalente de normales. El 18 por ciento de los obesos tenían anticuerpos, antiadenovirus Ad-36, contra el cero por ciento de los normales.

Después de una serie de pruebas y contrapruebas (que incluyeron comparaciones de sueros con los de las gallinas con obesidad causada por el Ad-36), los investigadores concluyeron que había fundamentos para sospechar que este adenovirus estaría asociado con el desarrollo de obesidad humana.

Pareciera que esta nueva posibilidad de causa de obesidad es notable, pero convendría agregar dos observaciones al respecto:

Acerca de arterosclerosis; así como la úlcera duodenal podría aparecer como el caso notorio de enfermedad psicosomática. La arterosclerosis, en particular ?la enfermedad coronaria-, ha aparecido siempre como el resultado final de un muy largo proceso de cambios metabólicos en la pared de la arteria, influidos por los depósitos en placas de grasas de la sangre. En particular el colesterol (por tener mucho del malo y poco del bueno), así como otras complejidades: la hipertensión arterial, el estrés, la diabetes, la misma obesidad, el sedentarismo y otras enfermedades de la civilización moderna, que constituyen los factores de riesgo en el drama coronario. Pero de pronto un nuevo actor ha entrado en escena: ?El factor infeccioso?. Se van sumando evidencias de que en la formación de la lesión aterosclerótica de la pared arterial, es probable que intervengan determinados gérmenes, entre ellos la clamydia. Son muchas en realidad las investigaciones acerca del papel que pueden jugar determinados antibióticos en la modificación del curso de un proceso aterosclerótico. Acerca de la úlcera péptica; durante décadas la úlcera gastroduodenal fue algo así como el monumento vivo de las enfermedades psicosomáticas. Al respecto un eminente gastroenterólogo inglés afirmaba en una célebre frase, que ?los perros no tienen úlcera duodenal porque no juegan a la bolsa?. Con esto el doctor daba a entender que el factor emocional, -el estrés sostenido-, era la causa válida y suficiente para explicar el origen de la úlcera. Sin embargo desde hace algunos años, se ha demostrado el muy importante papel de una bacteria, el ?helicobacter pylori?, como factor causal de la úlcera duodenal, que ha pasado así a constituirse, en una enfermedad inflamatoria-infecciosa (en la que la acidez del jugo gástrico y la menor capacidad defensiva de la mucosa gástrica juegan también un determinado papel). Así que nadie hubiera sospechado, una década atrás que se trataría a la úlcera duodenal con antibióticos.

Tomando en cuenta lo anterior, no podemos negar que el concepto de ?epidemia? ha sido tradicionalmente el de enfermedad transmisible, es decir contagiosa. Con la llamada epidemia global de obesidad se inauguró el concepto de epidemia no contagiosa, no transmisible. Pero quizá no sea del todo así, ya que la idea de que puede haber un componente virósico, haría más comprensible y explicable este fenómeno de la epidemia de obesidad.

Bueno aunque en realidad este punto de vista es muy nuevo, y está siendo desarrollado por los investigadores de Wisconsin y algunos otros científicos especialistas inquietos. En lo particular no dejo de pensar que es una hipótesis muy atrayente y fértil, que no me atrevería a descartar. Pero sigo pensando que muy probablemente y después de esperar los resultados, con respecto a las investigaciones desde el punto de vista genético o hereditario, tendríamos una forma más concisa de tratar la obesidad. ¡Hasta pronto!

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