La creación de la Unión Nacional Integradora de Organizaciones Solidarias y Economía Social (Unimoss), bajo el padrinazgo de funcionarios del Gobierno Federal, revela una tendencia corporativa asociada al ejercicio del poder, increíble en estos tiempos y desde luego contraria a los principios del Partido Acción Nacional.
La asociación que dice contar con ciento veinte agrupaciones campesinas en la República Mexicana, nace bajo el mando de Javier López Macías, funcionario de la Secretaría de Economía de extracción panista, que deja la Dirección del Fondo Nacional de Apoyo para las Empresas Sociales (Fonaes), para hacerse cargo de Unimoss.
El evento sorprende porque el discurso inaugural, revela una nueva edición de los viejos esquemas priistas, que sometían a los diversos sectores sociales a los dictados del régimen bajo los signos de la planificación centralizada y los apoyos económicos con miras al control político.
López Macías ha marcado la tendencia cuando después de rendir protesta asegura: “El cambio lo va a hacer el Gobierno de arriba hacia abajo...”. Sus palabras están en abierta contradicción con los principios rectores del bien común asumidos por Acción Nacional, que a partir de la solidaridad y la subsidiariedad establecen una prelación (preferencia) de los intereses de la Sociedad sobre los del Estado.
Esta nueva edición del corporativismo oficial tiene como madrina a Josefina Vázquez Mota, secretaria de Desarrollo Social del Gobierno Federal, quien en su discurso de salutación al nuevo organismo hizo un llamado a los actores políticos del país para abandonar “los futurismos”, lo que dado el escenario en el que el llamamiento se produce y la índole corporativa del evento, mueve a interpelar: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Pronto veremos a Unimoss en franco apoyo a la Vázquez Mota o a cualquier otro acelerado aspirante a la Presidencia. Al tiempo.
El evento que se produce cuando aún permanecen los efectos del escándalo provocado por el inoportuno destape de Felipe Calderón, supone una nueva declaración de autonomía y una amenaza de estampida en el gabinete y por tanto, amerita otro regaño del Presidente por lo menos.
Ofende a la inteligencia que el nuevo organismo se presente ubicado en la línea ideológica o política de Acción Nacional, cuando es un vulgar refrito de la Confederación Nacional Campesina de inspiración priista. Durante décadas el régimen se negó a reconocer a los productores del campo su capacidad para organizarse por sí mismos y les impuso liderazgos de connotación oficial y burocrática. Ofende así mismo el riesgo de que semejante engendro, vaya a ser pagado con dineros del erario público.
El triunfo de Acción Nacional en las elecciones del año 2000, ofreció una lección de civismo de una Sociedad que impuso el rumbo al Estado, por lo que la tesis de “el cambio de arriba hacia abajo” es una bofetada que el pueblo mexicano no merece.
Los empeños corporativos de Javier López tienen antecedentes en la ciudad de Torreón. Como Director de Desarrollo Social del Municipio, afilió en su partido a todos los beneficiarios que pudo de los programas que tuvo a su cargo para combatir la pobreza. De ahí consiguió los votos que pese a su bajo perfil, en una elección interna lo postularon como candidato del PAN a la Presidencia Municipal, con pésimos resultados para la causa panista. ¿Se reproducirá la historia a escala nacional?
Hasta el protagonismo específico de López Macías en estas lides está fuera de lugar. Se trata de un personaje surgido de la clase media urbana, administrador de empresas de profesión y burócrata de carrera, ungido de pronto como líder campesino por obra y gracia de quién sabe qué ocurrencia. ¿Se disfrazará Javier con sombrero texano y bota vaquera como hacían sus antecesores priistas? Ojalá que no.