MOSAICO.
Como nunca antes, el futbol mexicano tendrá equipos representativos en tantas plazas tocando prácticamente los cuatro puntos cardinales.
Esto viene a refrescar el ambiente que hasta hace pocos años dominaban los equipos de la capital, Guadalajara y Monterrey.
El extraordinario ascenso de Dorados de Sinaloa permite tener futbol de gala en esa hermosa región, que se ha vuelto importante semillero de futbolistas.
Al otro lado del mapa, en el sureste mexicano, Jaguares intentará repetir la hazaña del torneo pasado, donde, diseñado para salvarse, logró el superliderato, dotando, además, de identidad propia a todo el estado de Chiapas.
Los tradicionales representantes del occidente buscarán integrar plantillas competitivas, sobre todo Guadalajara, a quien el subcampeonato le supo a poco.
Atlas debe seguir en su línea de jugar bonito, pero bueno sería que ya le diera un gusto a su fiel afición, y Tecos seguirá en la grisura en que lleva sumido años.
El Golfo de México aporta a uno de los equipos que más gastó y mejor se reforzó; Veracruz puede tener un torneo histórico siempre y cuando las tentaciones propias del puerto no hagan sucumbir a sus estrellas. Sabemos de la capacidad que algunos de ellos tienen para la fiesta.
En la Ciudad de México la novedad es que Atlante regresa al Estadio Azteca, donde, pese a que su dueño lo desmantela cada año, buscará agradar a su escasísima afición.
América es una incógnita, pues habrá que ver de qué calidad son los refuerzos y estar al pendiente si no resultan un petardo.
Pumas defenderá a muerte su título, buscando ser el primer bicampeón en los torneos cortos, y La Máquina celeste tratará de dejar la mediocridad y estar a la altura de esa brillante institución.
En el norte, Tigres y Monterrey tendrán por fuerza que ser considerados a la hora de las apuestas y Santos verá qué tanto dependía de Jared Borgetti.
En Aguascalientes veremos si Raúl Arias no se acaba con su feo jugar a esa noble afición.
Morelia debe revivir sus días de gloria y los circunvecinos al Distrito Federal, como Toluca, rehacer al equipo que mejor maneja su esquema.
Pachuca es un joven conjunto con muchos logros y será interesante ver si Romano gana algo y la franja poblana, que compró de dulce, chile y ajonjolí, puede eludir el fantasma del descenso.
Hermoso mosaico parece el futbol mexicano; ojalá todos los involucrados lo mantengan así todo el torneo.