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Corbatas de Davos/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Es improcedente hablar de la reforma, sin hacer referencia a la forma”.

G.K. Chesterton

DAVOS, Suiza.- En un intento por recuperar el viejo espíritu de Davos —ese ambiente de informalidad que permitía la realización de conversaciones francas y libres en las primeras reuniones del Foro Económico Mundial-, los organizadores determinaron este año eliminar el uso de corbatas.

Colocaron para ello un aviso en los materiales previos que enviaron a los participantes indicando que el “código de vestir” había cambiado y que ahora se esperaba que los participantes usaran ropa casual sin corbata.

Como ese aviso previo no convenció a los participantes, a la entrada del Foro se han colocado anuncios que prohíben el uso de corbatas y señalan una multa de cinco francos suizos por corbata. El dinero que se reúna, se añade, se donará a la Unicef.

La prohibición no ha impedido que muchos de los participantes entren al Foro con corbata. Carlos Ghosn, presidente ejecutivo de Nissan y uno de los nuevos gurús empresariales internacionales tras su rescate de la empresa japonesa, me explicaba en la mañana del miércoles que él, como muchos otros en el Foro, tiene numerosas citas de negocios para las que debe usar corbata. Durante nuestra conversación, de hecho, Ghosn lucía una magnífica corbata roja de seda. Más tarde lo encontré en los pasillos, ataviado con el mismo traje de calle e impecable camisa de vestir con mancuernillas, pero con el cuello abierto.

Muchos en el Foro han tenido que adoptar este nuevo e incómodo uniforme. No están vestidos realmente de manera casual. Tienen trajes y camisas de vestir, pero se dejan el cuello abierto. En el bolsillo portan la corbata que se pondrán en el momento que sea necesario.

El intento de rescatar el espíritu de Davos ha sido constante desde los años ochenta, cuando el Foro adquirió dimensiones que ni siquiera el profesor Klaus Schwab, su fundador, imaginó cuando lo creó en 1971. Los organizadores quieren mantener la importancia del Foro, con la participación de grandes personajes de la vida económica, política y social, pero recuperando la informalidad de los primeros tiempos.

Ahora que, si hay que ser sinceros, mucha de esta informalidad se preserva en las cenas que se realizan en los distintos hoteles de Davos. Ahí participan los mismos políticos y empresarios de los debates del día pero en un ambiente más distendido. No deja de sorprender que en este Foro, presunto centro de las grandes conspiraciones del capitalismo mundial, las cenas que primero se agotan son las que ofrecen actos de magia o temas filosóficos y religiosos para discusión. Ayer por la noche, por ejemplo, se llevó a cabo una cena con el título de “Once Upon a Faith...” (“Érase una vez una fe...”) en la que se discutía la difusión de valores religiosos y éticos a través de las narraciones infantiles. Para el viernes en la noche se han agotado ya los lugares para la cena sobre “Libros que han formado nuestro pensamiento”, con la presencia de Samuel Huntington, autor de El choque de las civilizaciones y Hernando de Soto, de El otro sendero.

Durante el día, en los pasillos del Centro de Congresos de Davos se encuentra uno, como podría esperarse, con políticos y empresarios de todo el mundo. Pero también hay activistas sociales, como Peter Eigen de Transparencia Internacional y escritores como el estadounidense Paul Theroux y la sudafricana Nadie Gordimer, ganadora del Premio Nobel de Literatura.

Mientras escribo este artículo en una mesa vecina se sienta el embajador de Arabia Saudita en el Reino Unido, el príncipe Turki al-Faisal al-Saúd. Lo acompañan un obispo de la Iglesia Anglicana y otras personas. La conversación que mantienen trata sobre el papel de la mujer en Arabia Saudita. El príncipe al-Saúd, un erudito aristócrata, habla con elocuencia sobre el tema del Islam.

Más tarde me topo en los pasillos con Han Küng, el connotado teólogo suizo que actuó como perito para el Concilio Vaticano II en la década de 1960 pero que se ha distanciado de la Iglesia Católica por sus posiciones disidentes. Küng tiene 75 años y es actualmente presidente de la Fundación Ética Global. Nos saludamos y conversamos un momento. De pronto me fijo en su cuello. Orgulloso, porta una corbata. Quién habría dicho que este adorno del cuello sería en un momento símbolo de rebeldía.

China

Uno de los temas fundamentales del Foro Económico es China. ¿Por qué este país está creciendo al nueve por ciento al año y México sólo al uno por ciento? El tema surge una y otra vez en las mesas de discusión. Y las cosas no van a cambiar. Las estimaciones más conservadores consideran que China crecerá cuando menos al seis por ciento anual durante los próximos diez años.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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