Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Contraluz / Anatomías

Dra. María del Carmen Maqueo Garza

Gústenos o no, la televisión se ha convertido en parte de la familia. Salvo casos excepcionales de ermitaños o grandes pensadores más allá del bien y del mal, los medios electrónicos van con nosotros, desde el celular seudo-microscópico en sus dimensiones, pero con alcances inimaginables, hasta los grandes telescopios que nos permiten hablarnos de tú con las súper-novas, y traspasar la barrera del tiempo. Es en este contexto que la televisión con todos sus contenidos se ha convertido en parte sustancial del pensamiento del mundo.

Muy en particular me llaman la atención aquellos programas televisivos que retan la imaginación, o desafían el conocimiento. En fechas recientes el Canal del Politécnico ha introducido uno interesante, basado en noticias de actualidad, en el cual tres contendientes van acumulando puntos, hasta un máximo de cinco mil pesos, que son otorgados en efectivo al ganador de ese programa. Me gusta por tres razones: La primera es que reta a los participantes en cuanto a conocimientos de actualidad; la segunda es que estimula la lectura, tanto de los que participan en el estudio como de quienes lo seguimos a distancia, y tercera, que lo modesto del premio con respecto a los de otros programas, refuerza la idea de que el fin último es el conocimiento.

Sólo hay un detallito que no me queda claro: He tenido oportunidad de ver tal vez cinco o seis programas, y los tres participantes de cada emisión han sido del sexo masculino, con excepción de un programa en donde participaron una dama y dos caballeros. Para mi acendrado feminismo, de primera instancia, pareciera una elección machista ¿En un canal televisivo que ha demostrado ser plural y equitativo? ¿Cuándo prácticamente la mitad de la población estudiantil y de la fuerza laboral del país la integramos mujeres?...

En fin, salvando este detalle que confío se corrija en futuras emisiones, me parece un muy buen programa para activar las sinapsis neuronales, divirtiéndose un rato mientras se aprende algo nuevo. En algún otro canal se tiene el del rival, que para mi gusto tiene un nivel básico en sus preguntas, pero de alguna manera también busca mantener la anatomía del público ocupada de los hombros para arriba.

En cambio tenemos un conjunto de programas que francamente no logro entender: Aquello de que un grupo de mujeres jóvenes se pongan a bailar semidesnudas sobre una mesa, contoneándose en torno al tubo, para llevarse no sé qué premios en efectivo, promociones y sucedáneos? La simple visión de los comerciales que anuncian el programa resultan peyorativos para el género femenino. Hablan de la mujer-objeto, tanto en materia sexual, como en cuestión de entretenimiento. Encuentro deleznable el uso que los productores hacen de la figura femenina, y una estupidez de las mujeres con una anatomía digna de lucirse, prestarse a actuar como ficheras, cuando podrían ganarse la posición de reinas.

A través de comerciales, promociones, programas, películas y video musicales, queda claro que la porción anatómica que se busca estimular en el televidente está bastante alejada de la cabeza. Es una porción cuyo propósito es la perpetuación de la especie, pero en ratos parece que el ser humano, con el cúmulo de conocimientos, percepciones y expectativas, actúa de manera más refleja que cualquiera de los animales de la selva. Si observamos el comportamiento de los grupos de animales durante la época de apareamiento, hay un liderazgo, y una serie de estrategias de los contendientes para vencer al líder. Todo ello como parte de un sistema mediante el cual se asegure que las nuevas generaciones resulten biológicamente mejores que las actuales. Probablemente el líder mantenga su dominio durante varias temporadas, y un buen día sea derrotado por los nuevos machos dominantes. En todo ello hay lucha, fuerza, poder, y pudiéramos decir que se da el honor entre rivales, entre ganador y perdedor.

Sin embargo en este asunto del bombardeo a las anatomías pelvianas de la especie humana, las cosas distan mucho de derivar en una planeación estratégica para mejorar las futuras generaciones. Termina siendo un onanismo velado con urgencias que se resuelven de manera irreflexiva, y no siempre con los mejores resultados.

Inmersos en un mundo altamente mercantilizado, nos sentimos impotentes para modificar los contenidos de las programaciones. Sabemos de antemano que hay una infinidad de intereses detrás, y que el mercadeo crea necesidades entre el público televidente para mantener este tipo de programas al aire. Pero de lo que sí tenemos dominio, es del control televisivo, para decidir qué entra en casa y qué se queda fuera. Aquí sí somos dueños y señores.

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 113362

elsiglo.mx