Recientemente, poco antes de la Semana Santa, un empresario lagunero que, se parte el alma y le apuesta a México todos los días desde hace muchos años para sacar adelante a su pequeña empresa, envió una carta a la Secretaría de Economía en la que crítica, opina y propone soluciones para que las pymes (pequeñas y medianas empresas), las cuales son más del 90% del total de las empresas mexicanas, sobrevivan, se fortalezcan y tengan éxito bajo el esquema de la globalización y la libre y feroz competencia.
Las opiniones vertidas por el empresario lagunero seguramente representan las opiniones de todos los empresarios pequeños y medianos de nuestro país. En la carta, analiza la situación actual en la que tratan de sobrevivir las pymes, enfatiza el hecho real del cierre de muchas de ellas y su temor por la desaparición paulatina de las mismas. Cita en su carta el dato estadístico que manejan los medios de información en el sentido de que solo uno de cada cinco créditos otorgados a las pymes cumplen con su función, mencionando además, sus propias experiencias vividas (sufridas, es la palabra que él usa) como empresario y se refiere también a los apoyos de capacitación que ofrece el gobierno.
El empresario en mención, comenta que el personal de su empresa ya recibió capacitación subsidiada por el gobierno y también un crédito que fue caro, aunque la razón de su desaprovechamiento no fue esa sino el entorno, el cual asfixia, según él , todos los esfuerzos de los pequeños empresarios. Reconoce que la globalización aunque ofrece muchas oportunidades, también representa altos riesgos y retos para poder enfrentarla y aprovecharla. Reconoce que la competitividad es la principal arma para participar en una economía globalizada pero dice que simultáneamente a la impartición de cursos a los dueños y a los empleados de las pequeñas empresas, se deben resolver factores del entorno de suma importancia:
Corrupción e ineficiencia. El pequeño empresario se enfrenta cotidianamente y muchas veces solo, a la corrupción e ineficiencia de las entidades gubernamentales. Menciona que algunos abogados o pseudoabogados , aprovechando las bondades y el paternalismo de la Ley Federal del Trabajo, manipulan al trabajador y lo lanzan sin compasión en contra de la ya muy vapuleada micro y pequeña empresa. Pregunta el empresario ¿Es este el ambiente en donde se debe desenvolver la calidad total en el ámbito de la competitividad? ¿Se puede convencer al trabajador para que haga equipo con la empresa cuando otras personas les inculcan que los están explotando?
Terrorismo e incongruencias del IMSS. Menciona que el IMSS está muy lejos de tratar a los empresarios como clientes y se queja de que los empresarios solo reciben presiones y pésima atención además de que para calcular las cuotas, en el caso de obras foráneas, se consideran los viáticos y los gastos de traslado de los trabajadores como si fuera sueldo.
Trámites complicados y burocráticos. Los pequeños empresarios no cuentan con personal administrativo que los ayude efectuar trámites ante las dependencias de gobierno como lo hacen las grandes empresas y por ello, tienen que descuidar sus ocupaciones para tratar personalmente estos asuntos, de nuevo pregunta ¿Quién puede ser competitivo en este entorno aún con apoyo financiero y de capacitación? ¿Podemos, unidos hacer que el gobierno actúe para acelerar las reformas necesarias? ¿Tenemos que esperar a que nuestros diputados populistas de verdad se pongan a trabajar acelerando las reformas?
El apoyo de las Cámaras y la Secretaría de Economía. Comenta que la Cámara a la que pertenece le ha apoyado y orientado en muchos problemas pero indica que se requiere un mayor apoyo de organismos gubernamentales que estén conscientes de la grave situación por la que atraviesan las pymes. Opina que se deben organizar encuentros con las distintas dependencias para coordinar esfuerzos en la solución de todos los problemas con objetivos concretos y calendarizados.
Informalidad y “changarrización”. La principal causa de las actividades económicas informales lo es el hecho de que los pequeños empresarios están imposibilitados para cumplir cabalmente con las exigentes obligaciones fiscales y laborales y por ello, muchas veces no les queda otra opción que entrarle al juego de la informalidad. Bajo un marco que exige calidad total y competitividad, se debería facilitar a los empresarios el cumplimiento de las obligaciones fiscales y laborales para motivar que en lugar de cerrar, se creen más empresas pues, de lo contrario, el entorno actual mas el abatimiento del mercado interno, la competencia y la globalización solamente estarán orillando a los pequeños empresarios a cerrar sus empresas y regresar al changarro trabajando en la cochera o en el patio de la casa, trabajando para clientes que no requieran factura para así evadir el pago del IVA y de los impuestos correspondientes pues con ello, probablemente lograrían más utilidades aún vendiendo menos, sin la sombra de intimidación y terror de las entidades burocráticas.
Empresas certificadas. Respecto a las certificaciones tales como los ISO’s, el empresario menciona que en el caso de las microempresas, el porcentaje de certificación es menor al 3%, considerando a las microempresas como aquellas que tienen hasta quince trabajadores, pero habria que preguntar: ¿Están las microempresas en un entorno adecuado para aspirar a la certificación? ¿Hay algún país libre y democrático que haya logrado la competitividad sin cambiar su entorno?
El empresario propone reuniones de acercamiento con todas las instituciones involucradas en el desarrollo de las empresas en México para identificar prioridades y trabajar en forma conjunta definiendo las acciones de corto mediano y largo plazo que nos coloquen en el verdadero camino de la competitividad…… el tiempo se nos acaba.
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