ORGULLO.
En tiempos de turbulencia, cuando nuestro país, política y deportivamente, se debate entre el caos y la estupidez, resulta gratificante recibir la noticia de que un atleta mexicano vestirá la franela de mayor tradición en las grandes ligas.
Mientras que en el futbol cada año se habla del supuesto interés de equipos extranjeros por figuras nacionales que jamás emigran, los peloteros aztecas triunfan y en serio en el mejor beisbol del planeta.
Esteban Loaiza ha sido intempestivamente cambiado de los Medias Blancas de Chicago a los Yanquis de Nueva York, lo que deberá ser un paso importante en la carrera del lanzador tijuanense.
No ha sido fácil para Loaiza abrirse paso en la gran carpa, pero a sus innegables facultades ha sabido añadirle la perseverancia en el trabajo diario, tan necesaria para alcanzar el éxito.
En 1995 llegó a las mayores tirando para Piratas de Pittsburgh y en tres temporadas no alcanzó a mostrar todo su potencial, logrando en su mejor año un discreto récord de 11-11 en ganados y perdidos. Posteriormente cambiaría la franela de los filibusteros por la de los Rangers de Texas, donde mejoró ostensiblemente dejando su marca empatada, sólo que ahora con 17 victorias.
En el año 2000 llega a Toronto y su labor vuelve a ser discreta; incluso se llegó a pensar que el tremendo potencial del mexicano ha llegado a su límite; sin embargo, la porfía de su carácter y, por qué no, la suerte, le hacen firmar el año pasado con Medias Blancas.
Con los patipálidos vive un año de ensueño, logrando pasar la difícil aduana de las 20 victorias, empatando el récord de Fernando "Toro" Valenzuela, quedando cerca del trofeo Cy Young y abriendo el Juego de Estrellas.
Precisamente es en el Juego de Estrellas, pero de este año, cuando Loaiza intuye que existe interés de los bombarderos del Bronx en hacerse de sus servicios. Llega a cambio por el abridor José Contreras, y el manager Joe Torre confía en su experiencia y consistente pitcheo para volverse pieza fundamental en el rol de abridores de los millonarios.
La primera orden que recibió Esteban al reportar con los neoyorquinos fue afeitarse la barba, que llevaba con él un buen número de años. Así, con aspecto juvenil, este hombre de 32 años buscará seguir haciendo historia en el llamado Rey de los Deportes.
Qué bueno que en México no todo es futbol, guerra de declaraciones entre técnicos, una selección olímpica sin partidos y un deporte en general que suele dejar más dudas que certezas.
Gracias Esteban Loaiza por demostrar que no somos menos que nadie y que se puede triunfar en el más alto nivel de la excelencia.
En otro orden de ideas, está a punto la delegación mexicana para los Juegos Olímpicos de Atenas. No existe un parámetro real de cuántas medallas se obtendrán, aunque todo mundo dé por hecho una: la de Ana Gabriela Guevara en los 400 metros planos.
La revista Sports Illustrated, en sus vaticinios, otorga a México seis medallas, entre ellas por supuesto la presea dorada de Ana.
Según la publicación, otros atletas que obtendrán metal serán Iridia Salazar, Belem Guerrero y los clavados sincronizados con plata y Rommel Pacheco en clavados y Juan de Dios Navarro en boxeo con bronce.
Ojalá se equivoque el semanario y Víctor Estrada, Fernando Platas y los deportes de conjunto empezando por el futbol, nos den satisfacciones.
