Mancuernas para sus ejercicios
Puede hacerlas sin gastar nada si usa uno de los envases ya vacíos de plásticos en que vienen algunos líquidos, como detergentes, blanqueador, etc. Busque de preferencia aquéllos que tengan la forma de un ?8?, como el que aparece en la ilustración y cuya capacidad sea de unos 615 gramos. Vierta en ellos arena y agua hasta obtener el peso con que quiere trabajar. Apriete bien la tapa y comience sus ejercicios.
¿Acampando?
Si necesita fuego y sopla un viento fuerte, haga una trinchera pequeña de unos 15 centímetros de profundidad (30 de ancho y alrededor de 60 de longitud). Forme en ella su fogata e instale encima la parrilla cuando vaya a cocinar. Quedará perfectamente protegida del viento.
Más protección para los niños
Si hace mucho frío o está lloviendo y los niños insisten en salir a jugar al patio o al jardín, para que sus manos no se hielen, busque unos calcetines viejos, agujerados en la parte del frente o hágales un agujero usted misma para que metan en él su dedo pulgar. Luego vea que se pongan sobre ellos sus guantes. Tanto las manos como las muñecas y buena parte del brazo se les conservarán más calientes mientras juegan.
Tablas de cocina
Si sus tablas de amasar o de picar se le resbalan del sitio en donde las coloca para trabajar, póngales copas de succión por debajo (las encontrará en ferreterías). Sin embargo, a falta de ellas, póngales debajo un paño grueso y húmedo.
Frotadores de fibra de vidrio
No los tire después de haberlos usado sólo una vez, tan sólo porque los ve oxidados al cabo de pocas horas. Es un desperdicio lamentable, sobre todo porque este problema se remedia fácilmente. Después de usar el cojincillo, ya sea simple o con jabón, póngalo en un tarro pequeño con tapa apretada y cúbralo con agua caliente. Tape muy bien el envase y deje allí el frotador hasta que necesite usarlo otra vez. Jamás se oxidará y le durará hasta que el uso natural termine con él.