Cinco minutos
¿Qué tal, amigos.. ? En alguna ocasión dijimos que el éxito de un entrenador radica en tener contentos a los jugadores que no actúan regularmente, es decir a los suplentes, quienes deben saber que el entrenador es justo con todos y busca el bienestar del equipo sin favoritismo, así cuando les toca actuar tratan de aprovechar las oportunidades.
Hoy vamos a hablar de otra característica que debe tener un buen entrenador y es su trabajo en el descanso del medio tiempo, son minutos preciosos que le pueden cambiar la cara a un equipo, ó llevarlo al fracaso.
El entrenador solamente dispone de aproximadamente CINCO minutos para dar las indicaciones precisas a fin de mejorar lo que están haciendo los jugadores en la cancha, independientemente de si están ganando o perdiendo, él debe observar atentamente los errores y tratar de corregirlos.
Al terminar el primer tiempo (Van corriendo los minutos) el entrenador se dirige a los vestidores, no debe hablar con ningún jugador en ese momento porque está con el cuerpo y la mente caliente, tiene que tomarse su tiempo para PENSAR en lo que va a decir y CÓMO lo va a hacer, así debe relajarse, tomar agua o algún refresco, dirigirse a un lugar apartado de los jugadores y poner sus ideas en claro.
Debe dejar que los jugadores exterioricen sus emociones, que comenten entre ellos las incidencias del partido y hasta que discutan por tal o cual jugada, que tomen hidratantes y asimismo que se relajen, aún cuando en algunos casos la situación se pone un poco tensa porque algunos piensan que se les echa la culpa de alguna jugada o un gol.
Permitir también que los jugadores sean atendidos por las asistencias, ya sea de golpes o problemas con la vestimenta, zapatos, uniforme etc.
Cuando el vestidor se encuentra más relajado, debe iniciar su ACTUACIÓN, (Le quedan siete u ocho minutos) ?Ahora Si muchachos, pongan atención? y empezar lo más trascendente de su trabajo, no solamente debe hacerles conocer los errores cometidos y la forma de mejorar en e segundo tiempo, sino que debe tener la suficiente CREDIBILIDAD, para que todos le entiendan y salgan a comerse al rival. Tiene que ser elocuente y hasta teatral.
Nada de ?hay que echarle ganas?
Su plática puede ser paternal o emocional para ir viendo los errores pero emotiva, debe ser in crescendo, cuando habla de las correcciones subir el tono de voz para convencer a los jugadores que si ellos se deciden son INVENCIBLES y que por muy difícil que esté la situación, van a salir adelante. Y por último cerrar la charla con una referencia a ellos mismos ?por orgullo?, a la esposa y los hijos que están viendo el partido y sufriendo con ellos que siempre produce buenos resultados.
Quedan todavía dos minutos y ahora si los jugadores saltan a la cancha con la fuerza mental que les contagia su entrenador para vencer a cualquier rival.
¿Habrá sucedido algo parecido en el vestidor de Pumas cuando al finalizar el medio tiempo del partido de ida perdían 0-1 con el Monterrey y terminaron ganando 2-1?
¡Hasta pronto!