CONTRASTE
No cabe duda que México es un país de contrastes. En él podemos caber todos, haciendo la salvedad con el famoso ?juntos pero no revueltos? y hacer que suceda hasta lo normal.
Podemos ir de la riqueza insultante de unos pocos a la miseria y marginación de millones de compatriotas que se debaten en la miseria extrema; Del progreso tecnológico de punta al atraso cavernícola; De la intervención quirúrgica increíble a la muerte por enfermedades de pobres como la disentería y la tifoidea; De la brillantez académica a la naquería valentona de seudoestudiantes; De la honestidad transparente de algunos a la ratería inmunda de la mayoría; De la risa al llanto; De la vida a la muerte; De la rabia al amor.
Así somos pero me niego a pensar que ni modo. Algo tenemos que hacer para que no sea necesariamente extremoso el comportamiento que asumimos y, respetando nuestra identidad, sustituir el borrascoso contraste por la tersa coherencia.
Esta reflexión me parece que viene al caso por todo lo que está sucediendo en la vida pública de México y el deporte, como manifestación de la vida diaria no puede quedar ajeno a esta problemática.
Por ejemplo: El hecho de que el empresario Carlos Ahumada otorgue dádivas coloreadas con el gris lápiz del cochupo y la transa a funcionarios del Gobierno del Distrito Federal no puede tomarse sólo como una bronca política.
Resulta que este personaje es además propietario de dos importantes clubes dentro del futbol mexicano: León, de Primera A y Santos de la Comarca Lagunera, participante en Primera División y hoy contendiendo por la Copa Libertadores de América.
En cualquier país civilizado esta sería una bomba pero no aquí, donde simplemente se juega a que no pase nada.
No estoy condenando de antemano a Ahumada pero sí señalo enfáticamente que un individuo que se presta a actos como los que están sucediendo y se ventilan a la luz pública, contaminan el futbol y resta credibilidad al deporte en general.
Otro contraste increíble: La selección femenil de futbol consiguió en forma dramática la calificación a los Juegos Olímpicos de Atenas. Superando obstáculos deportivos, administrativos, económicos e incluso la discriminación en la propia Federación Mexicana de Futbol, donde fueron consideradas por un inepto y misógino dirigente de antaño ?la última prioridad?, las pupilas de Leonardo de Cuéllar pusieron alma, vida y corazón para derrotar a la Historia y meterse a la justa veraniega.
Del otro lado, un grupo de vaquetones y vaquetonas, para emplear el lenguaje foxista, disfrazados de diputados, así con minúscula y que integran la Comisión de Juventud y Deporte en la Cámara Baja, organizaron un Foro sobre la materia en Puerto Vallarta.
Trabajaron duro y tupido; de nueve a tres y extenuados, se dedicaron a pasear, comer y beber hasta gastarse $52,590.00, sin incluir pasajes de avión y paseos, con cargo a los impuestos que usted y yo pagamos. Varios periódicos dieron puntual reseña de los ?trabajos?, mostrando el envidiable físico de dos legisladoras de nombre Jazmín Zepeda y Rosalina Mazari, pasadas de tamales y en plan de franco relajo.
Sí, se trata de la misma pandilla de ineptos que increparon en una reunión a Nelson Vargas, titular de Conade y exhibieron toda su ignorancia y estupidez en sus infantiles cuestionamientos.
Y esos son nuestros representantes en el Congreso.
