Solicitará el MP el arraigo de los sujetos que presenciaron el asesinato de Jesús José Luévanos.
EL SIGLO DE TORREÓN
GÓMEZ PALACIO, DGO.- El caso está por cerrarse. Las autoridades de la Subprocuraduría de Justicia ubicaron e hicieron comparecer a los dos testigos del brutal asesinato de Jesús José Luévanos Valdez. Los jóvenes aportaron elementos valiosos para esclarecer el crimen cometido en Valle del Nazas el pasado 28 de junio. El Ministerio Público solicitará el arraigo de los involucrados.
Jesús Antonio Luna Vázquez de 20 años, con domicilio en la colonia El Amigo y Marco Antonio Rodríguez González de 21 años, vecino de la colonia 21 de Marzo, son los dos sujetos que presenciaron la paliza que sufrió Jesús José y terminó en su muerte.
Los dos implicados pueden enfrentar responsabilidad por encubrimiento y aseguran que el día de los hechos acompañaban casualmente a José Medrano Rendón alias “El Cactus” y José Antero Montes Pámanes alias “El Anter”, ambos de 19 años, autores materiales del asesinato.
En su declaración, Jesús y Marco dijeron que se enteraron de la muerte de Luévanos Valdez, hasta que vieron los periódicos el martes 29 de julio. El primero de los involucrados asegura que durante la agresión contra el hoy finado, se encerró en un baño, mientras que Marco sacó a los niños de Hilda Roció Medrano de la casa ubicada en la calle Luis J. Garza 283.
Óscar Menchaca Lara, agente del Ministerio Público, suspendió su semana de vacaciones para regresar a la Subprocuraduría de Justicia y desahogar las diligencias correspondientes, que permitirán la ampliación de la averiguación previa y tener mayor sustento en la prueba indiciaria contra los responsables del crimen.
Con la información proporcionada por Luna Vázquez y Rodríguez González, la Policía Ministerial inició una serie de movilizaciones con el fin de ubicar a “El Cactus” y “El Anter”, así como a Hilda Rocío, quien figura como autora intelectual del homicidio.
Siguen el rastro
El tiempo transcurría y el crimen de Jesús José Luévanos se iba enfriando. El factor sorpresa fue aprovechado por las autoridades de la Subprocuraduría de Justicia de la Comarca Lagunera que no dejaron de seguir el rastro de los elementos relacionados con el brutal crimen.
Fue así como el pasado fin de semana, a través del teléfono celular que pertenecía a “El Anter”, los agentes de la Policía Ministerial pudieron ubicar la joven Adriana Aguilar Padilla de 22 años, empleada de una maquiladora, con domicilio en la colonia Cinco de Mayo.
La joven tenía en su poder el teléfono y al ser localizada por las autoridades, dijo que se lo había comprado hace unos días a su amigo Jesús Antonio Luna Vázquez, ignorando su procedencia. Con el dato, se procedió a ubicar al vendedor.
En su comparecencia, Jesús Antonio dijo que “El Anter” le dio el teléfono un día después del crimen y acabó por proporcionar toda la información que involucraba a Marco Antonio, ya que ambos eran empleados de un bar ubicado en la avenida Aldama y la calle De la Llave, en el centro de Gómez Palacio.
Con la declaración de Marco Antonio, se logró establecer que era el propietario de un auto Mazda tipo sedán, modelo 86, color blanco, que fue visto por vecinos de Valle del Nazas el día del crimen, indicando que el conductor tenía a dos niños que estuvieron llorando entre la 1:00 y 2:00 horas, cuando ocurrió el homicidio.
Confirman responsabilidad
Con la presentación de los dos testigos del asesinato, se logra establecer la responsabilidad de José Medrano Rendón alias “El Cactus” y José Antero Montes Pámanes alias “El Anter”, el primero de ellos es hermano de Hilda Rocío Medrano Rendón de 24 años, posible autora intelectual, quien sigue prófuga de la justicia.
Como se dio a conocer en su oportunidad, los dos homicidas se conocieron durante su estancia en el Centro de Readaptación Social (Cereso) durante casi tres años. “El Anter” dejó la prisión el 21 de mayo del presente, mientras que “El Cactus” acababa de salir libre el 27 de mayo de 2004, un mes antes de ultimar a Jesús José.
Robo y lesiones, son los delitos por los que fue sentenciado José Medrano, mientras que José Antero Montes purgó condena por cinco robos y asociación delictuosa. Los dos ingresaron al penal a los 16 años de edad.
Con la solicitud de arraigo de los encubridores del crimen, se espera obtener los elementos que permitan obtener en la brevedad, la orden de aprehensión contra los dos homicidas y la autora intelectual del crimen que está por resolverse.
Jesús y Marco creían que no iban a ser descubiertos, estaban tranquilos porque no participaron en el crimen y reconocen que el miedo y el evadir “broncas”, los orilló a ignorar la muerte de Jesús José Luévanos Valdez. Ya fueron presentados al Ministerio Público y serán arraigados por encubrir el homicidio.
Abordados en el área de detenidos de la Policía Ministerial, Jesús Antonio Luna Vázquez de 20 años y Marco Antonio Rodríguez González de 21 años, narraron los hechos. Jesús llevaba la batuta y Marco sólo asentaba con la cabeza los hechos.
“Nosotros no sabíamos nada, ellos (“El Anter” y El Cactus”) tenían todo planeado, sacaron un gas lacrimógeno y lo rociaron en la casa, yo me fui al baño y Marco sacó a los niños. Después empezaron a golpearlo con un bat y darle puñaladas”, dice Jesús Antonio.
En la Subprocuraduría de Justicia determinaron que el joven tenía 18 puñaladas en el cuerpo y cuatro heridas profundas en la cabeza provocadas con un bat de metal. La víctima tenía las manos atadas con un cable telefónico.
Sobre los motivos aparentes, Jesús dice que “El Cactus” estaba molesto porque su “cuñado” le daba malos tratos a Hilda Rocío y ya no le daba dinero, con el fin de terminar la relación, Además Jesús José se molestó porque en la casa de Valle del Nazas estaban viendo los dos ex convictos.
Marco y Jesús conocían a “El Anter” porque al salir de prisión, no tenía ni para comer, y asistía a la cantina que atendían los dos jóvenes y le daban algo de botana. El día del homicidio, Jesús no quería cerveza porque tomó medicamento, los anfitriones insistieron y accedió.
Después de la paliza (porque no sabían que había muerto) todos los ocupantes de la casa caminaron al bulevar González de la Vega, donde estaba el auto Mazda que traía Marco Antonio; subieron al vehículo y por instrucciones de los agresores, se fueron a la “San Cocho”.
Ahí descendieron Hilda Rocío y sus dos hijos. Marcos y Jesús ya estaban disgustados por la situación. “El Cactus” y “El Anter” les pidieron que los llevaran de vuelta a la casa, pero el dueño del auto se negó.
Fue hasta el miércoles 30 de julio, cuando los dos amigos se enteraron que apareció la camioneta Dodge Ram doble cabina, color gris, modelo 2003, placas FN 94444, con factura a nombre de Almacenaje Clase Mundial, que tenía Jesús José y se dieron cuenta que los ejecutores estaban haciendo “puras tarugadas” que permitían su fácil ubicación, motivo por el cual optaron por mantenerse completamente al margen de los hechos.