Bagdad, (EFE).- Los iraquíes saben que la Luna se oculta porque la Tierra se interpone entre el Sol y su satélite, pero la tradición dice también que es porque Dios está enfadado y ahora creen que su irritación es contra las tropas de ocupación de Estados Unidos.
Muchos bagdadíes, al caer la noche, como muchos días, acudien a la mezquita para orar, sus ruegos, marcados por la ocultación de la Luna y por la ausencia de bombardeos, se han convertido en un hecho cotidiano con la caída del crepúsculo.
Los imanes desde los minaretes hicieron los tradicionales rezos que designan a Alá como el más grande, invitan a todos a reflexionar sobre el eclipse, al recordar versos del Corán y de la vida de su profeta, Mahoma.
Según la tradición musulmana, Mahoma perdió a su hijo un día de eclipse, por lo que interpretó que era un signo del enfado de Dios.
La falta de bombardeos durante la noche, llevó a muchos musulmanes a pensar que el enfado de Alá se debe en esta ocasión a la ocupación de Irak por Estados Unidos.
El cielo despejado de Bagdad permitió a todos sus habitantes ver con claridad como la Luna se ocultaba y volvía a salir.
"Dios esta enfadado y castigará a las fuerzas ocupantes", dijo Sobiha, hermana de este corresponsal, que vio el eclipse desde la terraza de su casa, en el piso tercero.
Su opinión era compartida por muchos bagdadíes que acudieron a las mezquitas, pues ese era el comentario extendido por la ciudad, no sólo por los musulmanes, sino también por cristianos que acudieron esta noche a la Iglesia.
La guerra en Irak comenzó en marzo del año pasado cuando el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dio la orden de invadir el país del golfo Pérsico, bajo el argumento de que el régimen de Sadam Husein poseía armas de destrucción masiva y de que libraría al pueblo de un tirano.
Un año más y un mes y medio más tarde, las armas de destrucción masiva no han aparecido y la guerra, que concluyó el 1 de mayo cuando Bush anunció a bordo de un portaaviones el final de las "principales operaciones", ha degenerado en una sangrienta ocupación.
Según las estimaciones de algunas organizaciones no gubernamentales, unos diez mil civiles iraquíes han muerto en la guerra, aunque la cifra no ha podido ser contrastada, ya que no están presentes y las fuerzas ocupantes no han dado un recuento de las víctimas.
En los últimos días también han surgido informaciones acerca de que soldados de las tropas estadounidenses y de las británicas han torturado a prisioneros de guerra.
