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MONTERREY, NL.- Miguel Nazar Haro, ex titular de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), compareció ayer ante el Juzgado Cuarto de Distrito en Materia de Procesos Penales del estado, para rendir su declaración preparatoria por el delito de privación ilegal de la libertad en agravio de Jesús Piedra Ibarra, presunto activista de la Liga Comunista 23 de Septiembre, desaparecido durante la década de los 70.
En medio de un fuerte operativo de seguridad, el ex comandante fue trasladado del penal Topochico, al que ingresó la madrugada de ayer, hacia las instalaciones de los juzgados federales donde estaba programada la diligencia a partir de las 16:00 horas local.
En la audiencia, el juez Guillermo Vázquez Martínez le informó sobre las acusaciones que pesan en su contra que derivaron en una orden de aprehensión librada el diez de diciembre, y que fue cumplimentada el miércoles en el Distrito Federal.
No obstante que las audiencias son públicas por Ley, en este caso el titular del juzgado ordenó que no se permitiera el acceso a las instalaciones a los medios de comunicación.
El secretario de Acuerdos, Zenaido Orozco Contreras, argumentó primero que por razones de seguridad y espacio no habría acceso a la diligencia.
Después señaló que debido a que en el expediente se involucra a personas distintas a Nazar Haro se tomó la decisión de realizar la diligencia a puerta cerrada.
Se prevé que durante el desarrollo de la audiencia de la declaración preparatoria Nazar Haro se reserve su derecho a declarar y se apegue al artículo 20 constitucional, hasta en tanto su defensa -que encabeza su hijo José Luis Nazar Draw- conozca las actuaciones del Ministerio Público de la Federación para preparar sus alegatos.
En caso de que el ex comandante rinda testimonio, éste quizá no podría ser distinto a la declaración por escrito que entregó el 20 de marzo de 2003 ante la Fiscalía de Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, en el que alegó que todas sus actuaciones al frente de la DFS, de 1972 a 1978, se concretaron en la investigación de movimientos considerados como subversivos en la época y que nunca incurrió en delitos como tortura ni desapariciones forzadas, delitos de los que se le acusa públicamente desde hace tres décadas.
