NOCHE MÁGICA
Dentro de la doble jornada programada para esta semana en el futbol mexicano destacaba sin duda el partido entre Tigres, subcampeón y las Chivas Rayadas del Guadalajara.
El equipo norteño, con sólo siete puntos en su haber, parecía estar pagando la factura de llegar hasta la gran final del torneo anterior y su funcionamiento era, en ocasiones, patético, influido también por las ausencias.
Guadalajara, en cambio, se metía al ?Volcán? como líder compartido con Jaguares, una defensiva ?sólida? que sólo había recibido un par de goles y la posibilidad de alargar la racha sin derrota.
La realidad ha sido otra. Un Tigres ofensivo, variado al atacar y versátil al defender, práctico y contundente, desnudó las carencias defensivas de los rojiblancos y los hizo parecer párvulos que corrían todos donde estaba la pelota.
El hecho de que Chivas no recibiera gol en tantos partidos, se debió por supuesto al contar con el mejor guardameta del futbol mexicano como es Oswaldo Sánchez, pero también a errores de los rivales y del árbitro, como cuando en Morelia se dejó de sancionar un penal y la consecuente expulsión muy temprano en el partido.
Por supuesto que en la goleada recibida la noche del miércoles no se puede culpar solamente a los defensores tapatíos sino a un hombre que brilló como un sol: Walter Gaitán.
Fue, ni más ni menos, la noche del jugador argentino, pues condujo las acciones, marcó el ritmo, la pausa, puso balones para gol y no contento con ello selló el marcador con una soberbia anotación. Contra una actuación de ese tamaño, poco puede hacer el rival.
Guadalajara nunca dejó de luchar y de correr, lo cual denota profesionalismo y vergüenza, contribuyendo con ello a hacer sumamente agradable el encuentro, disputado en todo momento pese al desequilibrio en el marcador, con buen ritmo y un tiempo efectivo de juego mayor al normal en nuestra liga.
Tigres por su parte, debe disfrutar esta exhibición brillante, pero también hacerse una pregunta: ¿Es bueno depender tanto de un solo jugador? Porque Gaitán es un verdadero crack, pero si desaparece, como lo hizo en la Liguilla, los felinos pierden la mitad de su funcionalidad y eso, por supuesto que es grave.
El encuentro se redondeó con un marco maravilloso, como suele ser el estadio de Tigres lleno hasta el tope, un clima sensacional y un muy buen arbitraje del jarocho Manuel Glower. Excelente bocado futbolístico.
La otra cara de la moneda la presenta la ex Máquina celeste de Cruz Azul.
El equipo cementero presenta una problemática que rebasa, en mi opinión, el ámbito futbolístico y llega al burdo esquema de querer, a toda costa, echar al técnico.
Esta situación no debería sorprender, pues es el pan de cada día que cuando la cosa no funciona, el primero en salir por la puerta de atrás es el entrenador, sólo que en el caso de Cruz Azul el problema es recurrente.
Nadie duda de la bonhomía y decencia de Enrique Meza. Lo que me permito cuestionar es su capacidad de liderazgo en un grupo y procedo a explicarme.
Nunca un técnico fue tan aclamado para dirigir la Selección Nacional como Enrique y fracasó; al Atlas lo desmembró y quitó identidad y con la Máquina, vivió la crisis del año pasado que terminó con la rescisión del contrato de todo el plantel.
Ahora, no sabe qué hacer y la directiva tendrá que tomar decisiones drásticas.
Enrique el hombre, Meza el técnico, ?El Ojitos? el líder. Esa combinación hace tiempo que dejó de funcionar.