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Colegio Mexicano de Bariatría / La importancia del peso en los niños y su relación con la alimentación

Dra. Élida Sánchez Rodríguez

(Primera Parte)

Es normal que los padres nos preocupemos por el peso de nuestros hijos, aunque también es cierto que algunos no le dan demasiada importancia. En ocasiones escuchamos de parte de familiares y amigos frases como éstas: ¿No crees que la niña está muy delgada? ¡Mira qué gordo está Paquito! Ponlo a dieta, etc., incluso son cuestionamientos que nosotros mismos nos hacemos.

Es curioso y no debiera suceder, el hecho de que en la actualidad todavía existe en las familias la tendencia generalizada a pensar que un niño gordito es más sano y saludable que uno flaco. Éste es un concepto que se aceptaba como normal hace algunas décadas, en que la gordura se consideraba como sinónimo de sanidad y las madres cuando veían que alguno de sus hijos era demasiado delgado, lo atiburraban de vitaminas o hígado de bacalao entre otros remedios, para que según ellas, estimular el apetito para que el niño engordara. Sin embargo, actualmente sabemos que esto no es necesariamente cierto.

Al nacer el pequeño tiene un peso promedio de 3.100 Kg. durante su primer año de vida llegará a aumentar hasta seis o siete kilos y durante el segundo año 2.5 a tres kilos más. No obstante, lo anterior no es una regla, pues cada niño posee organismo, complexión y metabolismo diferentes.

A partir de los dos años el peso del niño va a depender de cuánto pesó al nacer, de su actividad física, de la presencia o ausencia de enfermedades y la carga genética. Lo importante para mantenerlos sanos es que tengan una nutrición adecuada, lo cual no va ligado necesariamente a los kilos que tienen, pues hay chicos que pesan mucho y su nutrición no es precisamente la mejor; mientras que otros en cambio, pesan poco y están muy nutridos.

El peso va a depender de varios factores, por lo que estar flaco no es una señal de mala salud. Si un niño tiene una nutrición adecuada y no posee ninguna enfermedad, no existe ningún motivo de preocupación porque esté delgado.

La alimentación guarda una estrecha relación con el peso, por ello es muy importante que la madre conozca el proceso por el cual su hijo se alimenta desde el nacimiento.

El recién nacido puede y debe comer a libre demanda; después conforme va creciendo, recibirá una mayor cantidad de comida, la cual seguirá fundamentándose en la leche... el proceso de digestión que se llevará a cabo en el organismo infantil durante dos a cuatro horas, dependiendo de la cantidad de alimentos ingeridos, en este lapso de tiempo habitualmente el bebé no va a comer. De esta manera, él mismo empieza a regular su tiempo de comida y ayuno.

Lo ideal es que entre los ocho y diez meses, el pequeño haga tres alimentos al día, sin embargo es conveniente saber que después de cumplidos los dos años, el crecimiento ya no es tan acelerado, por lo tanto el niño come menos y gana menos peso. Este fenómeno es completamente normal y no hay ningún motivo de preocupación, por esta razón es muy importante no obligarlos a comer cuando no tienen hambre, debemos respetarlos y procurar no ofrecerles comidas o bebidas distractoras del apetito como refrescos, frituras o golosinas.

Como le había comentado, cuando nuestros hijos son muy delgados o no parecen aumentar de peso como suponemos que deben hacerlo, es común correr a la farmacia en busca de algún producto que les funcione como complementos vitamínicos. Es por ello que en el mercado existen una gran variedad de suplementos alimenticios, en forma de pastillas, leche, jarabes o chocolate en polvo. Estos artículos son muy socorridos por las madres deseosas de complementar y hacer más ?nutritivas? las comidas de sus hijos, bueno si bien no son malos productos, no siempre llegan a ser necesarios cuando el niño tiene una dieta adecuada, ?un pequeño, por muy delgado que sea, que lleva una alimentación balanceada y está sano, no necesita de ningún suplemento alimenticio.

Se debe tener especial cuidado con este tipo de productos pues contienen muchas calorías y proteínas; es decir, cuando las mamás los dan a sus pequeños sanos, sin consultar antes con el médico, están poniendo a trabajar de más el metabolismo de los niños. Lo primordial es vigilar que su alimentación sea sana y contenga nutrientes que necesita para crecer en forma saludable. Que no falten; desde luego la leche, las frutas y verduras, muy bien lavadas y desinfectadas, cereales, jugos naturales, pan, huevito y carne, de preferencia sin grasa y evitar la de puerco, así como alimentos condimentados, muy procesados o enlatados. Procurar que los alimentos sean naturales y frescos y ofrecer sólo la cantidad que el pequeño tolere, recuerde que es un niño y no un adulto chiquito, pues he visto cómo muchas madres se aferran a que sus niños coman la misma cantidad de alimento que un adulto. Esto además de que le puede ocasionar un trauma al niño, el tener que comer más de lo que apetece, le puede también favorecer el que sea obeso más tarde. Es una edad clave, en la que usted puede ayudar muchísimo a que su chiquito aprenda a comer de todo un poco, a sus horas y sólo lo que necesita. Tenga mucho cuidado con la alimentación chatarra y otros alimentos que le puedan perjudicar y crear malos hábitos en cuanto a cantidad, calidad y horarios, sobre todo fuera de sus comidas normales.

En el próximo artículo veremos si es o no necesario prescribir una dieta a un niño gordito. ¡Hasta pronto!

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