AZUL Y ORO
Cuando la descomposición social alcanza niveles alarmantes que van desde los videoescándalos hasta los presuntos autoatentados, resulta refrescante, gratificante y agradecible que el futbol sea, por un fin de semana, un islote intocado donde poder reposar.
Toda la semana se habló, no es para menos, de asuntos que nada o poco tienen que ver con lo que sucede en el terreno de juego y es en ese pantanoso terreno donde se mueve el público, la prensa, la Femexfut y hoy, organizaciones deportivas y la autoridad encargada de las investigaciones al más alto nivel.
El tratamiento otorgado por las jerarquías deportivas y jurídicas al caso Ahumada ha sido pronto, ágil y fundamentado; así como en otras ocasiones se ha señalado negligencia o pachorra en las decisiones a tomar por los federativos, ahora se aplaude que no esperan al niño ahogado para tapar el pozo. Asimismo, la Procuraduría General de la República instrumentó un interesante esquema de interventoría para evitar dejar al garete a los integrantes de Santos y León en su administración, adquiridos con dinero de dudosa procedencia.
Habrá que estar atentos al desenlace de esta novela, pero es un hecho que los alcances de las decisiones deportivo-legales se han ponderado inteligentemente.
Afortunadamente la jornada futbolera dio un respiro al atribulado corazón de los aficionados con encuentros vistosos, emocionantes y con goles de excelente manufactura.
En un duelo de poder a poder, se enfrentaron dos cuadros enrachados: Jaguares y América.
El juego lo pudo ganar cualquiera e incluso el empate no lucirá in- justo pues los dos equipos se brindaron generosamente en pos de la victoria. El superlíder hizo valer su condición de local, mejor manejo del ritmo y una presión al marcar que terminó ahogando a un rival muy trajinado. Un polémico gol de Lucio Filomeno sentenció la derrota de las Águilas.
Atlas vino al Azteca sin más equipaje que su alegría para jugar y le zumbó al Atlante metiéndole sólo cuatro rejones. El equipo del Piojo tiene más agujeros que un queso gruyere en el cuadro bajo.
Pero sin duda el mejor platillo lo ofrecieron Toluca y Universidad.
Juego abierto, ritmo endemoniado, pique personal, búsqueda del arco rival constante, condición física perfecta, golazos y arbitraje deficiente se unieron para fabricar el mejor partido en lo que va del año.
Mención aparte merece la casta puma. Es un equipo con garra, sangre, mística y personalidad. Puede no ser el mejor plantel de Liga pero sí el que más cara vende la derrota.
Impresionante actitud de los jugadores, excelente trabajo de Ariel González en lo físico, adaptación sin precedentes del argentino Bruno Marioni y Hugo Sánchez demostrando que hace ya mucho es un Director Técnico con toda la barba.
Así como en los toros se habla de acero y seda, el futbol se tiñe de azul y oro.
Es un hecho que el trabajo de Gilberto Alcalá no estuvo a la altura del partido.
Primero, perdonó un claro penal a los toluqueños cometido sobre Marioni; luego, le tembló la mano para expulsar al ariete argentino por un artero codazo a Paulo da Silva y acabó obsequiándole un penal a los universitarios en un clavado de Aílton.
Sin embargo, el partido fue tan espectacular, que el trabajo del hombre de negro pasa a segundo término.
Finalmente, un abrazo solidario para Jorge Eduardo Gasso, quien recibió la cobarde agresión de unos pelafustanes disfrazados de taxistas. ¡Ánimo!.
