El reloj marcaba las 20:30 horas, era la noche del miércoles 17 de noviembre del presente año. Las instalaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad Juárez del Estado de Durango registraban un intenso movimiento. Un buen número de maestros y alumnos estaban concentrados cerca del auditorio de la institución.
Los presentes esperaban los resultados de la contienda electoral efectuada durante todo el día. La puerta del auditorio permanecía cerrada, adentro se realizaba el conteo de votos.
Resguardando la entrada estaban tres jóvenes sentados en sus butacas. La prensa se acercó y fueron tajantes: no se permitiría el acceso a los medios de comunicación. Se les cuestionó la razón y sin titubear dijeron que así lo habían determinado los contendientes.
El aire helado, el humo del cigarro, la desesperación de las personas y los minutos pasaban. Para que nadie se diera cuenta de lo que transcurría al interior del aula donde estaban concentradas las planillas y la Comisión Electoral, cubrieron las ventanas con papel.
Así que varias personas optaron por sentarse y con el oído bien pegado al vidrio escuchaban los nombres que recibían un sufragio y llevaban su propio conteo para tener una idea de las tendencias, ya que se guardaba total hermetismo.
Nadie quería decir nada. Gente entraba y salía del auditorio, pero la prensa no podía ni siquiera asomarse. Casi una hora de espera y, una vez más, se intentó conseguir un dato que sirviera como referencia para las tendencias de las votaciones.
Los ?guardias? de la puerta ya habían cambiado, eran mucho más accesibles y permitieron que se tocara a la puerta para pedir informes de lo sucedido en el conteo. Cuando apenas abrían un hombre grito: ?no les abran, son de la prensa? y, acto seguido, la nariz de quien apenas saludaba a la persona que estaba dentro corrió el peligro de sufrir una herida.
Se les pidió respeto a la labor informativa, pero el varón que no se identificó soltó una sonrisa burlona y así continuó el misterio. Posteriormente, ingresó una dama al auditorio. Para tener una imagen ilustrativa del acto, un fotógrafo trató de captar el momento, pero el mismo hombre se interpuso para obstaculizar su trabajo. La gente salió cuando ya se tenía un veredicto. Enrique García era el ganador.
Ayer se entrevistó al todavía director del plantel, Roberto Aguirre Návar, acerca de la actitud tomada por las personas responsables de la ?seguridad?.
?Hubo un acuerdo de Comisión Electoral para que únicamente estuvieran representantes de candidatos, así como los candidatos durante la votación pues para darle más tranquilidad y efectividad al proceso?, explicó como la razón de mantener las puertas cerradas.
Sin embargo, esa situación no se registra ni siquiera en las elecciones a nivel estatal, se rebatió, y sin mayores excusas pronunció: ?quizás fue un error de la Comisión Electoral de la cual formo parte, y esa Comisión pide una disculpa porque ése fue un acuerdo, sin ocultar absolutamente nada?, finalizó.
FESTEJO
Gozan de privilegios
Alumnos de la Facultad de Derecho de la generación 2000-2004 celebraron la culminación de sus estudios en la vía pública. Tal como se acostumbra, acompañados por una banda de música, se dieron cita en la Plaza de Armas.
Las 11:00 horas y los jóvenes ya portaban sus cervezas en la mano o bien, otros más discretos, los grandes vasos de unicel. Así convirtieron el sitio de recreación en una pista de baile. Luego emprendieron su camino por la calle 5 de Febrero y a su retiro, los botes de las cebadas quedaron tiradas para que los niños jugaran con ellos.
Algunos carros detrás del contingente a ?vuelta de rueda?. Los muchachos ingiriendo sus bebidas embriagantes pasaron enfrente de unos policías municipales, quienes no se inmutaron ante el cuadro. Sólo los vieron irse.
Posteriormente, entraron al Palacio de Gobierno y también bailaron en el patio del inmueble. Hicieron lo mismo en el edificio del Tribunal Superior de Justicia y, sin que nadie se los impidiera, continuaron su andar acompañados por una ?chela? bien fría.