PARÍS, FRANCIA.- Los argentinos Guillermo Coria y Juan Ignacio Chela lograron ayer la clasificación para octavos de final del torneo de tenis de Roland Garros y presentaron sus credenciales en la tierra batida de París.
Su adaptación a la cancha de arcilla y la solidez del juego que han mostrado en París les colocan como dos de los rivales a batir en los próximos días, por lo que sus nombres suenan cada vez más como favoritos.
La nómina de argentinos felices se completa con Paola Suárez, que venció a la ucraniana Tatiana Perebiynis (6-3, 6-3) y se clasificó para los octavos de final, con opciones de llegar más lejos, ya que su parte del cuadro ha quedado despejada de favoritas hasta los cuartos.
Suárez afrontará ahora a Jie Zheng, la primera china que se mete en octavos en un Grand Slam, una jugadora de 20 años que ocupa el puesto 58 del mundo, pero que está demostrando que su juego mejora y que ha dejado buenas sensaciones en París.
Coria se ha ganado por derecho propio un lugar en el Olimpo de los favoritos del Grand Slam de tierra batida, una superficie en la que ha logrado, con el de ayer, 20 partidos este año y donde sólo el suizo Roger Federer, número uno del mundo, le ha derrotado.
Apenas una hora y 43 minutos le duró a "El Mago" el croata Mario Ancic, que a sus 20 años quería convertirse en el primer tenista de su país en alcanzar los octavos de final en ocho años, pero que probó la medicina del argentino, pletórico de facultades.
Coria no está ganando los partidos, está destrozando a sus rivales, que no han sido capaces de arrancarle un solo set en tres partidos, en los que ni siquiera se ha visto empujado a disputar un juego de desempate.
Del encuentro de hoy, el jugador destacó la rapidez de la victoria, lo que le permite "guardar fuerzas para el futuro", que en su forma más inmediata se presenta en forma del francés Nicolás Escude, su rival en octavos, "un jugador peligroso, que tiene buenos golpes, saca bien, sube a la red y, además, tendrá al público a su favor".
El argentino está más hecho al juego sobre la arcilla y además, afronta el torneo pleno de confianza. "Todo me está saliendo mejor de lo que pensaba", afirmó sonriente Coria, que ha preparado minuciosamente el torneo, se ha trasladado con su familia a un apartamento cercano a Roland Garros y, de momento, nada perturba su cuidada preparación.
Para alcanzar las semifinales, su mejor actuación en París, Coria deberá superar al francés Escude y, en cuartos, al ganador del duelo hispano entre Tommy Robredo y Carlos Moyá, el único jugador que ha dejado una sensación de seguridad comparable a la del argentino. El duelo entre ambos es uno de los momentos más esperado en París.
Chela tiene un cuadro más sencillo y también mucha confianza, tras haber alcanzado los octavos de final, su mejor actuación en Roland Garros.
Lo hizo al derrotar al español Alex Corretja (6-4, 6-4, 4-6, 6-3), doble finalista en París y que había mostrado que su juego mejoraba desde que llegó a la capital francesa.
La mejora, que no fue suficiente como para deshacerse de Chela, vigesimosegundo cabeza de serie, sirvió para arrancarle el primer set del campeonato, aunque las sensaciones generales fueron buenas, en el segundo partido que disputaba contra un jugador español.
Ahora jugará frente al francés Olivier Mutis, una de las revelaciones del torneo, que pese a ser el 125 del mundo ha dejado fuera de juego al estadounidense Andy Roddick, segundo favorito, y al francés Fabrice Santoro, un jugador experimentado al que endosó una auténtica paliza (6-0, 6-2, 6-3).
La jornada fue mala para el chileno Nicolás Massú, undécimo favorito, pero que, víctima de una lesión en el hombro, se arrastró por el campo contra el español Tommy Robredo y en menos de dos horas cerró un simulacro de partido (6-2, 6-0, 6-2).
"Guga" desafía al número uno Federer
El brasileño Gustavo Kuerten confiará en la magia de París en su desafío al suizo Roger Federer, número uno del mundo, en el partido de tercera ronda que ambos jugarán hoy sobre el polvo rojo de Roland Garros.
"Guga" tendrá que vencer a los problemas de cadera que arrastra para poder derrotar al helvético, pletórico en los últimos meses y que exhibe con orgullo su condición de favorito en París, donde no ha cedido una sola manga.
Ambos se han enfrentado en dos ocasiones, con una victoria para el suizo en tierra batida en 2002, en Hamburgo, y otra para el brasileño en pista dura en Indian Wells al año siguiente.
El triple campeón de Roland Garros cuenta con su mejor adaptación a la arcilla y con su especial motivación en el Grand Slam de París como principales armas.
La lesión que arrastra en los últimos meses, de la que se ha tratado en Barcelona con un médico de la Federación española, no le ha impedido sumar este año un nuevo título a su palmarés, el de Costa do Sauipe a finales de febrero pasado, a lo que añade la final de Viña del Mar que perdió frente al chileno Fernando González.
El resto de sus actuaciones han sido modestas e irregulares, desde la eliminatoria en primera ronda en Indian Wells, Miami o Montecarlo, hasta los cuartos de final en Barcelona.
Pero Kuerten sabe que en París todo es diferente y confiesa que se motiva más cuando enfrente tiene uno de los favoritos. Si elimina a Federer los focos volverán a tornarse hacia el brasileño, querido como pocos en Francia desde que dibujó con su raqueta un corazón sobre la tierra batida de Roland Garros, como muestra de su amor al público de París.
Frente a él tendrá a un jugador que parece invencible, al ganador del Grand Slam de Australia y de otros tres títulos esta temporada, en Dubai, Indian Wells y Hamburgo, este último en tierra batida, una superficie para la que decían que no servía.
El triunfo en este último torneo, logrado hace apenas diez días, disipó las dudas sobre su rendimiento en arcilla, porque allí ganó a algunos de los designados especialistas en esa superficie y, sobre todo, porque venció en la final al mayor de ellos, el argentino Guillermo Coria.
Federer ha madurado y, desde que sabe lo que es ganar un Grand Slam (lleva dos en su palmarés, Australia en 2004 y Wimbledon en 2004) ha aprendido a controlar sus sentimientos.
En París, donde cayó en primera ronda en las dos últimas ediciones, nunca ha tenido buenas actuaciones y hasta este año no había ganado en la pista central de Roland Garros.
Ahora el público le asusta menos y los franceses ya han podido ver un poco de su tenis. Para él, ganar en París es un desafío, un reto que pasa por ganar a "Guga".