EL SIGLO DE TORREÓN
Con relación al tema de la semana pasada en este espacio, sobre el desarrollo económico de China, una amable lectora nos dice lo siguiente: “Definitivamente el país está pasando por una situación muy difícil y esta situación la venimos arrastrando por más de 70 años, por más que el Gobierno actual haga lo posible y lo imposible para salir de esta situación, mientras le sigan poniendo trabas los demás partidos políticos y trabajen para beneficios personales y no por mejorar la calidad de vida del país entero, seguiremos en la misma situación por mucho tiempo más”. Continúa diciendo: “Realmente tenemos áreas de oportunidad y recursos materiales maravillosos para que nuestro país sea de primer nivel, no hemos tenido la necesidad de renacer entre las cenizas como otros países que ahora son potencia mundial después de sufrir guerras o tal vez eso es lo que nos hace falta, pasar por algo verdaderamente catastrófico para reaccionar y ser visionarios sobre el manejo y desarrollo de nuestro México. Estoy segura que debemos trabajar arduamente y no dejarle todo a papá Gobierno y lo que es peor culparlo a el de todas nuestras desgracias, es trabajo de todos, debemos exigir buenas reformas y trabajar en ellas, pienso que seria bueno que varias instituciones gubernamentales se privaticen para que se logre un beneficio a nivel nacional y no a nivel partidista y para unos cuantos, los ciudadanos debemos tener actitud positiva y trabajar duro y el gobierno hacer las reformas necesarias, tener honestidad y también buena actitud y realmente ponerse a trabajar por México”. Con toda seguridad, estos mismos pensamientos de esta lectora pasan por la mente de muchísimos mexicanos.
China es un país que su sola mención causa estragos, admiración, temor, desolación y hasta envidia; lo dijo Napoleón hace muchos años: “Cuando China despierte, el mundo temblará”. Realmente debería ser tema de profundo estudio para encontrar que se hizo, por qué y cómo, para que ese país sea lo que hoy es. Sin embargo, las claves de todo parecen ser comunes en varios países además de China, pues India, Taiwán, Singapur, Tailandia, Vietnam, Malasia, Guatemala, Panamá y Pakistán, también han hecho lo mismo: abolir el romanticismo por la burocracia y favorecer las condiciones necesarias para hacer negocios, más allá de cualquier ideología política, cumpliendo la misión de proveer al país la riqueza colectiva por medio de la fuerza laboral y un gobierno realmente facilitador.
Independientemente de que nos pongamos todos de acuerdo en un plan de desarrollo para nuestro país, que aproveche las experiencias de otros países, China, mientras tanto, es un mercado altamente potencial para México en las siguientes áreas: carne de res y de cerdo, frutas y legumbres, café envasado, aceites vegetales, alimentos procesados, dulces y confitería, vinos de mesa, cerveza, farmacéuticos genéricos, fertilizantes, pigmentos y tinturas, químicos orgánicos, materias plásticas, pieles y cueros, algodón, filamentos y fibras artificiales, alfombras de fibras sintéticas, laminados de acero planos y no planos, alambre y barras de cobre, partes automotrices, materiales para acabados de construcción, muebles y accesorios para baño, pintura y tubería.
Existen varios aspectos de nuestra economía que son muy semejantes y compatibles a los de China. En la práctica ambos países cuentan con un sistema de economía mixta, existen empresas que pertenecen al Estado y empresas que pertenecen a particulares. Además, otro factor muy importante, común para los dos países son las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes), las cuales contribuyen a la creación de empleos, a la activación y reactivación de la economía, a la innovación y al progreso de la ciencia y la tecnología.
México también ha hecho cambios similares a los que ha hecho China desde hace varios años. En este año, México presenta una mayor apertura de los mercados y se inicia un proceso de desregulación y liberación de los mismos, principalmente en el sector de las Pymes y el Gobierno ha ido terminando poco a poco con el proteccionismo el cual ha sido el origen de serias fallas en el aparato productivo causando además el aislamiento de la competencia externa igual que como ocurrió con China en la época de Mao.
México ha adoptado el modelo de economía de mercado y con él, se esperaban muchos beneficios que colocarían a México con ventajas en la competencia mundial pero a diferencia de China, muchas empresas mexicanas no se han renovado para competir a nivel internacional y para superar los atrasos tecnológicos y organizacionales para producir y comercializar sus productos bajo estándares y precios de clase mundial.
Probablemente los mexicanos, al contrario de los chinos, no hemos sido fieles a un proyecto de desarrollo y por ello, no hemos sido capaces de encontrar la catapulta adecuada hacia el desarrollo pleno porque no hemos adoptado un modelo a personal, institucional, atemporal y que continúe a través del tiempo por sus ideas y no por las personas que en un inicio lo encabecen. Nos estamos haciendo la vida imposible viendo pasar el tiempo y permitiendo que la mayoría de los políticos se dediquen a jugar su juego personal por el poder mientras nuestro país pierde el juego internacional de la competitividad. Los objetivos y las expectativas de un verdadero plan de desarrollo se deben de conseguir independientemente de quienes sean las personas que lo promuevan, y una frase de Deng Xiao Ping es muy ilustrativa al respecto: “Que más da que el gato sea blanco o negro, con tal de que cace ratones”.
Comarca Lagunera. Octubre, 2004.
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