(Segunda Parte)
¿Es necesario prescribir una dieta a un niño gordito?
A decir verdad es una pregunta que me hacen con frecuencia las personas y sobre todo algunos pacientes que tienen niños gorditos. Es importante señalar que las dietas estrictas no son lo más recomendable para un infante y, cuando son necesarias, deben aplicarse para toda la familia. En la actualidad los nuevos programas bariátricos o de control de peso, están diseñados para que toda la familia aprenda a comer correctamente, de esta manera las personas que tienen sobrepeso lo irán perdiendo paulatinamente y las que no lo padecen, no aumentarán de peso en lo sucesivo y se mantendrán más sanos con una dieta mejor balanceada.
Siempre he comentado que generalmente una mamá gordita, o más bien dicho, padres gorditos van a criar niños gordos, aunque esto no es precisamente una regla, porque también es común ver niños gorditos con padres delgados. Lo que si bien, es muy cierto, es que es terriblemente injusto que mamá o papá estén tomando refresco y le pidan al niño que beba agua de limón, o bien que pongan en la mesa una charola de pan dulce por ejemplo y le prohíban comerlo porque él está gordito y los demás se lo coman con la mayor tranquilidad del mundo. Esto sí puede causar un problema serio, en el comportamiento futuro del niño. Me tocó ver por ejemplo, el caso de una niña de ocho años muy gordita, que cuando acudió a la consulta, la madre me dijo que la niña estaba muy enojada, así que le pregunté cuál era la razón de su enojo y la niña inmediatamente me contestó, que porque el día anterior sus padres y hermanito habían ido a cenar hamburguesas y a ella no la llevaron porque estaba a dieta. Lo anterior es un grave error de parte de los padres, pues la niña se sintió relegada y muy probablemente en lo futuro perderá el interés por perder peso y en ocasiones, quizá como acto de rebeldía y para llamar la atención de parte de los padres, comerá más y sobre todo de lo que ella sabe que le engorda. En estos casos como le mencioné es necesario que todos lleven una alimentación similar y desde luego explicarle al niño gordito, qué alimentos en particular le pueden perjudicar o aumentar de peso si abusa de su consumo, pero no es conveniente reprimirlo ni prohibirle nada. Y cuando la familia decida compartir una cena fuera de casa, deben llevarlo a él también. Y más bien, procurar que esto no se repita con demasiada frecuencia para evitar que los niños se acostumbren a comer fuera, sobre todo alimentos chatarra. Sabemos que se vuelve en ocasiones difícil, pues en la época moderna, vivimos una situación de sobrealimentación y las madres muchas veces no se preocupan demasiado por la alimentación de los hijos, ni de qué pueda pasar más tarde y si el niño ya manifiesta sobrepeso, e incluso obesidad prefieren considerarlo como normal, que al fin y al cabo cuando crezca ya adelgazará. Desgraciadamente no es así, en mi experiencia como Bariatría he visto cómo niños que empezaron con sobrepeso a la edad de siete años, a los 15 ya presentan más de 100 Kg. por decir un caso en particular, una joven de 16 años que llegó a consulta con 136 Kg. entre otros. Y como lo dije, una mami gordita, va a darle de comer a sus nenes sólo lo que a ella le gusta. De hecho escucho muy frecuentemente la frase: ¡es que a mi hijo no le gustan las verduras ni la fruta! Esto se debe casi siempre, a que no los enseñamos desde pequeños a comer estos alimentos, o bien nosotros como padres tampoco los acostumbramos, entonces es difícil que los niños los acepten de la noche a la mañana, tenemos de nuevo qué explicarles los beneficios que ciertos alimentos como las verduras y frutas les van a proporcionar y procurar poco a poco incluirlos en su dieta diaria, al principio que sean los que mejor aceptan y más tarde ir incluyendo otros grupos de verduras, etc., hasta que lo vean como una parte normal de su alimentación cotidiana.
Los hábitos alimenticios son muy importantes. Si el chico llega de la escuela con hambre y le servimos como plato inicial una sopa de fideos o pasta, por lo general repetirá este platillo y cuando le ofrezcamos vegetales, obviamente ya no los va a querer pues se sentirá satisfecho. Pero si lo acostumbramos que el plato inicial sea una ensaladita de aspecto agradable, el niño podrá repetir cuantas veces quiera y después podrá comer los demás alimentos a base de proteínas, harinas, etc., de esta manera, la madre estará preparando los alimentos con inteligencia sin someter a su hijo a una dieta rigurosa.
Si usamos el método de las dietas estrictas o bien, el sólo término estás a dieta, corremos el riesgo de obtener el efecto contrario al que deseamos, pues cuando estemos distraídos, el niño irá al refrigerador o a la alacena y comerá lo primero que encuentre y le apetezca, por el solo hecho de hacerlo ver como prohibitivo y seguramente no será nada nutritivo. Por otro lado la presión que ejerce estar a dieta, produce angustia, por eso el mecanismo de defensa de niños y también adultos, ante la misma, es precisamente el comer. Por esta razón es que es necesario estar conscientes y convencernos nosotros mismos y a nuestros hijos, de que sólo vamos a tratar de aprender a alimentarnos mejor para obtener un mejor desarrollo físico e intelectual, para llevar una vida más saludable, que nos permita desarrollar nuestras actividades diarias, ya sea trabajo escolar, deportes, etc., con mayor facilidad y destreza.
Otra forma de ayudar a que el pequeño baje de peso, es incitarlo a la realización de alguna actividad física organizada y por supuesto supervisada por su pediatra. De esta manera creamos el hábito del ejercicio, lo que a la larga hará que se desarrolle sin problemas de peso y con más libertades respecto a la comida, pues habrá acostumbrado a su peso a quemar calorías y grasa más rápidamente.
Es importante, que cuando nuestros hijos necesiten bajar de peso, no los pesemos constantemente, no hay que poner al niño en contra de la báscula, espere hasta que lo lleve con el médico, de lo contrario lo estaremos presionando y no veremos resultados positivos.
No existe una forma exacta para determinar si el peso de un chico es ideal o no, esto depende de características propias e individuales. Hay ciertos parámetros en los que podemos basarnos para saber cómo va en su peso, uno de los más simples es cómo le queda la ropa, si nota que está necesitando tallas más grandes de acuerdo a su edad, muy probablemente ya esté excedido de peso, sin embargo debe quedarnos claro que no son determinantes, unos gramos más o menos no son indicadores de que el niño no sea normal o que ande mal de salud. La norma sólo la podrá determinar el médico y no precisamente a través de lo que pesa, pues incluso existen pequeños con un peso bajo respecto a los promedios, que son perfectamente sanos, de allí la importancia de asistir con regularidad al médico y no sólo cuando nuestro hijo esté enfermo.
En resumen: con una dieta bien balanceada, ejercicio y supervisión médica, podemos estar tranquilos con respecto al peso de nuestros hijos. Póngales más atención para poder detener un problema peor a tiempo. ¡Hasta pronto!