RENOVACIÓN Y REGRESO.
Para el próximo torneo de Primera División tendremos, entre otras novedades, una renovación que se puso en duda y un regreso por aclamación: Hugo Sánchez seguirá en el timón del bicampeón Pumas de la Universidad y Cuauhtémoc Blanco volverá, por segunda ocasión, al club que lo vio nacer.
Siendo dos figuras emblemáticas de nuestro balompié, ambas situaciones presentan, no obstante, diferentes lecturas.
Hugo ha hecho con Pumas mucho más que ganar todo lo que se le puso enfrente este año: devolvió la mística a un cuadro que desde siempre sabe que su único y real valor es la lucha a muerte; regresó al público a las tribunas del estadio de Ciudad Universitaria y ha convertido al club del Pedregal en una moda a nivel nacional.
Por todo ello, se antojaba obligatorio que la directiva universitaria hiciera hasta lo imposible por retener al pentapichichi, hoy en funciones de entrenador.
Afortunadamente hubo conciliación entre los intereses deportivos y económicos y ambas partes se pusieron de acuerdo para que el timonel azul y oro no se aparte de su lugar. Enhorabuena.
Ahora Hugo tendrá la dura misión de continuar una inercia ganadora que hoy se le aplaude pero que mañana se le exigirá; ojalá pueda seguir sacando provecho de todos y cada uno de sus jugadores.
En lo personal creo que Hugo Sánchez debería modificar algunas actitudes que manchan lo grande que ha sido; en mi opinión, Hugo no requiere de maromas ridículas ni berrinches infantiles para llamar la atención. En suma, deberá ser un señor con toda la barba.
A los profesionales triunfadores como él los recuerda la Historia... a los hombres gallardos y de principios los consigna la Leyenda.
De Cuauhtémoc Blanco pueden decirse muchas cosas pero casi es unánime que es considerado el mejor jugador de México. Su salida del nido de Coapa pareció más bien un castigo por sus actitudes irresponsables que el reconocimiento de que su ciclo había llegado al final.
Ahora haciendo caso al clamor popular, es reintegrado al equipo buscando tenga una temporada tan buena como la habida con Veracruz.
El problema de Blanco no radica en lo futbolístico pues a su enorme capacidad une un enorme gusto por jugar, es decir, disfruta como pocos la práctica del balompié y eso lo convierte en un caso atípico en un mundo donde los intereses económicos vuelven esclavo al jugador.
La bronca es que el América espera demasiado de Cuauhtémoc y aún siendo muy bueno, no puede solo con el compromiso de un club que siendo grande, parece hacer las cosas para empequeñecer.
¡Qué tiempos aquellos de las grandes contrataciones de extranjeros y mexicanos!; ¡qué lejanas las épocas de fuerzas básicas fuertes y pujantes! Algo en el engranaje se rompió y no han encontrado el modo de reparar el defecto.
Cuauhtémoc vuelve al nido, así como regresó luego de estar con Necaxa y lo hace con la esperanza de lograr el campeonato.
Lo debe ayudar su calidad y ese estado de excepción que le guardan los árbitros, pero requerirá de la ayuda de todo el equipo. Por mientras, bienvenido.
