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MÉXICO, DF.- La Arquidiócesis de México calificó a los medios de comunicación de “intolerantes” y de haber intentado “linchar y ridiculizar” a la jerarquía católica al hacerla pasar como “ignorante y enemiga de las mujeres y sus derechos”, por su postura contra la llamada “píldora del día siguiente”.
Sin embargo, advirtió la Arquidiócesis a través de su publicación semanal “Desde la Fe”, “la Iglesia no ha callado ni callará. Seguirá anunciando con firmeza el Evangelio de la vida; las críticas no la acobardan, ni los insultos y descalificaciones la menguan. Al contrario, la alientan a permanecer fiel a su Señor que -no debemos olvidar- es un Señor crucificado”.
Ayer el cardenal Norberto Rivera Carrera evitó dar declaraciones a la prensa sobre esta controversia, y también quedó pendiente su respuesta sobre el supuesto comentario que le hiciera la primera dama del país, Marta Sahagún de Fox, en el sentido de estar interesada en competir por la Presidencia de la República.
El sacerdote Hugo Valdemar Romero, director de Comunicación Social de la Arquidiócesis, explicó que el cardenal no hablaría más del tema, para darle “un poquito de descanso; pero no, no está molesto, está de muy buen humor. Hoy se disculpa y la próxima semana, como siempre... Pero ahí está la publicación de la Arquidiócesis. Que Dios los bendiga”, respondió sonriente a los reporteros.
Con una portada en la que se destaca la fotografía de un delincuente apuntando hacia el frente con su arma, y en su mano izquierda sosteniendo paquetes, aparentemente de droga, la Arquidiócesis de México también respondió a las críticas suscitadas desde el domingo pasado, cuando el cardenal Norberto Rivera reconoció que los narcotraficantes, aun cuando también atentan contra la vida de otros seres humanos, no son merecedores de la excomunión, tal y como se ha advertido en el caso de las mujeres que tomen la “píldora del día después”.
“La Iglesia no tiene la tarea de castigar todos y cada uno de los delitos que se cometen en una sociedad; eso es parte de la autoridad civil, para eso ha sido constituida. Si la autoridad eclesiástica se pusiera a sancionar como lo hace la autoridad civil, se estaría metiendo en una competencia que no es la suya”, argumentó el sacerdote Alberto Pacheco, vicario judicial de la Arquidiócesis de México.
“...Es cada obispo, en su diócesis, el que tiene la potestad legislativa y quien puede imponer, mediante leyes o decretos, penas canónicas a quienes cometan determinados delitos: por ejemplo, el secuestro o el tráfico de drogas, que son actividades profundamente inmorales y perversas. Si el obispo del lugar considera conveniente ayudar a las autoridades civiles mediante penas canónicas en su diócesis, puede hacerlo; pero depende de la prudencia de Gobierno de cada obispo”, afirmó el vicario judicial.
Aclaró a su vez que “la Iglesia no es, en modo alguno, tolerante con los narcotraficantes, ni los exonera. Desde el punto de vista moral, el narcotraficante, conscientemente está en pecado gravísimo porque trafica con drogas que atentan contra la vida; pero una es la parte moral y otra es la parte jurídica”.
“Asimismo -agregó- es necesario aclarar que un individuo que está en pecado mortal porque ha traficado con drogas o ha robado, no necesariamente está excomulgado; sin embargo, no debe acercarse a la comunión si antes no se ha arrepentido y confesado su pecado”.
