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México, DF.- La “Santa Muerte”, imagen que es venerada por asesinos, narcotraficantes y otros delincuentes, no tiene nada que ver con la Iglesia católica y, en cambio, sugiere un escenario nuevo alejado de lo cómico en torno de la muerte en México.
El director de la Pastoral de la Cultura de la Árquidiócesis de México, Mario Angel Flores Ramos, consideró que en el marco de dicho escenario, debajo de la actitud hospitalaria y aparentemente sumisa del mexicano se oculta ahora un bárbaro.
“No es lo mismo morir en santidad a venerar un esqueleto que incluso se ha convertido en punto de referencia de narcotraficantes, asesinos, tratantes de blancas, etcétera”, dijo a su vez el sacristán mayor de la Catedral Metropolitana, José de Jesús Aguilar Valdés.
Indicó que en la tradición católica Cristo venció a la muerte y, en ese sentido, la veneración a la “Santa Muerte” va en contra de lo que las Sagradas Escrituras establecen, está totalmente prohibida por la Iglesia, y quien la practica peca de idolatría.
Esa idolatría, señaló, se debe a un invento de personas que quieren aprovechar la ignorancia de otras para comercializar la imagen de un esqueleto que no tiene ningún poder especial.
Ante ello, en entrevista, sugirió a quienes acostumbran venerar a la “Santa Muerte” llevar esa imagen a la Catedral Metropolitana y colocarla a los pies del Altar del Perdón, donde está el Cristo del Veneno, como muestra de arrepentimiento.
Por su parte, Flores Ramos mencionó que la veneración a la “Santa Muerte” -expresión seudorreligiosa que rivaliza con la portación del escapulario de la Virgen del Carmen- ha salido de las cárceles transformada en un culto formal, con adeptos y amuletos.
El culto a esa imagen (un esqueleto arropado al estilo de una virgen pero también con una guadaña siempre amenazante) representa un terreno peligroso. La muerte no es en sí misma nadie, es un hecho, pero comienza a ser identificada con realidades: “La señora”, “La virgen”, “La niña”, “La protectora”.
Para enfrentar ese problema, agregó, es necesario llevar al terreno racional los motivos de las creencias. La muerte no es nadie, es sólo un hecho y “es absurdo no detenernos a pensar en ello”.
Flores Ramos añadió que Cristo invita a vivir asumiendo las tareas de cada día. La muerte, nada santa, sólo podrá ser erradicada con el compromiso de la vida para el bien de los más necesitados, subrayó.
