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Columna/ Moreira y El Peje

Javier Fuentes de la Peña

Mentira. Las comparaciones no siempre son malas. Aunque en ocasiones he sufrido por las comparaciones a las que me he visto sometido, sobre todo cuando mi esposa colocó mi retrato junto al de Brad Pitt, es bueno fijar la atención en dos o más objetos o personas para descubrir sus semejanzas y diferencias, y así conocerlos mejor.

No sé si sea un defecto, pero soy muy dado a las comparaciones. A los diputados locales, por ejemplo, los comparo con el refrigerador de mi casa, el cual debería funcionar perfectamente, pero a pesar de ser nuevo congela todos los alimentos. Así son nuestros legisladores, relativamente nuevos en su función y con una notable habilidad para congelar todos los proyectos de ley.

Al gobernador Enrique Martínez lo he comparado con un pulpo, pues con sus múltiples tentáculos busca tener el control de todo: de sus propios colaboradores, de los calefactos, de los diputados y de los partidos opositores. Lo he comparado también con una nube, pues su sueño de convertirse en Presidente de la República lo ha hecho despegar los pies de la tierra, sin embargo, está hecho de puro vapor y poca materia posee como para alcanzar dicho cargo.

Una de las personas que más están sujetas a comparaciones en estos momentos es Humberto Moreira, para muchos el aspirante más fuerte del PRI a la gubernatura. Unos, por ejemplo, lo comparan con una olla exprés, pues puede explotar por calentar tanto sus aspiraciones. Yo prefiero compararlo con Andrés Manuel López Obrador, pues entre ambos encuentro mayores semejanzas.

¿En qué se parecen López Obrador y Humberto Moreira? Además de que ambos tienen pelo, dos ojos, dos orejas, una nariz y una boca bastante suelta, se asemejan en su estilo político.

Ambos personajes muy aficionados son a las prácticas populistas. López Obrador, por ejemplo, implementó un programa de becas para los viejitos del Distrito Federal. Esta acción es muy loable, pero tiene un mero trasfondo populista, pues aunque les da unos cuantos pesos a las personas de la tercera edad, en realidad no se preocupa por elevar su calidad de vida con obras tendientes a este propósito.

Moreira es también un político apegado al populismo. Cualquier ocasión es oportuna para demostrar sus dotes como bailarín, pues sabe que esto puede ayudarlo a lograr la aceptación de la gente.

Otra semejanza entre López Obrador y Moreira, es que ambos ignoran la ley a la hora de tomar decisiones. El Gobernador del Distrito Federal actualmente enfrenta la posibilidad de ser desaforado por el caso de El Encino. El Alcalde de Saltillo también ha demostrado su poca idea de lo que significa legalidad, pues se adelantó a los tiempos de campaña violando así la ley electoral del estado.

Moreira y El Peje son grandes despilfarradores de nuestros recursos. Basta ver un rato la televisión para conocer los avances en infraestructura en el Distrito Federal. Lo mismo sucede con el Alcalde sarapero, al grado que el Congreso estatal cuestionó sus gastos publicitarios por lo elevados que eran. Al igual que Pedro Infante, nuestros personajes han repetido en distintas ocasiones: ?Yo te lo juro que yo no fui?. En el caso de López Obrador, él jura que no sabía nada de los dólares recibidos por Bejarano, ni de las cuantiosas apuestas en Las Vegas del hombre encargado de los dineros en su administración. Moreira es tan inocente como el político tabasqueño, pues extrañamente él desconocía que los regidores lo habían hecho acreedor a un millonario bono.

Además, ambos políticos se creen víctimas de macabros complots. El Peje tiene la teoría de que el Gobierno Federal, así como Salinas y el Gobierno de Estados Unidos, hacen hasta lo imposible por evitar que llegue a Los Pinos. Moreira se cree perseguido por Raúl Sifuentes, y le atribuye ataques tendientes a debilitarlo.

Podríamos nombrar mil parecidos más, por ejemplo el escaso conocimiento de la honestidad en la gente que los rodea. Sin embargo, la semejanza que más nos debe preocupar es su intención de aspirar a cargos públicos de gran importancia: el primero a la Presidencia de México y el segundo a la gubernatura del Estado. Ni México ni Coahuila merecen gobernantes populistas que gasten la mitad de su tiempo en hacer promesas y la otra mitad en justificar por qué no nos han podido cumplir. Nosotros necesitamos servidores públicos que brillen por sus proyectos, y no por el falso recurso de la publicidad y de las obras de relumbrón. ???????????????????- javier_fuentes@hotmail.com

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