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MÉXICO, DF.- Se trata de dos historias paralelas. Mientras por un lado los fabricantes de computadoras presumen año con año el aumento de sus ventas y embarques, por el otro, la chatarra tecnológica se incrementa, y con ella, los riesgos ambientales, los costos de destrucción y desecho.
“Lo que está sucediendo en todos los países consumidores de computadoras es que la oferta está superando a la demanda. Hoy ya hay más PC viejas que nuevas, menos consumidores y mayor número de fabricantes que producen mucho más”, explica Keneth Youngh, investigador independiente especializado en chatarra electrónica y de cómputo.
Cada año hay menos usuarios nuevos (la mayor parte de las compras actuales de PC son renovaciones de equipo). ¿Adónde se van las computadoras que se tiran, las que ya no sirven y que pasaron de moda?
“No se trata de basura convencional. Hay que recordar que los componentes de una PC no son biodegradables ni reciclables y que las computadoras exigen ser renovadas cada tres años como mínimo”, explica Juliussen.
Agrega: “En casi todos los casos, la chatarra de estos productos sólo cambia de lugar: pasan de una casa u oficina a otra, y después a otra más, para después terminar en el abandono o desuso”.
El problema de la basura tecnológica (no sólo de PC, sino de todo el equipo de cómputo) no es un tema nuevo. Hace diez años que muchas organizaciones han intentado alarmar a la comunidad de Tecnologías de Información, al parecer con éxito mesurado.
Este año, algunos fabricantes de chips y componentes (entre los que destaca Intel) han iniciado investigaciones para crear productos ecológicos y reciclar de alguna forma los componentes actuales.
“Sin embrago, aún falta conciencia. La mayoría de los fabricantes creen resolver el problema haciendo donaciones a escuelas, organizaciones de asistencia pública y personas de bajos recursos. Lo cual sí es benéfico, pero sólo a corto plazo, pues lo único que se está haciendo es mover la basura de lugar”.
Juliussen indica que es EU el país que mayor basura tecnológica arroja, que para deshacerse del problema, ha optado por venderla a precio de remate a otras naciones.
