Ya había comentado anteriormente que beber suficiente agua, es muy necesaria para mantener el peso, y si tenemos kilos de más nos ayuda a bajarlos, tomando en cuenta que se considera a este preciado líquido el más importantes catalizador y depurador de grasa. Además el agua como nutriente fundamental, es necesario para regular la temperatura corporal, transportar nutrientes y remover toxinas.
Cuando practicamos algún deporte, gimnasia o cualquier actividad física, y si además hace demasiado calor, en estos casos es necesario un suministro extra de agua, para reponer el líquido perdido a través del sudor.
Las células funcionan mejor a una temperatura apenas superior a 37 grados centígrados. Para mantener esta temperatura, el hipotálamo un órgano minúsculo ubicado en el cerebro, actúa como centro regulador de calor y monitorea las señales emitidas por los órganos internos; la sangre, la piel, y las extremidades y compensa los cambios de temperatura, haciendo que el cuerpo transpire o tiemble de frío. Si se pierde mucho fluido al transpirar, disminuye la presión arterial, produciendo una disminución del oxígeno enviado al cerebro. La sangre se espesa y tiene problemas para circular dentro de los vasos. El sodio, potasio, y otros electrolitos y minerales como el magnesio y el calcio que son vitales, se pueden agotar, amenazando los sensibles sistemas químicos y electrolíticos del cuerpo.
La deshidratación puede conducir al vértigo, fatiga, dolores de cabeza, calambres, debilidad y falta de concentración. Si se pierde por ejemplo el dos por ciento del líquido del cuerpo, la orina se oscurece y se reduce y aumenta la temperatura, con un tres por ciento de pérdida, disminuye la resistencia muscular, con un cuatro por ciento declina aún más la producción de orina se acelera el pulso y pueden aparecer mareos, debido a la baja presión sanguínea y a su bajo volumen.
Si realiza ejercicios no se fíe de su sed para estar bien hidratado, una hora o dos en el gimnasio pueden duplicar y hasta triplicar su pérdida diaria de líquido. Por ejemplo en un día caluroso un maratonista puede perder dos cuartos de agua en forma de sudor en tan sólo una hora; así que como regla general beba uno o dos vasos de agua, unos 30 minutos a una hora antes de emprender cualquier ejercicio y otro más, diez minutos antes de iniciar, y durante el entrenamiento dependiendo de lo fuerte que éste sea, beba medio vaso de agua cada diez a 20 minutos.
Existen también bebidas especiales para deportistas que además de agua contienen carbohidratos, azúcar o jugo de frutas, y electrolitos como sodio y potasio, las cuales reemplazan los fluidos y nutrientes perdidos durante el ejercicio. Para la mayoría de las personas sobre todo si no efectúan alguna actividad física el agua sola es suficiente.
El agua nunca está de más, jamás se puede hacer trabajar a los riñones en forma exagerada, ya que siempre necesitan agua para realizar mejor sus funciones. Tampoco hay que temer a orinar los nutrientes del cuerpo, pues éstos son disueltos y absorbidos en el aparato digestivo, sin tomar en cuenta la cantidad de agua que se beba, de hecho los alimentos que contienen fibra, necesitan de bastante agua para hacer su función y ser desalojados.
Así que no olvide que en condiciones normales un individuo debe ingerir cuando menos de seis a ocho vasos de agua diariamente (de 1.5 a dos litros). Si practica algún deporte la cantidad debe ser mayor dependiendo del grado de entrenamiento y su gasto energético. Si hace mucho calor, si acostumbra bebidas alcohólicas, así como en estados de deshidratación o enfermedad, también se deberá incrementar la ingesta de agua.
Su piel florece con el agua, ya que lucirá más limpia y tersa e hidratada. Y para aquellas personas que están pasadas de peso y que hayan tomado la decisión de bajarlo, llevando una alimentación balanceada baja en grasas y carbohidratos principalmente y bebiendo muchísima agua, les aseguro que lo lograrán más rápido. Así que llene un vaso muy grande de agua y tómeselo a su salud. ¡Hasta pronto!
