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México, DF.- Un inesperado viaje en segundos a las paradisíacas playas de Tailandia, fue el acto con el que sorprendió el ilusionista estadounidense David Copperfield en su primera presentación en el Auditorio Nacional, después de tres años de ausencia.
Un ganso, un automóvil Ford Lincon, una Harley Davison y mucho sentido del humor, fueron las herramientas esenciales que el ilusionista utilizó para entretener al público por más de dos horas.
Bajo el nombre An Intimate Evening of Grand Illusion, el nuevo montaje del ilusionista que hizo desaparecer la estatua de la Libertad y que levitó sobre el Gran Cañón, incluye para esta ocasión magia grande y pequeña como el de ver y sorprenderse ante un niño en gestación que adivina las cartas del público y el nombre que llevará.
A pesar de que inició con retraso el espectáculo, el público se entregó por completo a Copperfield, quien con su singular modo de traducir su español, cautivó a los más de ocho mil asistentes al foro de Reforma.
La noche inició con un acto donde el mago invitó al público a soñar y pensar un lugar donde les gustaría viajar, por lo que de inmediato todos se pensaron en el mar y se proyectó una playa en las pantallas laterales del auditorio. ?Todos iremos allá... nos estarán esperando, pero será solamente una persona del público quien cumpla su sueño, eso será más tarde?, dijo Copperfield quien a la vez jugueteaba con un ganso sobre el escenario: ?¿No habla español?... ganso estúpido. Chiste!?, repetía constantemente.
La primera prueba fue traspasar una placa de acero de más de dos toneladas con su cuerpo. Ahí, el mago aseguró que para lograrlo se necesitaba ser tan delgado como Agustín Lara, de quien se dijo admirador.
Asimismo, mientras realizaba otro acto, aseguró que cantautores como Nelson Ned y Armando Manzanero habían seguido su consejo para hacerse chiquitos, al tiempo que la mirada del público no daba crédito a lo que observaba pues, efectivamente, el mago disminuyó por segundos su tamaño corporal, ante la mirada del publico quien no daba crédito a lo que percibía.
Su sentido del humor fue preponderante durante el espectáculo en el que electrizó por la veracidad en sus actos de ilusionismo, incluso se dio el lujo de cantar, afirmando que vocalmente es tan capaz de hacerlo como Julio Iglesias.
Una de las atracciones que más sorprendió a la audiencia fue Killer, un truco que Copperfield adquirió a un mago mexicano donde enfrenta en un juego a un escorpión negro africano, pero su destreza es superior al adivinar éste la carta previamente seleccionada por una dama.
El ilusionista, inspirado en el sueño de su abuelo en adquirir un Ford Lincon 1948 y haciendo uso de la inteligencia y destreza, predijo los números del juego de la lotería al que su abuelo jugó por varios años para obtener el auto.
El acto con el que Copperfield se ganó la admiración de su público fue cuando viajó de ida y vuelta a una playa de Tailandia acompañado de un joven que de niño tenía la ilusión de conocer aquel país y convivir con un ser querido. Para demostrar que fue cierto, roció al público un puñado de arena en un acto insólito, pues de repente se encontraba de pie y entre los asistentes.
