El primer gallo ya cantó. Aunque era evidente su intención de participar en la contienda interna del PRI por la candidatura a Gobernador, nunca había dado una muestra tan clara de querer suceder en el trono a Enrique Martínez.
Por curioso que parezca, el mismo Humberto Moreira que recomendaba a sus adversarios respetar los tiempos establecidos por la Ley electoral, fue el que encabezó una reunión con los engranes de su maquinaria política.
Con más de 30 minutos de retraso, el Alcalde de Saltillo llegó el sábado pasado al salón El Gran Chaparral para reunirse con 50 coordinadores de campaña, ante los cuales presumió el primerísimo lugar que ocupa en las encuestas. ?Es difícil que Raúl Sifuentes suba cuatro veces (en las preferencias)?. ?Chuy María (Ramón) es el que más se acerca?.
Este acto deja al descubierto que el principal interés de Humberto Moreira está en 2005. Convertirse en el sucesor de Enrique Martínez es por ahora su máxima ilusión. Si el bienestar de los saltillenses siempre estuvo en un segundo o tercer lugar dentro de las prioridades del Alcalde sarapero, ahora seguramente ocupa los últimos lugares de la lista.
Tener a un gobernante-candidato es muy perjudicial para una comunidad, pues el esfuerzo de todo un equipo está encaminado a conseguir las metas políticas de su jefe, dejando a un lado el cumplimiento de las promesas de campaña.
No cabe duda que el período de Humberto Moreira como gobernante ha sido el más breve de los últimos años. Todavía no era Presidente Municipal, y ya se hablaba que podía ser uno de los posibles candidatos del PRI para contender por la silla de Enrique Martínez. El sueño de seguir los pasos de su ídolo político seguramente lo mareó a tal grado que desde hace mucho dejó de ser el Alcalde de Saltillo, para convertirse en uno de los gallos más fuertes de su partido.
Lo triste del asunto es que Moreira logró ocupar el primer lugar en preferencias electorales ayudado por los millones de pesos que han gastado los saltillenses en su publicidad, pues toda la promoción personal y de su administración se ha hecho con los recursos del erario público. Más que llegar a la posición actual por sus méritos como gobernante, el Alcalde de Saltillo es un fuerte aspirante por su carácter populista y por su trato servil al Gobernador del Estado. Ni en los salmos religiosos se pronuncian tantas alabanzas como en los discursos de Moreira. Esto lo ha convertido en un posible sucesor que sabrá gobernar apegado siempre a los designios de Enrique Martínez.
Como es lógico, los demás precandidatos del PRI y el PAN deben estar haciendo lo mismo que Moreira, es decir, organizando a sus tropas para futuras batallas. Sin embargo, a diferencia de otros personajes, Moreira es Alcalde, y la preocupación de agrupar a su equipo de campaña inevitablemente lo hace olvidar sus obligaciones como gobernante.
Moreira tiene el legítimo derecho de buscar nuevas posiciones políticas, pero como dice la sabiduría popular, no se puede mamar y dar topes. Por esta razón, debe pedir licencia de su cargo, y así tener todo el tiempo para atender su candidatura.
Humberto Moreira ha sido un gobernante deshonesto. Aunque durante su administración se han utilizado bienes de Saltillo para regalarlos a municipios como Parras y Francisco I. Madero, su deshonestidad no consiste en esas misteriosas donaciones, sino más bien al recibir un sueldo por un cargo que no ejerce de tiempo completo.
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