EL SIGLO DE TORREÓN
Lamenta representante de la comunidad de Allende la desaparición de los Comités de Seguridad.
TORREÓN, COAH.- La falta de vigilancia y la eliminación de los Comités de Seguridad en las comunidades rurales, ha traído como consecuencia la venta y consumo inmoderado de drogas entre los jóvenes.
Matilde Canela Hinojosa, representante del ejido Allende, señala que fue un error la eliminación de los Comités de Seguridad. “Nosotros ya no tenemos vigilancia, vienen de vez en cuando, afortunadamente el clandestinaje (de alcohol) ha ido disminuyendo”.
Sin embargo, dice, el consumo y venta de droga en el ejido va en aumento. Los jóvenes son los más afectados por esta problemática, pues es común verlos en las esquinas de las cuadras o en la plaza inhalando resistol o fumando mariguana.
“Desde que nos quitaron los Comités ya no podemos hacer nada, no hay quién los frene, tenemos clandestinaje, drogadicción, prostitución, todo tipo de problemas; con esos comités teníamos vigilancia constante, pero ya no”.
Tanto mujeres como hombres se drogan en la vía pública a cualquier hora del día sin importarles que sus padres los vean. “Tenemos semanas solicitando que arreglen las lámparas de la plaza porque siempre andan buscando lo oscurito pero no nos han hecho caso”.
Según Matilde Canela Hinojosa, las madres de familia se molestan cuando les aconsejan cuidar a sus hijos de las drogas, “no quieren hacer nada por ellos, por salvarlos ni por controlarlos, la mayoría trabaja y los dejan a la mano de Dios”.
A decir de la representante ejidal, la participación de los elementos de la Dirección de Seguridad Pública Municipal no es suficiente, pues es necesario que la Procuraduría General de la República intervenga.
“Ojalá y el Alcalde vuelva a formar los Comités de Seguridad, hay poca gente que quiere participar pero siempre hay alguien dispuesto ayudar”.
En el ejido Ana la situación es similar. Madres de familia que pidieron omitir sus nombres por temor a represalias, denunciaron que la adicción de los jóvenes es tan fuerte que han llegado al extremo de robar.
Las esquinas y la plaza del ejido Ana son los lugares donde los jóvenes adictos suelen reunirse durante horas. Además de dar mal ejemplo a los niños, no respetan a las señoras al contestarles con groserías si les llaman la atención.
“No respetan nada, donde quiera se drogan, ya hasta da miedo salir a la calle porque está muy grave este problema, tengo una hija de 16 años y no me gusta que salga sola, a mi hijo trato de aconsejarlo para que no caiga en las drogas”.
Y añade: “si les hablamos a las patrullas muchos padres de familia se enojan porque se quieren llevar a los muchachos detenidos, en lugar de aconsejarlos y ayudarlos, les permiten que sigan envenenándose”.
